Durante su infancia, el director argentino Andy Muschietti era fanático de los cómics que publicaba la editorial mexicana Novaro. Cuando iba al jardín de infantes, incluso, se disfrazó de Flash, el superhéroe que viaja en el tiempo y por otras dimensiones. Muschietti recuerda que esas ediciones de los cómics “eran extrañas porque no seguían la cronología de los comics en Estados Unidos”. Pero los que le volaban la cabeza eran Batman y Superman. “Fue una devoción que creció cuando en 1978 salió la película de Richard Donner”, señala ahora con el paso del tiempo. Y su “primer Batman” fue el de Adam West en la serie televisiva que se hizo entre 1966 y 1968, en tres temporadas, con un total de 120 episodios en Estados Unidos. Muschietti considera que para la gente de su generación también ese fue el primer Batman. “Pero cuando salió la de Tim Burton, irrumpió y fue un gran evento. Y a mí en particular me tocó mucho. Pero Flash estaba y para mí fue un redescubrimiento el personaje, porque treinta años más tarde tuve la posibilidad de hacer la película y fue un poco como ponerme al día con el personaje porque le había perdido el rumbo”, dice el argentino más solicitado por Hollywood, que dirigió The Flash. El público argentino podrá verla a partir del jueves 15 de junio.
“Me junté con Matías Lértora, que es uno de los expertos de DC, me contó y ahí me puse a leer los cómics como loco para reencontrarme con ese personaje de mi infancia. Y descubrí que había una tridimensionalidad agregada, una profundidad que el personaje de antes no tenía. Autores como Geoff Johns y Grant Morrison le dieron esa tridimensionalidad; entre otras cosas, la muerte de su madre, que es el trauma infantil que él lleva consigo”, comenta Muschietti, que viajó a la Argentina para presentar su nueva película. La primera que no pertenece al género de terror, ya que Mamá, It (adaptación de la novela homónima de Stephen King) e It 2 sí lo eran.
En la versión de Muschietti, Ezra Miller compone a Barry Allen, el forense que es solicitado por Alfred (Jeremy Irons) ya que un virus letal fue robado y se ha disipado desde el hospital de Ciudad Gótica y tiene que “darle una mano” a Batman (Ben Affleck). El edificio se está cayendo a pedazos y por los aires caen también los bebés que eran cuidados en la maternidad del hospital. Tras ese comienzo arrollador (en el sentido literal y visual), se producen cambios en el tiempo, y como señaló Muschietti, Barry tiene el trauma que arrastra de su infancia por el asesinato de su madre Nora (la española Maribel Verdú). Todo sucedió cuando su padre Henry (Ron Livingston) fue al supermercado y al regresar, su esposa -y madre de Barry-estaba inconsciente: el padre fue acusado del crimen y enviado a prisión. Como Barry no puede superar el sufrimiento que le ocasionó perder a su mamá, viaja al pasado para cambiar lo acontecido. Desde ese momento, otra historia sucede. Se topará con un viejo Batman (Michael Keaton), se las verá con el malvado el General Zod (Michael Shannon) y entrará en acción Supergirl (Sasha Calle), entra otres superhéroes, villanos y misterios que no es prudente develar.
The Flash fue producida por Barbara Muschietti (la hermana de Andy, que también produjo Mamá, It e It 2) y Michael Disco. Junto al director, detrás de la cámara estuvieron el director de fotografía Henry Braham (Guardianes de la Galaxia 3), el diseñador de producción Paul Denham Austerberry (It 2, La forma del agua), los editores Jason Ballantine (las dos It, El gran Gatsby) y Paul Machliss (The Gentlemen, Baby Driver).
-Sos de valorar mucho los aspectos emocionales en las historias. ¿Por eso tu nuevo film dedica tiempo a explorar la personalidad del Flash?
-Sin duda. Para mí, el tronco emocional de la historia es lo más importante. Si eso no es potente, la película puede llegar a ser un bodrio. No importan cuán espectacular sea, cuán efectivos sean los efectos visuales. Así que eso fue lo primero que dije en el estudio: había que conseguir un centro emocional de esta historia que sea más fuerte que nada, a pesar de que no tenga muchas escenas con lo que es la historia, que es básicamente la historia de un niño que quiere reencontrarse con su madre. Y eso motiva todo. Cuando tenés un público que se identifica emocionalmente con esa premisa, entonces podés venderle todo.
-Fue un largo y sinuoso camino de la Warner hasta que vos llegaste a ser el director del proyecto. ¿Cómo recibiste la propuesta y qué te pareció el guión de Christina Hodson?
-Cuando entró Christina, fuimos hablando juntos el guión y ella lo escribió, pero no hubo sorpresas en ese sentido. Había una historia heredada de todo este proceso previo, pero yo no estaba muy al tanto. Sé que fue una especie de maratón porque fueron años y años de desarrollo, pero estaba en mi mundo con la segunda de It, ya que la estaba terminando cuando me presentaron The Flash. Y el guión lo fuimos trabajando juntos. Obviamente, ella lo escribió con muchas ideas de ella, pero partiendo desde ideas conversadas entre los dos y también partiendo de ciertas ideas heredadas de guiones anteriores que estaban basados libremente en el còmic Flashpoint.
-¿Cómo te sentiste pasando del género de terror a este género del universo de los superheroes?
-La idea de hacer películas de otro género siempre estuvo en mi cabeza y llegó de la mano de una película de superhéroes. En particular, me pareció un gran desafío, y muy estimulante porque me iban a dar toda la plata que necesitara, que es uno de los aspectos técnicos. Viste que las películas de terror tienen una audiencia menor... Las películas de superhéroes son aptas para menores de 13, mientras que las películas de terror que me gustan hacer a mí son para 18. Entonces, no sólo es un género más exclusivo sino que es reducido por el tipo de público y no tenés un presupuesto grande con eso. Entonces, siempre tenés que encontrar soluciones visuales que están limitadas por el presupuesto. En este caso, una de las cosas que me estimuló del proyecto fue que, como esto iba ser un gran presupuesto, yo iba a dejar libre la imaginación. Y como ejercicio cinemático me parecía muy divertido explorarlo. Aparte, el personaje me parecía muy interesante y había una trama emocional que validaba la producción de la película.
-¿Fue dificultoso trabajar en una superproducción como esta con todo lo implicó la elección de actores?
-No, para nada. Fue divertido. Son las cosas que a un director lo estimulan: elegir el elenco. Obviamente, había algunos actores heredados porque esto parte de una franquicia que ya existía, pero fue mucho trabajo ya que fueron cinco meses de preproducción y seis meses de rodaje, aparte del Covid y todo, pero a nivel de lo que era mi trabajo, no tuvimos grandes problemas. Por suerte conseguía toda la gente que yo quería para los papeles, incluida Sasha Calle, que es una gran actriz pero no tenía nada de experiencia en cine. La vi en una audición. No la conocía, no sabía quién era, pero en la audición vi que tenía una fortaleza, una presencia y, además, una vulnerabilidad. Quise probarla.
-¿Y por qué la española Maribel Verdú para el papel de la madre de Barry Allen?
-Maribel tiene que ver con las emociones. Al ser argentino y latino, vengo de una cultura que es muy distinta a la estadounidense en cuanto al valor que le damos a la familia, a la amistad. Y Maribel es una actriz que la admiré toda mi vida y la adoro. Tiene una calidez y una cercanía... Y a la hora de pensar y decidir que la trama era la de una madre y un hijo, y que no íbamos a tener mucho tiempo para expresarla en pantalla y para enganchar al público, vi que tenía que ser muy efectiva. Y dije: "El momento en que aparezca Maribel, la gente se va a morir". Por esa calidez que exuda y esa ilusión de ser una madre -aunque en la vida real ella no lo es-, la química que consiguió con eso fue fascinante. Los dos son personas profundamente humanas y empáticas, y la conexión que tuvieron fue increíble.
-Antes decías que Batman era tu superhéroe favorito y el público se va reencontrar con Michael Keaton tras 31 años de Batman vuelve. ¿Cómo te resultó el trabajo con él?
-Fue genial. Obviamente, por la idolatría que siento por el personaje y por esa película en particular, pero conocerlo como persona fue lo más impactante. Cuando dirigís una peli necesitas establecer una conexión humana con los actores. Entonces, tenés que dejar de lado cualquier tipo de admiración o idolatría por ser una celebridad. Mi conexión con él fue humana, porque para tener una buena colaboración en el trabajo necesitás una confianza mutua y hablarle de igual a igual. Y esa es una de las cosas que me llevo del trabajo.
-Cuando comenzaste con el proyecto dijiste que la película iba a adaptar elementos del cómic Flashpoint pero que iba a ser una versión diferente de esa historia. ¿Fue arduo ese trabajo?
-No, porque básicamente fue un trabajo de imaginación y creatividad. Lo más arduo y aburrido hubiera sido hacer una adaptación literal. Y quería que la gente se llevara una experiencia nueva, que vaya al cine sin saber con lo que se va a encontrar. Por eso es que tanta subversión en esta película respecto al material original.
-La historia cuenta con muchos personajes del universo DC. ¿La idea fue, como dijo tu hermana Bárbara, que Flash serviría como el puente entre todos esos personajes y líneas de tiempo?
-Sí, porque es la introducción del multiverso. Y el multiverso es algo que lleva 50, 60 años en los DC Comics. En 1961 apareció Flash of Two Worlds, que es el cómic donde Barry Allen se pasa a otra dimensión y lo conoce a Jay Garrick, que es el viejo Flash. Y eso fue la primera introducción en el mundo del cómic del multiverso. Llevó décadas que llegue al cine. Y finalmente aterrizó. Y lo que hace esta película es establecer un multiverso cinemático, no sólo de personajes sino de películas que ya hemos visto. Lo que hacemos con esta película es aprovechar las grandes experiencias cinematográficas que tuvimos en el mundo DC, como la Superman con Christopher Reeve, Helen Slater haciendo Supergirl, obviamente el Batman de Tim Burton y algunos otros que van a ver en la peli.
-Antes hablaste de tu infancia y tu gusto por los superhéroes. ¿Soñabas en aquellos tiempos de niño con dedicarte al cine? ¿Es cierto que a los 4 años viste Encuentros cercanos del tercer tipo y dijiste "Quiero hacer eso"?
-Sí, ni más ni menos. O sea, a los 4 años vi la película y sentí la magia del cine. Obviamente, a esa edad no sabés lo que hace un director ni siquiera lo que es una película, pero esa magia fue como una impronta y nunca me dejó. Entonces, la búsqueda de esa misma magia fue constante. Y durante la infancia tuve otras de esas experiencias que fueron seminales como El corcel negro, películas importantes como La historia sin fin (en mi caso). Si tenés 10 años, te vuela la cabeza. Es una magia que te queda adentro y la querés buscar. Entonces, a esta altura, ya no siento esas cosas porque no soy más un niño, pero para mí es muy emocionante tratar de inspirar esas emociones en nuevas generaciones de audiencia; es decir, en los niños que van a ver esa peli y a los que les va a pasar lo mismo que me pasó a mí cuando vi Encuentros cercanos del tercer tipo.