(Desde Córdoba)
Aires de satisfacción se respiran alrededor de El Panal cordobés. De deber cumplido y jugada casi perfecta. En 15 días, el gobernador y precandidato presidencial Juan Schiaretti logró la instalación mediática nacional deseada y buscada desde fines del año pasado. El amague de contubernio promovido por el ala blanda de Juntos es evaluado, más allá del resultado incierto, como un win - win para las huestes del veterano dirigente. Como buen contador, maximizó los beneficios.
De hecho, desde su entorno ultiman detalles para la presentación el miércoles de su candidatura por el sello Hacemos Unidos, el paraguas frentista que integran el Partido Socialista, Democracia Cristiana y el Partido Autonomista Nacional (PAN). Sin Juan Manuel Urtubey en el horizonte, Schiaretti deberá no obstante sumar el 1,5%% en las PASO para convertirse en candidato formal.
Congelado el frente de frentes, al menos por ahora, resta saber los efectos extra e intramuros que tuvo la movida protagonizada por el Gringo, quien el 25 de junio ingresará en la etapa final de su mandato como gobernador. Ese día, apenas 24 horas después de la formalización de candidatos para las PASO, en Córdoba se elegirá gobernador. Será la primera vez en 25 años que ninguno de los socios fundadores de Hacemos Unidos por Córdoba (ex Hacemos por Córdoba y ex Unión por Córdoba) encabezará la boleta. El fin de una era.
Las acciones de Schiaretti
Más allá de la eventual postulación y sus nulas posibilidades de llegar a la Casa Rosada por la vía individual, la presencia del gobernador cordobés en la arena nacional es el cierre del arco narrativo iniciado en el Congreso con el Interbloque Federal en diputados y, más aún, el novel Unidad Federal en el Senado, que debutó en febrero de este año quitándole quórum al oficialismo.
Es que la famosa lectura de los tres tercios electorales le da al gobernador cordobés la posibilidad de cotizar sus acciones en bolsa. Córdoba cuenta con el 8,69% del peso del padrón electoral nacional. De acuerdo a un pool de encuestas realizadas en el mes de mayo, Schiaretti aparece en su territorio en un lógico primer puesto por encima de Javier Milei. Pero el duelo entre Patricia Bullrich y Horacio Rodríguez Larreta se decanta cómodamente a favor de la ex ministra de Seguridad. De ahí, dicen, una de las explicaciones por las cuáles los guiños entre Schiaretti y HRL se hicieron más frecuentes. El alcalde porteño sabe que Córdoba es central para sus aspiraciones, por eso apostó a ganador. Aunque ello implique puentear a Luis Juez, al candidato que apoyó frente a Rodrigo De Loredo en la interna que no fue del Juntos cordobés.
Pese a los pataleos, no hay nada cerrado. La prescindencia suele ser un buen método para actuar por omisión.
Ante a estos acontecimientos, en el ala dura del PRO le subieron el precio a la actividad que Bullrich tuvo este lunes en la ciudad de San Francisco, al límite con Santa Fe. “No queremos dormir con el enemigo el 24 y votar el 25 en Córdoba”, dijo la precandidata en su mensaje. Con Juez bien cerca, la exministra reforzó el discurso anti-narcotráfico y de seguridad. También estuvo la precandidata a gobernadora de la otra provincia de la cuenca lechera, Carolina Losada. La halcona y sus pollitos.
Además de ser un mensaje para Larreta, también lo fue para el candidato oficialista en la provincia: Martín Llaryora, exintendente de San Francisco y actual jefe comunal, en uso de licencia, de la ciudad de Córdoba. “Me hicieron perder dos días de campaña”, bramó Juez el pasado lunes en la puerta de la UCR. No sin razón, ya que mientras tanto Llaryora hacía su juego caminando por el sur provincial. Con un poco más de aire en los números, desde el búnker oficialista se hacen tiempo para analizar algunas situaciones que le permitan marcar el rumbo a futuro. De hecho, el 23 de julio habrá elecciones municipales en la capital. Allí el oficialista Daniel Passerini, a cargo del Ejecutivo, compite con el diputado De Loredo en una contienda ajustada.
Vasos comunicantes
Aunque reconocen que Schiaretti se “llevó la marca”, vaciando a Juez, desde adentro de las huestes oficialistas también activan el dispositivo para contener a aquellos que objeten, muy en voz baja, el acercamiento a JxC a nivel nacional.
De cualquier manera, se trata de anticuerpos por las dudas, puesto que en la conformación de las listas y en los nombres de candidatos de las diferentes elecciones municipales que se desarrollan en la provincia en lo que va del año observan muchos más vasos comunicantes entre oficialismo y oposición cambiemita de la que se podría esperar.
Por ejemplo: Javier Preto, candidato a viceintendente por el oficialismo, fue presidente del PRO Córdoba hasta hace tres semanas. Orlando Arduh, jefe de campaña de Myrian Prunotto, radical y candidata a vicegobernadora del oficialismo, remarcó que continúa perteneciendo al centenario partido. Hay más. En un sincericidio que pasó desapercibido a medias, Preto dijo: “Después del 25 de junio, todos vamos a trabajar para que Horacio sea presidente”. Ese “todos” incluye a Schiaretti.
Más allá de los vaivenes nacional y eventuales acuerdos de cúpula, el partido cordobés o cordobesismo no muestra grietas sino fisuras y diferentes vetas. A grandes rasgos, ambos frentes confluyen en un rabioso antikirchnerismo, secundado por un explícito apoyo al sector productivo agropecuario. El resto, detalles.