En un nuevo aniversario del fusilamiento del General Juan José Valle, el Instituto Nacional Juan Domingo Perón se reunió en el monumento recordatorio de Campo de Mayo con el objeto de rendir tributo a los mártires de la Revolución del 9 de junio de 1956 y, según advirtieron en la convocatoria previa, “recordar, actualizar y comprometerse con la libertad, la dignidad y la democracia en nuestra República”.
Ante la presencia de legisladores nacionales y representantes del Instituto Juan Manuel de Rosas, el Instituto Belgraniano, el Instituto San Martín, representantes sindicales y veteranos de guerra que combatieron en Malvinas, habló el director de la escuela de oficiales, Teniente Coronel Brusa, que aprovechó la oportunidad para afirmar que “el mejor homenaje al General Valle es el compromiso de la fuerza con el sistema republicano y las instituciones democráticas”.
Luego hizo uso de la palabra el diputado nacional mandato cumplido, Lorenzo Pepe, que a sus 91 años recordó el dolor que le produjeron los acontecimientos que, según dijo “marcó por mucho tiempo el desencuentro de nuestro pueblo”. Perseguido por la dictadura que se instauró luego del golpe del año 1955, Pepe estuvo detenido en la cárcel de Devoto y formó parte de la resistencia de quienes continuaron defendiendo la militancia en los años en los que la militancia justicialista se había convertido en el blanco de todas las persecuciones llevadas a cabo por el régimen de la autodenominada “Revolución Libertadora”.
Tras el golpe, desde marzo de 1956, el decreto 4161 prohibía terminantemente cualquier mención a Perón, Evita, peronismo, justicialismo, la marcha peronista, el escudo justicialista o cualquiera de sus símbolos, bajo pena de prisión efectiva para quien violara la normativa. Para reconocerse, desde entonces, los peronistas comenzaron a llevar una flor de nomeolvides, la preferida de Evita: las mujeres en el pelo, los hombres, en la solapa del saco.
El levantamiento comandado por Valle, que comenzó el 9 de junio de 1956, se inscribe en ese contexto, y es recordado como uno de los actos más importantes y trascendentes de la resistencia peronistas que lucho por el fin de la proscripción, el regreso de Perón y la vuelta a la democracia en el país.
En el acto, también estuvo presenta la Secretaria General del Instituto Nacional Juan Domingo Perón, Lucía Corpacci, que aseguró que “el asesinatos de compatriotas es una inflexión terrible para la memoria de los argentinos”, e instó a que “nunca más la violencia sea el método de resolución de los conflictos”.
Sobre el final del acto también hizo uso de la palabra el ministro de Cultura de la Nación, Tristán Bauer, que, en el mismo sentido que los demás oradores presentes el acto recordó a Rodolfo Walsh, el periodista y militante que había relatado los fusilamientos ocurridos en un basural de José León Suárez en su célebre libro Operación Masacre.