La Universidad Nacional de Moreno (UNM) recibió su primera patente por haber creado junto a especialistas del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) un dispositivo llamado “penetrómetro” para evaluar el grado de compactación del suelo y mejorar el rendimiento de las cosechas. Si bien existe un artefacto similar para realizar esta tarea, el producto es importado y su valor cotiza en dólares. Por eso, ingenieros electrónicos crearon uno nacional con piezas que se consiguen en el país y además le agregaron un GPS. El objetivo del artefacto es potenciar la productividad de los cultivos y evitar pérdidas económicas en el sector agrario. Por su parte, la idea de los ingenieros es que el penetrómetro sea fabricado por alguna pyme local y pueda llegar a los trabajadores de la tierra.
Si el suelo está muy apretado, las raíces no obtienen el oxígeno suficiente y no pueden expandirse entre la tierra para absorber el agua y los nutrientes necesarios. Esto se debe a que no siempre se prepara el suelo, ya que se requieren máquinas específicas, un tractor para entrar al campo y combustible para abastecerlo. Para evitar que esto suceda se utiliza el penetrómetro, un instrumento que brinda información certera acerca de cuándo tomar la decisión de remover la tierra. De esta manera, el artefacto se emplea previo a la siembra para reducir los gastos económicos.
“Lo que hace el equipo es medir la resistencia del suelo a la penetración de un cono que tiene unas dimensiones normalizadas. Desde el punto de vista agropecuario, los niveles de compactación hacen que a las plantas les cueste desarrollar sus raíces y las tengan acortadas. Esto dificulta mucho la absorción de agua y diferentes nutrientes que afectan el crecimiento y el posterior rendimiento de ese cultivo”, señala Gerardo Masiá, técnico del Instituto de Ingeniería Rural que depende del INTA e integrante del proyecto.
La compactación tiene dos causas, la primera está relacionada al tipo de suelo (la tierra arcillosa es más pesada y propensa a este fenómeno) y la segunda al tránsito de la maquinaria agrícola. Entonces, la tarea del penetrómetro es relevar las distintas zonas del lote a través de satélites que permiten repetir los lugares del muestreo año a año. Así, el productor puede corregir la circulación de los tractores para evitar este problema y no generarlo nuevamente.
Nacional y digital
El equipo consiste es una púa larga que puede tener entre ochenta y noventa centímetros de largo con una especie de pinche en la punta. Justamente, el instrumento se clava en el suelo y, a medida que desciende, mide cuánto resiste el suelo a la penetración del equipo en diferentes alturas. Es decir, a mayor facilidad de ingreso, menor compactación de la tierra.
Aunque existen productos parecidos, este tiene dos particularidades: tiene un gps incorporado que referencia geográficamente la muestra que se toma en el suelo; y además es digital, por lo que no es necesario anotar en una plantilla todos los resultados. Hasta ahora, los instrumentos que se consiguen en su mayoría son manuales y, aquellos que son digitales, no traen incorporado el GPS y tienen un costo que ronda los 2500 dólares.
“Para la agricultura de precisión es importante que las muestras se encuentren georeferenciadas. En la actualidad, el penetrómetro no se emplea mucho debido a las barreras económicas que representa. Entonces, pensamos en desarrollar uno de origen nacional para que pueda utilizarse como realmente se debe y le agregamos todas las cosas que no traen los de afuera y son importantes”, subraya Andrés Moltoni, ingeniero director del proyecto y docente de la UNM.
Así, el equipo argentino cuenta con un GPS y una brújula que le indica a la persona que lo ópera dónde hay que tomar la muestra. En un campo de varias hectáreas, saber dónde analizar el suelo facilita la tarea de los productores que, con información geográfica, imágenes satelitales y datos del lote, arman una grilla de lugares que se exporta al artefacto y saben dónde tienen que medir.
“El penetrómetro te guía con una flecha y un indicador de distancia a dónde tenés que tomar la medida y hacia qué lugar tenés que caminar para llegar al punto de la medición. Cuando arribás ahí, el dispositivo te marca el lugar para tomar varias muestras y repetirlas para realizar estadísticas y obtener el valor en forma más precisa”, subraya Moltoni.
Chapa propia
La patente, que estará en manos de la UNM y el INTA hasta 2039, se hizo para que el penetrómetro argentino pueda ser transferido a pymes de base tecnológica y esté disponible para los agrónomos. “La idea es que se produzca en el país, que tenga mayores prestaciones y que tenga un costo inferior al producto importado para que puedan adquirirlo y tomar la decisión de descompactar o no” sostiene el director del proyecto.
“El desarrollo de instrumentos de carácter nacional no solo sirve para sustituir importaciones, sino que te asegura el servicio de posventa, que ante cualquier dificultad puedas tener un fabricante local”, resalta Masiá. La sustitución de importaciones en este tipo de instrumentos es importante porque no solo se bajan los costos de producción, sino que se tiene el ‘know how’ para modificarlo y agregarle lo que se necesita. Desde el punto de vista económico, añade el técnico, “la idea es favorecer el crecimiento y el arraigo de esas pymes que son tan características de nuestro país y proporcionan una fuente laboral muy importante”.
Del proyecto no solo participaron docentes de la Universidad e investigadores del INTA, sino que también lo hicieron estudiantes de Ingeniería en Electrónica, que utilizaron los laboratorios para dichas prácticas y contaron con el apoyo de la UNM a través de becas y materiales de trabajo. “El objetivo es involucrar a los chicos en desarrollos que tengan un grado de innovación interesante y puedan ser reproducidos localmente”, afirma el investigador del INTA.