A pesar de los intentos de la fiscalía y la querella de Abuelas de Plaza de Mayo para que no suceda, finalmente el Tribunal Oral Federal 6 de la Ciudad de Buenos Aires habilitó la declaración testimonial del genocida de la ESMA Antonio Pernías en el marco del juicio que se le sigue a su colega de arma y de horror Adolfo Donda por la apropiación de Victoria Donda Pérez, nacida en ese centro clandestino y arrebatada a su mamá.
“Es imposible tomarle declaración bajo juramento”, sostuvo el fiscal titular de la Unidad Especializada para Casos de Apropiación de Niños durante el terrorismo de Estado (Uficante), Pablo Parenti, al comienzo de la audiencia. Su planteo intentó convencer al TOF 6 de que no estaba bien tomarle testimonio a Pernías, quien cumple dos condenas a prisión perpetua por su desempeño en el grupo de tareas de la ESMA como secuestrador y torturador. La sobreviviente Miriam Lewin lo caracterizó como uno de los más feroces de ese campo de concentración.
Las dos condenas de Pernías, pero sobre todo la última, que recibió en noviembre de 2017 en el marco de la causa ESMA Unificada, el tercer debate oral y público que se desarrolló por los hechos sucedidos en el casino de oficiales de la sede de la Marina, fue el eje del planteo de Parenti. El caso es que el testigo fue condenado por el secuestro y las torturas a Hilda Pérez en la ESMA y por la sustracción y ocultamiento de Victoria. La condena fue confirmada por la Casación, pero la defensa del represor la va a recurrir.
“Su responsabilidad en estos mismos hechos, y en hechos vinculados con varias personas que fueron testigos, está siendo revisada. Es evidente que no puede declarar como testigo, no puede declarar bajo juramento de decir verdad sobre qué sabía de Hilda en 1977, sobre el parto, el nacimiento de Victoria, sobre otros partos. Podría ser anulado el debate”, amplió. El testimonio fue solicitado por la defensa del único acusado en el debate, el tío de Victoria y represor de la ESMA Adolfo Donda. Dijo su abogado, Guillermo Fanego, que había habido testigos que mencionaron un diálogo con Pernías. En realidad, el único que lo mencionó es el propio acusado.
La querella de Abuelas de Plaza de Mayo, a cargo de Emanuel Lovelli, adhirió a los planteos de la Fiscalía. Fanego, en tanto, insistió con una provocación de yapa: "Si las partes consideran que hacerle algunas preguntas puede incriminar al testigo, que no se las hagan".
Tras un breve momento de deliberación, el presidente del TOF, Ricardo Basilico, informó la decisión unánime de les jueces de continuar con el plan trazado para la audiencia de este lunes y escuchar a Pernías, al rechazar el planteo de la Fiscalía por extemporáneo. "El testimonio se va a recibir bajo juramento", dijo Basilico, "pero el tribunal no aceptará ninguna pregunta que resultara autoincriminatoria".
No tuvo que interrumpir ningún cuestionario el juez. La fiscalía no le hizo preguntas. la querella de Abuelas de Plaza de Mayo intentó ahondar en algunos detalles sin obtener mayores certezas, resultado de las evasivas del represor testigo y el pésimo audio durante la audiencia, que se desarrolló plenamente de manera virtual.
Desde la cárcel de Ezeiza, Pernías respondió preguntas del abogado defensor Fanego, que comenzó consultándolo sobre cuestiones del uniforme de la Armada, un detalle que siempre busca resaltar. ¿Por qué? Porque una de las sobrevivientes de la ESMA declaró que vio a Donda vestido con el uniforme blanco de la Armada mantener un breve diálogo con su cuñada, Hilda Pérez, mientras ella esperaba su parto en el sector de Capucha reservado para las embarazadas. El acusado Donda escuchó a su par de armas y fechorías desde una habitación contigua en el complejo carcelario de Ezeiza. Al mismo tiempo, pero ante otro tribunal –el número 5– un grupo de sobrevivientes de la ESMA y familiares de detenides desaparecidos expusieron sus razones para rechazar la libertad condicional solicitada por él y Juan Antonio Azic, otro represor de la misma patota y apropiador de Victoria Donda.
Fanego consultó a Pernías sobre si sabía cuándo Donda había ingresado a la ESMA y las características de los aportes de efectivos rotativos a la patota que salía a cazar durante la dictadura y luego torturaba en el centro clandestino; sobre diálogo entre represores y sus víctimas mientras éstas estaban cautivas allí, sobre si el acusado le realizó consultas en relación a familiares suyos. Dijo que Donda sí le consultó sobre si algún familiar había pasado por la ESMA, que él trasladó la consulta, y que le dijeron que no. El resto de las respuestas fueron prácticamente vanas al núcleo del juicio de lesa humanidad en actividad pues habló de él. También intentó hacerlo al cierre del testimonio, cuando quiso exponer sobre sus acusaciones –y condenas recibidas– en la causa ESMA. Entonces, recién, el juez Basilico le puso los puntos: “Su situación procesal no está siendo juzgada aquí. Su testimonio en esta causa ha concluido”.