La Presidenta de la CIDH y Relatora sobre los Derechos de las Pesonas Afrodescendientes y contra la Discriminación Racial, estuvo en Argentina como parte de una gira que incluyó visitas a Uruguay y Paraguay. En nuestro país se reunió con funcionarios de la Secretaría de Justicia y Derechos Humanos y del Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (INADI). Además, el viernes 9 recibió a las organizaciones de la sociedad civil en un hotel del centro de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
La Comisionada se encuentra terminado su segundo mandato al frente de la relatoría sobre afrodescendientes. El primer período fue de 2016 a 2019, y el actual, que empezó en enero del 2020, finaliza en diciembre de este año. Antes de estar en este cargo, la destacada jurista jamaiquina había sido miembro de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) en el período 2007- 2012. Entre las sentencias más recordadas de ese período está la causa que se conoce como “campo algodonero” del año 2009, o el caso “Bayarri” del año 2008.
En conversación con Negrx, la presidenta de la CIDH, se refirió al contexto nacional y regional, haciendo hincapié en los retrocesos en materia de derechos de los afrodescendientes en varios países. Tal como lo ve la Dra. Macaulay, aunque hubo avances durante su gestión al frente de la relatoría, entiende que “Es un momento difícil para todas las personas afrodescendientes, pero creo en la vida, y en la dignidad humana. Es un momento difícil, y vamos a tener una lucha para sobrevivir y aferrarnos a los estándares alcanzados.”
La referencia a los estándares no es casual, quizás sea este el aspecto más destacado de su segunda gestión al frente de la Relatoría. En marzo del año 2021 la CIDH realizó una publicación titulada “Derechos económicos, sociales, culturales y ambientales de las personas afrodescendientes. Estándares Interamericanos para la prevención, combate y erradicación de la discriminación racial estructural”. El libro consiste en la sistematización de las distintas políticas públicas para las personas afrodescendientes en la región, y algunos comentarios en relación al ejercicio de los derechos económicos, sociales, culturales, y ambientales (DESCA). La flamante presidenta de la CIDH considera que es necesario establecer parámetros de protección a nivel regional y para eso es necesario divulgar la información entre las organizaciones de la sociedad civil, al tiempo que debe exigirse a los Estados que sostengan las políticas públicas en el tiempo.
Para el caso de Argentina, la publicación se refiere a la necesidad de construir estadísticas y de mejorar la aplicación de los cuestionarios en el censo donde se incluyen las categorías étnico-raciales; sobre la violencia policial y la necesidad de aplicación de la sentencia “Acosta Martínez y otros vs. Argentina” de la Corte Interamericana de Derechos Humanos producida en agosto del 2020. Además aborda los problemas de subrepresentación de las personas afrodescendientes en los espacios de decisión política, y refiere como un ejemplo de política pública la Comisión para el Reconocimiento Histórico de la Comunidad Afroargentina que se creó en el año 2020. Estos mismos temas se pusieron en debate en esta gira por el país. Las organizaciones, a quienes recibió el viernes por la mañana, reclamaron que se pongan en práctica las normativas vigentes y que se cumpla la sentencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos.
Cuando le consultamos sobre la evaluación que hacía luego de reunirse con funcionarios públicos, explicó que a veces los Estados presentan avances de tipo normativo con una narrativa que es muy distinta a la realidad que luego presentan las organizaciones de la sociedad civil. Según explicó la Comisionada, les transmitió a los funcionarios su preocupación por esta desconexión: “Les dije, ustedes tienen que ir y hablar con las organizaciones de afrodescendientes, contactar con ellos, pero esto no solo pasa en Argentina, suele ocurrir en todos los países, muchos otros hacen esto todo el tiempo.”
Finalmente, le preguntamos sobre el balance de su gestión, y pese a tener una mirada más bien crítica sobre ciertos funcionamientos del organismo, entiende que en estos años, la CIDH fue transformándose poco a poco: “Cuando me uní a la Comisión, sólo había un afrodescendiente en la Secretaría. Ahora somos ocho, por lo menos logré algo, es un avance, se puso en cuestión el tema. Sin embargo, falta, y lo mismo se puede decir con las representaciones de los indígenas”. Aunque es raro escuchar a un funcionario de un organismo internacional ser crítico de las propias instituciones, la Dra. Macaulay cuenta con la espalda que le proporciona su trayectoria, y una notable actitud reflexiva: “Nunca he tenido miedo de criticar lo que está mal en general, y tampoco tengo miedo de escuchar lo que los demás tienen que decir, así tenemos que seguir construyendo”.