Lionel Messi dijo que no cree que pueda llegar al Mundial de 2026. Y volvió conmover los cimientos del fútbol argentino. Aquellos que todavía lo piensan eterno como el agua y como el aire atraviesan los primeros tramos de una gran decepción. Imaginaban al supercrack rosarino capitaneando a la Selección rumbo a su cuarto título del mundo. Pero Messi ya no quiere eso. Si hay un hilo conductor entre su llegada al Inter Miami y este anuncio, es su decisión de quitarse presiones agotadoras de encima y disfrutar lo más posible los años que le queden dentro de un campo de juego. Hasta que llegue en el reloj de su vida, la hora del retiro inexorable.

En ese sentido, la decisión de Messi asoma lógica y razonable. Por más que lleve una vida familiar feliz y ordenada y no haya sufrido graves lesiones, a sus 38 años, tendrá que hacer un enorme esfuerzo físico y mental para llegar adonde nunca nadie ha llegado en la historia del fútbol: jugar seis Copas del Mundo. Y ha concluido que ya no vale la pena hacerlo porque ya lo ha hecho en cinco oportunidades. Sabe Messi que ocupa un lugar en el podio de los más grandes de todos los tiempos (acaso el más alto) y que tal vez sean irrepetibles las imágenes gloriosas que entregó en Qatar. "Ya está, ya está, no hay más", le dijo a su familia desde el mismo campo de juego del estadio Lusail de Doha, inmediatamente después de haber ganado el Mundial. Su anuncio va en perfecta línea con esa creencia.

Nadie puede insinuar ni siquiera un reproche a esta primicia mundial que Messi le entregó a la televisión china. Nadie mejor que él para conducir su carrera o lo que queda de ella, nadie conoce su físico y su mente como él y nadie sabe los sacrificios que hay que sobrellevar para jugar un Mundial como un supercrack de elite y no como un veterano que sale a pasear su ocaso. Messi no se exprimirá como lo hizo, en un contexto personal y futbolístico muy diferente, Diego Maradona en 1994 para llegar a otro Mundial. Desde 2005, le ha dado a la Selección Argentina todo lo que podía darle. Y en los últimos dos años, le entregó la gloria máxima: la Copa América y la Copa del Mundo. Alguna vez tendrá que decir adiós. Y ese momento parece más cercano que nunca.

Algunos creen que Messi se bajará de la Selección después de la Copa América del año próximo en los Estados Unidos. Otros suponen que dará su misión por cumplida en 2025 luego de las Eliminatorias. El presidente de la AFA, Claudio "Chiqui" Tapia, acelerará el Operativo Clamor 2026 que lanzó durante la ventana de amistosos de marzo para crear un entorno afectivo y demandante que comprometa a Messi a hacer el esfuerzo final. Pero la decisión de no jugar el Mundial tripartito de Estados Unidos, Canadá y México ya ha sido puesta sobre la mesa. Y se alinea con el nuevo gran objetivo que se ha trazado en su vida que ya no es ganar otra vez la Champions o la Copa del Mundo: sólo se trata de vivir.