Los procedimientos jurídicos para que Mariano Rajoy comience a gobernar después de varios intentos fallidos se pusieron en marcha ayer, un día después de que el líder conservador consiguiera los apoyos y las abstenciones necesarias para continuar un período más como presidente de Gobierno en España. El puntapié inicial de la cadena de pasos legales lo dio la presidenta del Congreso de los Diputados, Ana Pastor, quien se encargó de informar oficialmente al rey de España, Felipe VI, sobre el resultado de la votación que tuvo lugar el sábado y que coronó finalmente al líder del Partido Popular (PP) como presidente de Gobierno por cuatro años más, con 170 votos a favor, 111 en contra y 68 abstenciones, la mayoría de los socialistas. La contracara del momento que vive la formación conservadora aparece en la vereda opuesta, con el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) preparándose para enfrentar una interna feroz que seguramente definirá los lineamientos de la oposición peninsular.
De regreso de su viaje a Colombia, donde participó de la Cumbre Iberoamericana de Cartagena de Indias, el rey Felipe IV escuchó el informe de Ana Pastor y, luego, firmó el Real Decreto para proponer y nombrar al nuevo presidente del Gobierno, tal como lo requiere la Constitución española.
Si bien no hubo un anuncio formal, la mayoría de los medios españoles dieron por descontado que Rajoy jurará hoy en su cargo. Lo que sí es seguro, según lo adelantó el mismo Rajoy, es que nombrará a su gabinete el próximo jueves y que la primera reunión del Consejo de Ministros tendrá lugar el viernes. Se espera que el líder conservador tenga que reconocer la debilidad de su nuevo gobierno –sin mayoría propia, está obligado a conquistar el apoyo opositor para aprobar cualquier ley– y designe un gabinete políticamente más amplio que los anteriores.
Con todo, el primer gran desafío que aparece en el horizonte será sacar adelante en el Parlamento los Presupuestos Generales del Estado, que tendrían que estar aprobados a comienzos de 2017: de no lograrse, se prorrogarán los presupuestos de 2015, que no incluyen las metas de reducción del déficit público impuestas por las autoridades de la Unión Europea y rechazadas por fuerzas opositoras como Izquierda Unida y Podemos.
En agenda, el PP y Rajoy tienen una reforma de jubilaciones, una reforma constitucional y su gran promesa de campaña: una política anticorrupción que les permita hacer frente al enriquecimiento y los negociados que se conocieron en los últimos años y que tuvieron a ministros, alcaldes y funcionarios populares como protagonistas.
Mientras el PP se prepara para volver a gobernar con plenos poderes, el PSOE, su principal rival electoral, encara un frente de tormenta que definirá su futuro. La fuerte abstención de la bancada socialista en el Congreso para permitir que Rajoy asumiera terminó por zanjar una grieta que hace tiempo viene tensando a la fuerza socialdemócrata.
El desafío lanzado por el ex secretario general del partido, Pedro Sánchez, quien busca recuperar el liderazgo en el PSOE, profundizó la división en la fuerza política, ante la inminente celebración de su próximo congreso. El estatuto ordena que la asamblea nacional debe ser convocada por la comisión gestora que dirige el PSOE desde la dimisión de Sánchez y su comisión ejecutiva, el pasado 1º de octubre.
El último líder socialista renunció el sábado a su banca de diputado para no votar en el Parlamento durante la investidura de Rajoy como presidente del Gobierno. Sánchez subió ayer a su sitio web una campaña de inscripciones con la que pretende “recuperar y reconstruir” el PSOE, según anunció en su cuenta de Twitter. La página sanchezcastejon.es fue diseñada para anunciar la campaña de inscripciones, en la que Sánchez pregunta a sus visitantes, y a los ciudadanos en general, si lo acompañarán en esa empresa. “Yo no fallaré a la cita y sé que tú tampoco”, escribió el referente del PSOE.
El sábado por la noche, Rajoy necesitó la abstención de diez diputados socialistas para seguir al frente del Ejecutivo y evitar terceras elecciones en España. Sánchez evitó abstenerse por mantener sus principios, según manifestó, y tampoco votó en contra para no desobedecer el mandato de la comisión gestora, que pidió la abstención a todo el grupo parlamentario socialista.
En todo caso, emplazó públicamente a la propia gestora a que ponga de inmediato fecha, hora y lugar al congreso extraordinario, una movida que irritó al sector ahora oficialista, que acusa al ex líder del PSOE de pretender agrandar las fisuras que existen en la organización. Sánchez, por su parte, consideró que una vez formado gobierno ya no hay excusa para que la dirección provisional del partido extienda los plazos para la convocatoria.
Sin embargo, la gestora pretende programar el congreso antes de la próxima primavera europea, a costa de que esa postura tense la división en el seno del PSOE. “No se puede hacer deprisa y corriendo porque alguien quiera. El partido se tiene que calmar antes. Tenemos que abordar con tranquilidad los contenidos y las formas para que el congreso se haga con garantías”, argumentó un miembro de la dirección interina.
El último congreso ordinario del PSOE fue convocado a fines de enero, pero en abril, con el consenso de todo el partido, fue aplazado hasta tanto se resolviera la crisis institucional que mantuvo a un gobierno interino en funciones durante más de diez meses. Los “sanchistas” creen que es el momento de convocar a un congreso extraordinario, y no ordinario, como pretende la actual dirección. Ambas instancias serán precedidas de elecciones primarias: la diferencia es que el extraordinario se convoca con menos anticipación –como mínimo 40 días, en vez de 60– y sólo elige al secretario general, sin aprobar el programa del partido para los próximos años.
Los que rechazan su regreso admiten que si las primarias se celebrasen hoy, Sánchez volvería a ganar. Por eso, consideran que es preciso estirar los plazos para atemperar una avanzada con la que pretende volver a hacer campaña entre las bases a partir de hoy. El diagnóstico es compartido por el sector afín al ex secretario general, que considera que si el congreso fuese pronto, “ganaría Pedro, porque la militancia está encendida” tras la abstención a Mariano Rajoy. Por eso, están decididos a presionar a la comisión gestora con la advertencia de que si busca algún ardid para retrasar la convocatoria, puede romper el partido.
El paso a un costado dado por Sánchez hace difícil que algunos de sus fieles puedan entrar en la carrera. Sin otros rivales a la vista, todas las miradas apuntan a la presidenta de Andalucía, Susana Díaz, quien todavía no anunció si enfrentará o no a Sánchez. Su entorno insiste en que ahora no es momento de hablar de nombres porque el PSOE, antes de convocar al congreso, tiene que cimentar su proyecto político.
El PP español promete un gabinete más plural y los socialistas enfrentan una interna feroz
Rajoy jura y el PSOE paga la factura
El líder conservador nombrará a sus ministros el jueves. Se espera que reconozca la debilidad de su nuevo gobierno y amplíe el abanico político. En tanto, los partidarios del ex presidente del PSOE quieren forzar un congreso extraordinario del partido.
Este artículo fue publicado originalmente el día 31 de octubre de 2016