El abogado de la familia de Lucas González, Gregorio Dalbón, pidió este martes prisión perpetua para Gabriel Isassi, Juan José Nieva y Fabián López, los tres agentes de brigada de la Policía porteña acusados por el homicidio agravado del chico de 17 años y por la tentativa de homicidio de sus tres amigos, ocurrido en el barrio porteño de Barracas en 2021. Dalbón solicitó una pena de 20 años de prisión para los restantes imputados por el encubrimiento del crimen y la detención ilegal de los chicos, a excepción de dos agentes: Sebastián Baidón y Héctor Cuevas. A Baidón lo señaló Joaquín, uno de los amigos de Lucas, como quien le gritó "negro de mierda, a vos también hay que pegarte un tiro", por lo que Dalbón pidió 30 años para él por el delito de torturas. En el caso de Cuevas, el principal que en su declaración identificó a Isassi y al subcomisario Roberto Inca como los responsables de plantar el arma de juguete en el auto de Lucas, Dalbón pidió tres años y seis meses.
Prendedores con el rostro de Lucas
Héctor y Cintia, los papás de Lucas, se sentaron en un rincón de la pequeña sala de audiencias del Tribunal Oral en lo Criminal N°25 cerca de las 11.30 de este martes. También estaban Julián, Joaquín y Niven, los tres chicos sobrevivientes, acompañados por sus padres. Era la primera vez que podían ingresar todos juntos a la sala de Paraguay al 1500 desde que el tribunal decidió mudar allí el desarrollo del juicio que, en sus primeras audiencias, se llevó a cabo en Comodoro Py. Algunos portaban prendedores con el rostro de Lucas y una inscripción con el pedido de justicia. Se tomaron las manos cuando el abogado que los representa anunció que pasaría a leer el pedido de penas.
Dalbón empezó por Isassi, López y Nieva. Ratificó lo que ya había anticipado la semana pasada cuando comenzó su alegato: que considera a los tres como coautores del homicidio cuadruplemente agravado de Lucas. Con esa calificación, el pedido de pena era evidente, pero no por eso dejó de conmover a la familia de Lucas y a sus amigos. Los cuatro agravantes enumerados por el abogado fueron: por haberse cometido con alevosía, por placer y odio racial, por el concurso premeditado de dos o más personas, y por haber sido cometido por miembros de una fuerza policial abusando de sus funciones. Dalbón precisó que los mismos agravantes corren para las tentativas de homicidio de Julián, Joaquín y Niven.
"Son asesinos"
"Son asesinos que quisieron matar a los cuatro y que no pudieron asesinar a los otros tres por cuestiones ajenas a su voluntad", sostuvo el querellante en su alegato, que duró unas dos horas y media. El abogado fue detallando durante su discurso los diferentes elementos que, según aseguró, prueban que los tres imputados tenían la intención de matar desde el momento en que se cruzaron a la Surán de los chicos, que habían pasado a comprar jugo en un kiosko de Iriarte y Luna, al salir de un entrenamiento de Barracas Central. "El que bajó fue Lucas, que tenía una gorrita blanca, y en los videos se nota cómo el auto de la brigada les pasa bien despacito: ahí los eligieron por el color de piel. Después doblan por Iriarte, frenan y los esperan. ¿Por qué no los abordaron en el kiosco si tenían alguna duda de su situación?", se preguntó Dalbón.
"A las 9.39 se visualiza el comienzo de la persecución. El vehículo arremete contra el de las víctimas sin baliza, sin sirena y sin ninguna identificación que hiciera pensar que eran policías", continuó el abogado, que citó la declaración del testigo presencial Nicolás Connell Farrel, quien aseguró que escuchó un "frenazo" y "entre siete y nueve disparos", que vio al Nissan "obstruyendo la Surán" y que pensó que se trataba de un robo porque nunca escuchó voces de alto. En ese momento, Dalbón exhibió el tramo del video en el que se observa el momento final de la persecución. "Los tres policías bajan. Les tiraron de frente, en oblicuo y otro se fue a seguir tirándoles de atrás. Las tres pistolas fueron usadas, las tres manos habían tirado, los tres bajaron tirando", explicó sobre la coautoría del crimen.
Pedido de 20 años de cárcel para los encubridores
El pedido de pena de Dalbón para nueve de los otros once acusados fue conjunto: 20 años de prisión. Se trata del comisario inspector Daniel Santana, responsable de todas las comisarías de la Comuna N°4; del comisario Rodolfo Ozán de la 4A de Parque Patricios; el comisario Fabián Du Santos de la 4D de Barracas; el comisario Juan Romero de la División Brigadas y Sumarios de la comuna; el subcomisario Ramón Chocobar de la 4D; el subcomisario Roberto Inca de Brigadas; y los oficiales Jonathan Martínez, Ángel Arévalos y Daniel Espinosa. En primer lugar, a todos los acusa como coautores del delito de encubrimiento "por haber ayudado a Isassi, Lopez y Nieva a eludir el accionar de la Justicia y por haber alterado rastros, pruebas e instrumentos".
Dalbón mencionó la llamada entre Ozán y Du Santos como una de las pruebas clave del encubrimiento y leyó la transcripción durante su alegato, haciendo pausas en los puntos importantes de la conversación ocurrida a las 9.59 de ese día, veinte minutos después de la balacera. Allí Ozán, el primer comisario en llegar al lugar, le cuenta a Du Santos que ya le dijo a Inca que "busquen lo que tengan que buscar para justificar esto". También refiere que llamará a Santana y le sugiere a Du Santos que se comunique con Romero para decirle "que venga para emprolijar esta cagada". El abogado destacó que en el audio aparecen todos los altos rangos imputados en la causa y consideró a la escucha como "poco menos que una confesión del encubrimiento".
Los agravantes
El abogado agregó dos agravantes al encubrimiento: por ser funcionarios públicos y por ser el delito precedente, el homicidio, especialmente grave. También los acusó por la privación ilegal de la libertad de los amigos de Lucas que, siendo menores, primero estuvieron esposados en la esquina de Alvarado y Perdriel, luego en un patrullero y finalmente pasaron la noche en el Instituto Inchausti. La acusación también está agravada por ser funcionarios públicos y "porque en el desempeño de un acto de servicio omitió evitar la comisión del delito de torturas".
El delito de torturas fue achacado especialmente al oficial Sebastián Baidón por los gritos que los chicos aseguran haber sufrido cuando fueron esposados en Alvarado y Perdriel. En la segunda audiencia del juicio, cuando los sobrevivientes declararon como querellantes, Joaquín había señalado directamente a Baidón como el autor de uno de esos gritos: "Sos un negro de mierda, a vos también hay que pegarte un tiro". Dalbón agregó que a Joaquín "no se le olvida más la cara" de Baidón.
En el caso del principal Cuevas, el pedido de pena incluyó una considerable morigeración, ya que la querella pidió tres años y seis meses de prisión. Durante el alegato, Dalbón repitió que cree en la versión esgrimida por Cuevas en su indagatoria del juicio, en la que señaló que vio a Isassi plantar el arma de juguete en el auto de los chicos y antes escuchó a Inca ordenárselo con la frase "andá a poner eso". "En la causa también consta un audio en el que, sin saber que lo estaban escuchando, Cuevas manifiesta que vio todo, que hicieron todo mal y que la pistola 'se la pusieron'", agregó Dalbón.
Aunque el principal es el único de los agentes que enfrentan el juicio que dio positivo en el peritaje odorífero realizado sobre el arma de juguete, el abogado sostuvo que cree en su versión, además, porque las cámaras y los datos del geoposicionamiento de la moto del oficial Facundo Torres "me dan la certeza de que Isassi se fue con Torres a buscar el arma de juguete", como señaló Cuevas en su declaración. "También le creo a Cuevas porque lo vi compungido y no aguantó. Para poder desbaratar a la mafia, uno de ellos tiene que quebrarse", cerró Dalbón.