Dos atacantes en moto balearon ayer cerca del mediodía el frente de un merendero, ubicado en Magallanes al 100 y a metros de la comisaría 12ª, de Solís y Casilda, en barrio Ludueña. Se sospecha que los tiros no estaban dirigidos sobre ese inmueble sino que el blanco era el pasillo que está al lado donde, según testikmonios, se venden drogas al menudeo. No hubo personas heridas, y de acuerdo a un testimonio recogido en el lugar, la balacera tendría relación con “venganzas por deudas o venta de droga”. Es más, se indicó que los autores de los disparos serían conocidos de la zona. “Esto es constante. Venden droga frente a la comisaría. Esto es lo que estamos viviendo. Venimos poco, estamos con los niños, con la gente. Es complicado, en este barrio hay mucha violencia y además hay miseria humana. Se perdió el valor por la vida”, afirmó una mujer consultada por Canal 3. Luego, añadió que en ese lugar se asiste a nenes “desde los dos años hasta la adolescencia”. “Están mal, hay dejadez, acá no pasa nada”, remarcó.
Según voceros policiales, el ataque a balazos ocurrió alrededor de las 11 del martes cuando los vecinos de la cuadra de Magallanes, entre las vías y Arévalo, escucharon una moto acelerar, seguida de media docena de detonaciones.
Las fuentes del caso indicaron que quienes informaron de la balacera fueron los policías de la seccional 12ª que está a unos metros y que las primeras declaraciones tomadas a posibles testigos señalaron que los autores eran dos varones que pasaron a bordo de una motocicleta color negra de 150 centímetros cúbicos.
A su vez, los pesquisas contabilizaron al menos cinco impactos en el portón y la pared del inmueble donde funciona los lunes, viernes y sábados por la tarde un comedor, merendero y también dictan algunos talleres de la Iglesia Comunidad Cristiana.
Para los habitantes de esa zona de Ludueña los tiros a plena luz del día no son una novedad. Una colaboradora de la iglesia, que esperaba poder ingresar para corroborar si hubo daños en el interior, aseguró a los cronistas de medios televisivos que el ataque no fue para el merendero. A su vez, otros testimonios agregaron que se trató de una venganza por tema droga que se comercializa y consume en los pasillos linderos.
“La comisaría está enfrente, pero ellos nos explicaron que son tres efectivos, que tienen internos y que necesitan la gestión política para que ellos puedan intervenir”, indicó la mujer encargada del merendero mientras trascendidos señalaron que los agresores son conocidos de la zona.
El caso quedó a cargo del fiscal de Flagrancia en turno, quien ordenó las medidas de rigor al personal de la Agencia de Investigación Criminal (AIC).