Hace un año en la ciudad de Córdoba murió el joven Ezequiel Castro. Fue en el Hospital Misericordia y por motivos "dudosos", su cuerpo de 21 años estaba golpeado y deshidratado. Una semana antes había sido detenido por la policía a una cuadra de su casa, en el barrio Cerro Norte, donde estaba tomando una gaseosa con un amigo.
Ese miércoles 8 de junio lo llevaron desde la Comisaría 19 al Centro de Recepción de Personas Aprehendidas, donde ingresó golpeado y con signos compatibles con tortura. Desde ese momento, su familia intentó localizarlo pero en el centro de atención del Poder Judicial no supieron precisar dónde estaba detenido. El Comité Nacional para la Prevención de la Tortura (CNPT) denunció que hubo una orden de libertad a favor de Ezequiel que nunca llegó a concretarse, que las circunstancias de la detención fueron irregulares y que hubo una demora del peritaje médico forense. "Recién ahora fuimos recibidos por la fiscalía, nos informaron que fueron citadas unas 30 personas entre médicos y policías, para informarles que están siendo investigades por esta muerte", dijo a Página/12 una de las abogadas de la familia, Gisella Videla.
"Se cumple un año de que Ezequiel ya no está, y no tenemos respuestas ciertas ni concretas, la causa pasó por tres fiscalías y eso se suma a la burocracia de Tribunales; el sistema judicial es clasista y se desentiende de la familia de la víctima", agregó la letrada. Además, denunció falta de acceso a la información y una grave dilación en la activación de la causa. A instancias de gestiones que incluyeron a la Secretaría de Derechos Humanos y el auto-encadenamiento de una familiar de otro caso de violencia policial en los tribunales de Córdoba, recién comenzaron a ver alguna actividad en el expediente.
¿Qué pasó con Ezequiel?
Luego de su detención, Castro había sido objeto de revisión médica en el Hospital Misericordia y posteriormente fue derivado al Centro Psico Asistencial (CPA), institución donde son detenidas personas judicializadas con problemas psiquiátricos y de adicciones en conflicto con la ley penal. Según las actas judiciales, llegó al hospital con numerosos edemas, excoriaciones y equimosis producidos de manera traumática, presuntamente con un objeto contundente.
El viernes 10 de junio, la fiscal Silvana Fernández ordenó su liberación al comprobar que no tenía antecedentes penales. Sin embargo, Ezequiel permaneció encerrado porque desde el CPA consideraron que no era conveniente, debido a su estado de salud psicofísica. Tampoco procedieron a contactar a la familia para que pudiera retirarlo de la institución. Los Castro nunca fueron notificados de la libertad, y recién ese día supieron dónde estaba su hijo, aunque les informaron que allí no lo podrían ver. El domingo a la noche, el joven fue internado de urgencia en el Hospital Misericordia. Los agentes policiales le dijeron a sus padres que estaba hospitalizado por un cuadro respiratorio, pero cuando llegaron al centro de salud, Ezequiel se encontraba en terapia intensiva, con respirador y marcas de golpes en todo su cuerpo.
Finalmente, el martes 14 falleció. La causa efectiva de su muerte aún no se encuentra oficialmente establecida. Recién en los primeros días de marzo de este año comenzó el peritaje médico, y actualmente sus resultados se encuentran "demorados". A la espera de su continuación, una de las posibilidades con mayor probabilidad es que el deceso se haya producido por rabdomiólisis, un cuadro producido por la descomposición del tejido muscular que puede darse por golpes muy fuertes o desgarros de los músculos. Había ingresado al hospital con signos de tortura y deshidratación de al menos dos días.
Trabajaba en una constructora
Antes de mudarse a Cerro Norte, la familia Castro vivía en barrio Talleres. Guillermo es camionero y Lorena trabajadora doméstica. Tienen cuatro hijas y tres hijos. Ezequiel estaba terminando el secundario en Villa Allende y se había inscrito con su hermano más grande en el Ejército, tal como describió Rodrigo Savoretti en el sitio Enfant Terrible. El "Negro", como le decían sus amigos, había comenzado a trabajar en una constructora, y era solidario con cualquiera que necesitara ropa o dinero. Con sus hermanos compartía la Playstation, era fanático de Belgrano, de Daddy Yankee, de los autos y de las viseras. Desde hace un año, Guillermina, la más pequeña de la familia con cuatro años, dibuja a su hermano y pregunta dónde está.
Desde que el CNPT tomó conocimiento del caso, estableció un contacto permanente con los familiares de Castro y sus representantes legales. En un encuentro con los padres y sus abogados conversaron acerca de las dificultades en el trámite del expediente judicial. Asimismo, el organismo remitió notas a la Fiscalía General de la Provincia de Córdoba y a la Fiscalía para acceder a la investigación en el marco de sus competencias, y a la Secretaría de Salud Mental requiriendo copia de los sumarios administrativos.
"Una investigación imparcial"
El CNPT está acompañando a los Castro en sus reclamos e "insta al Estado a realizar una investigación imparcial, diligente y eficaz que esclarezca los hechos y garantice la sanción adecuada de las personas responsables y la reparación integral de las víctimas". Asimismo, hace "un llamado a las autoridades a adoptar las medidas necesarias que eviten responsablemente la reiteración de hechos de esta naturaleza".
Desde el Comité, las fuentes consultadas expresaron que el caso Ezequiel Castro no es un hecho aislado en la provincia de Córdoba. Recientemente tomó estado público el caso de Julieta de 27 años, quien falleció el viernes esposada a una cama en el Hospital Neuropsiquiátrico y el caso Jonathan Romo, quien se encontraba en tratamiento por adicción a las drogas y fue detenido en la vía pública el pasado 10 de julio en la localidad de La Falda en el marco de un brote psicótico. Horas más tarde, Romo murió en la comisaría y la autopsia determinó que su deceso se produjo por asfixia mecánica producida por un tercero. Asimismo, circuló un vídeo que se utilizó como prueba del violento accionar policial durante su detención.