Hay una regla no escrita en los tribunales de Comodoro Py, pero que funciona como una verdad general: la fortuna le sonríe en ese territorio del barrio de Retiro a Mauricio Macri y le es esquiva a Cristina Fernández de Kirchner –incluso en las causas en la que es víctima, como en la del intento de magnicidio–. El expresidente logró en los últimos días correr al camarista Alejandro Slokar de la Sala de Casación que tiene que revisar su rol en el espionaje a las familias de los submarinistas del ARA San Juan y que su lugar lo tome Mariano Borinsky, el juez que más lo frecuentó durante su presidencia. “Sí, el camarista que jugaba al paddle con Macri en la Quinta de Olivos. Es joda. Más explícito no se consigue”, tuiteó CFK.
La Cámara de Casación tiene que expedirse sobre una serie de temas de gran impacto político e institucional. Uno de ellos es la revisión de la condena a seis años de prisión e inhabilitación perpetua que el Tribunal Oral Federal (TOF) 2 dictó en diciembre pasado contra la vicepresidenta. Esa decisión está en manos de la Sala IV del máximo tribunal, integrada por Borinsky y Gustavo Hornos –los dos casadores que solían reunirse con Macri en Olivos o en la Casa Rosada–. Después de que se apartara Javier Carbajo, salió sorteado Diego Barroetaveña para intervenir.
Barroetaveña es uno de los referentes de la política judicial: integra el Consejo de la Magistratura como representante de la Lista Bordó, la más conservadora y antikirchnerista de las agrupaciones de jueces y fiscales. Además, es uno de los jueces de la Sala I de la Casación –tribunal que también tiene pendiente de resolución dos causas contra CFK: la de Hotesur-Los Sauces y la del Memorándum con Irán–. Barroetaveña también estuvo en boca de todos después de que el exadministrador de la Corte Héctor Daniel Marchi declarara ante la Comisión de Juicio Político que el camarista habría recibido contratos a cambio de cerrar una causa contra Horacio Rosatti, el presidente del máximo tribunal.
Después de que Barroetaveña resultara sorteado para definir si confirma la condena contra la vicepresidenta, el diario La Nación publicó una nota que llevaba por título “Mala noticia para CFK”. La líder del Frente de Todos reaccionó a la publicación desde su cuenta de Twitter. “La condena ya la tienen escrita”, escribió Fernández de Kirchner en sintonía con lo que ella ya había dicho la primera vez que debió sentarse ante el TOF 2 –integrado por Jorge Gorini, Andrés Basso y Rodrigo Giménez Uriburu, que jugaba al fútbol en Los Abrojos, la quinta de Macri–.
Por ahora, la vicepresidenta no anunció que vaya a recusar a Barroetaveña. Ya lo intentó sin éxito con Borinsky y Hornos. Hace tiempo que CFK denuncia que existe una especie de fuero especial para tratar sus causas: en general, terminan en manos de esos dos camaristas –que, durante el macrismo, también integraron la Sala I de la Casación– y, en primera instancia, las investigaciones en su contra solían ser tramitadas por Claudio Bonadio y por Julián Ercolini. La Casación –con los votos de Slokar y Ángela Ledesma– anuló una causa que Bonadio había instruido contra CFK por vuelos al sur del país, pero el fallo puede impactar mucho más allá porque habló de la parcialidad del juez que se convirtió en acusador y juzgador de la expresidenta.
ARA San Juan
La principal preocupación de Macri en los tribunales está centrada en la causa por el espionaje a los familiares del ARA San Juan. Durante su gobierno, la Agencia Federal de Inteligencia (AFI) –desde su delegación Mar del Plata– espió a los parientes que reclamaban saber qué había pasado con el buque de la Armada Argentina y con sus 44 tripulantes. Las tareas de inteligencia se centraron mayoritariamente sobre su mujeres e incluyeron niños. Los espías se metieron en misas o en actos en el Concejo Deliberante. Según el juez que investigó el tema, todo el despliegue tenía un objetivo: alertar a Macri acerca de cuáles serían los reclamos que podían hacerle en un tema que concitaba el interés nacional e internacional.
En diciembre de 2021, el juez Martín Bava procesó por estos hechos al expresidente. Veinte días después, la Cámara de Casación salió en auxilio de Macri y compañía: le sacó todos las causas de espionaje que tenía y las mandó a Comodoro Py. En julio del año pasado, la Cámara Federal porteña no pudo decir que el espionaje no existió porque estaban los partes e incluso las fotos que había encontrado la entonces interventora de la AFI Cristina Caamaño. Para salvarlo, la Cámara –con los votos de Mariano Llorens, Pablo Bertuzzi y Leopoldo Bruglia– dijo que las tareas de la AFI estaban justificadas porque estaban en riesgo la seguridad del Presidente o la seguridad interior, y sobreseyó a todos los imputados.
Desde hace casi un año, la Cámara de Casación tiene que definir si ratifica el sobreseimiento que Llorens, Bertuzzi y Bruglia le concedieron a Macri o si ordena continuar investigando uno de los casos más escandalosos de la democracia. La semana pasada fue venturosa para Macri: se sacó de encima a Slokar y el bolillero de Comodoro Py le sonrió cuando salió sorteado Borinsky. La abogada querellante Valeria Carreras recusó a Borinsky por sus visitas a Macri –que habían sido reveladas por el portal El Destape– e incluso recordó que el mismísimo Macri dijo que jugaba al tenis con el juez.
“La causa del espionaje a madres esposas hermanas y familiares de la tripulación, quedó atrapada en el juego perverso de poder, que impera en el fuero federal de comodoro Py, y las que pagan las consecuencias son mis representadas, a quienes se las maltrata judicialmente una y otra vez”, le dijo Carreras a Página/12.
Corran a la jueza
Borinsky ya intervino en la causa con anterioridad y ya fue recusado por Carreras, pero con su voto y el de Yacobucci rechazaron el planteo. Podría darse un panorama similar aunque es probable que se demore algunos días porque Yacobucci estará de licencia.
En las últimas horas, Gustavo Arribas presentó una recusación contra Ledesma con un argumento sorprendente. Como la jueza fue crítica de las reuniones a hurtadillas de Borinsky y Hornos con Macri, la defensa del exdirector general de la AFI no quiere que ella decida si su colega debe permanecer en el expediente.
La recusación se leyó tanto como un ataque a Ledesma –a quien ya había intentado correr el exdirector de Reunión de la AFI Eduardo Winkler con el mismo argumento– como un espaldarazo a Borinsky.
Tiempo atrás, Borinsky y Ledesma tuvieron que resolver el destino de otra de las causas de espionaje del macrismo –la de los Súper Mario Bros–. La jueza denunció una maniobra de sus colegas para intervenir en un caso que nos les correspondía, le reclamó a Borinsky que diera explicaciones después de que lo recusaran porque aparecía en la agenda de Darío Nieto, el secretario privado de Macri, y sostuvo que el expediente debía seguir su trámite en Lomas de Zamora. La historia después fue conocida: pasó a Comodoro Py y la Cámara Federal dijo que no hubo un plan sistemático de espionaje y que, en todo caso, los espías actuaron como "cuentapropistas".