En las vísperas del cierre de alianzas la tensión en Juntos por el Cambio no para. El gobernador de Jujuy, Gerardo Morales, la trató de "alterada" a la presidenta del PRO (de licencia), Patricia Bullrich, y le dijo que baje un cambio. "Lo último que voy a hacer es bajar un cambio", le retrucó ella, para que luego él le contestara que debe dejar las "bravuconadas" y las "descalificaciones". Sobre este telón de fondo llegan al día en que podrían haber sellado un acuerdo con Juan Schiaretti, pero todo indica que ya no lo harán por el veto del expresidente Mauricio Macri.

No obstante, nada indica que la interna se resolverá de forma definitiva. Quienes no pudieron sumar al gobernador de Córdoba antes del cierre de alianzas no descartan volver a intentarlo después de las PASO o hacia el ballotage. Esto, siempre y cuando no les gane la interna Patricia Bullrich.

Bajar un cambio

En esa línea, y mientras presidía la Convención de la UCR que ratificó que buscan una ampliación del espacio, Morales le apuntó a Bullrich: "Si Patricia baja un cambio y deja de desacreditar creo que va a andar en andariveles normales. Creo que lo que se tiene que dar es un debate de ideas, pero si sigue alterada como está, se va a alterar la campaña".

No está claro si el titular de la UCR buscaba calmar los ánimos llamado "alterada" a la presidenta del PRO (en uso de licencia), pero está claro que no fueron sus mejores dotes de diplomático. Es más, Bullrich aprovecha cada oportunidad para confrontar e intenta dejar a sus adversarios en el lugar de tibios. Con Horacio Rodríguez Larreta, lo dice seguido. Ahora lo intentó con Morales.

No bajamos nada


"Gerardo, lo último que voy a hacer es 'bajar un cambio'.
Ir a fondo es lo que nos define como espacio y lo que la sociedad nos demanda. O somos un cambio profundo de la mano de la gente o seguimos con los arreglos entre políticos y no somos nada”,  remachó, nuevamente poniéndose en el lugar del "cambio profundo". A Morales y a Larreta les destina el puesto de los que arreglan con Sergio Massa.

Lejano a su discurso habitual, la dirigente no acusó al radical de haber ejercido algún tipo de machismo al llamarla "alterada". Ni tampoco se hizo cargo de las vagas amenazas de que la campaña de Juntos por el Cambio se iba a alterar.

El más duro

Pero Morales no es Larreta. Y le contestó a Bullrich, sacando chapa de la prisión de Milagro Sala. "No voy a redoblar para ver quién tiene más coraje para afrontar lo que viene y tomar decisiones. Lo que hice, lo que tuve que afrontar, Milagro Sala y delincuentes que están presos y las decisiones de Gobierno para transformar mi provincia, hablan por mí", le arrojó a Bullrich, en una pelea para ver quién es el más duro y mete más adversarios políticos en la cárcel.


La respuesta, no obstante, tuvo un costado más suave: "Estimada Patricia, me refiero a no escalar descalificaciones verbales. Te sugiero que retomemos el debate de ideas y no el de las descalificaciones bravuconas. El camino es la ampliación y nuestra unidad". Con lo que finalizó hablando del acuerdo con Schiaretti que no fue

La alianza que no fue

Con el cierre de alianzas encima, las chances de un acuerdo con Schiaretti ya son ínfimas, salvo que medien jugadas de último momento que nadie parecería estar pensando. En el larretismo, ya se resignaron a que eso no ocurra antes del cierre de alianzas, pero indicaron que redoblarán esfuerzos a futuro. También lo dijo Larreta, quien aseguró que el tema no está para nada cerrado.

No obstante, al comienzo de la semana todos los sectores que buscaban la ampliación (el larretismo, la UCR, Carrió, José Luis Espert, Margarita Stolbizer) plantaron bandera con una carta en la que dejaron en claro que la discusión está lejos de ser saldada. De hecho, dijeron que el ejemplo de la victoria en San Luis es el de la ampliación. Del otro lado lo vieron como "puro humo" y de hecho no hubo nuevas acciones para intentar sumar a Schiaretti, que ya marcha a inscribir su propia alianza para las PASO (ver aparte).