El 14 de junio de 1973, vio la luz una publicación creada por Rodolfo Ortega Peña y Eduardo Luis Duhalde, que provocó un fuerte impacto en la juventud política de los años 70. Ellos estaban seguros que la situación que vivía nuestro país necesitaba un espacio de discusión político e ideológico que, desde la posición del Peronismo Revolucionario, colaborara con el auge en la lucha de masas que se vivía entonces. Se trataba de impulsar el Peronismo de Base y a esos cientos de pequeños grupos que, muchas veces aislados, no podían participar de un debate  necesario. 

Desde años antes, Rodolfo y Eduardo habían creado otras revistas, como La Unión Americana y colaborado con numerosas publicaciones. Pero esta sería diferente. La revista "Militancia, peronista para la liberación", no sólo sería una publicación revisionista de la historia, como las anteriores, sino que intervendría con mucha intensidad en la realidad política de la coyuntura. El presupuesto ideológico era  continuar con la línea que había llevado adelante John Williams Cooke dentro del Movimiento Peronista y su esfuerzo por desarrollar un pensamiento revolucionario que entre otras cosas incorporara elementos del marxismo para analizar la política, posición que teníamos  asumida desde tiempo atrás por los que emprendíamos esta tarea. En el editorial del primer número se señaló que "La verdadera naturaleza ideológica de la lucha peronista es  contra las formas  renovadas del imperialismo y contra la opresión interna, que desatan las clases poseedoras sobre los oprimidos. Para el Peronismo, toda liberación nacional es social y a  la inversa".

Los 18 años de proscripción y exilio de Perón,  la heroica Resistencia Peronista; la participación protagónica en los últimos tiempos de las organizaciones político-militares del campo del pueblo y la asunción de Héctor Cámpora configuraban  una situación muy compleja. Asimismo la Masacre de Trelew ocho meses antes, se sumó a una dinámica situación política marcada por la existencia de un histórico e importante sindicalismo combativo cuyas demandas no podían ser contenidas por la dirigencia tradicional y derivaban en enfrentamientos dentro del Movimiento Peronista, que no eran sólo de palabra precisamente, donde muchas veces la burocracia sindical reprimía  con sus patotas, antes de que lo hicieran la policía o el ejército.

En estas circunstancias, el Pelado y Eduardo decidieron, con escasísimos recursos económicos, y con un pequeño grupo integrado  bajo su conducción desde hacía muchos años, lanzarse a crear esa herramienta que consideraban indispensable. Algunos compañeros y compañeras se sumaron, pero la responsabilidad editorial y periodística quedó solo en ellos dos, habiendo figurado Carlos María y Marcelo Duhalde, inicialmente como directores de la publicación . Hay que destacar que fue fundamental el aporte de Diego Muniz Barreto y su colaboracion en el terreno económico. De inmediato se acercaron más militantes, algunos  de los cuales ya formaban parte de ese grupo político que conducían Ortega Peña y Duhalde, como Carlos González Gartland, Vicente Zito Lema, el Chino Díaz Lestrem, Cacho Acosta, Ricardo Beltrán, Berta Sofobich, Sara Jorge, Elsa Portugheis, Ricardo Yacomini, Chana, Ignacio Ikonicoff y María Bedoian.

Hubo más compañeros y compañeras que también se incorporaron. Ese es el caso de Alicia Eguren, los compañeros de la Sabino Navarro, y especialmente de Rubén Dri y Mónica Peralta Ramos.

El habitual rigor que el dúo de abogados le imprimía a sus escritos, libros y publicaciones, se  aplicó a Militancia, sumándole una enorme cuota de valentía y convicción para enfrentar los sectores de la derecha peronista en el gobierno que acompañaban a Perón.

Las cuatro bombas que nos pusieron en las oficinas donde alternativamente funcionaba la redacción de la revista y el estudio jurídico, demostró claramente que la prédica de la publicación era certera y la denuncia del desvío de la gestión del gobierno era una realidad. Las amenazas, las bombas, la prohibición y secuestro de la revista, fueron configurando la persecución que desembocó en el asesinato de Rodolfo Ortega Peña.

La participación de Militancia en el debate político se hizo  desde una perspectiva clasista y antiburocrática, sin abandonar su identidad peronista. El aporte al análisis y  a la formación política fueron altamente valoradas, llegando Néstor Kirchner a asegurar públicamente que él se había formado leyendo los libros de Ortega Peña y Duhalde y la revista Militancia.

En la revista denunciamos con toda energía a José López Rega como cabeza de la derecha peronista que actuaba desde el entorno de la Casa Rosada. Asimismo abarcó toda la problemática de la época, debatiendo sin concesiones con el gobierno, los legisladores oficialistas, los organismos estatales y el Partido Justicialista.

Fue además un espacio plural del campo popular:  todas las denuncias de los trabajadores, todas sus movilizaciones y las de las organizaciones que se multiplicaban desde años atrás en barrios y sindicatos  tenían cabida en las páginas de Militancia, incluidos especialmente el Peronismo de Base, el peronismo combativo y la izquierda revolucionaria. La Revista no compartía la concepción militarista de una parte del campo popular, que ignoraba las planificaciones y acciones de las bases y que buscaba la confrontación directa. También, Militancia, cuestionaba  una política económica y un pacto social que contrariaban las promesas electorales hechas e  ignoraban las demandas salariales y las reivindicaciones de los trabajadores. 

En los últimos tiempos hay temas que algunos suponen nuevos, pero no es así. La corrupción en el Poder Judicial fue largamente señalada y denunciada en la revista Militancia, así como también la connivencia de empresarios y militares con dicho poder. Militancia también dedicó especial atención en sus páginas a los medios de comunicación.  Denunció fuertemente el papel de organizador y herramienta clave para el sometimiento cultural y social. Posteriormente se comprobó su rol esencial en el Terrorismo de Estado y que continúa avanzando hasta el día de hoy, cada vez más profundo e impune.

Las diferencias políticas surgidas dentro del peronismo en el tiempo transcurrido entre la asunción de Perón, y marzo de 1974, fecha en la que se incorporó Rodolfo Ortega Peña a la Cámara, provocó que este no se integrara al bloque del FREJULI, creando el  unipersonal Bloque de Base. Su juramento como Diputado Nacional: "Que la sangre derramada no será negociada", fue el primero en no utilizar la fórmula protocolar, condensando en él la prédica de Militancia. 

En septiembre de 1973,  Militancia fue clausurada mediante un decreto del Presidente de la Nación, Juan Domingo Perón. Se la acuso de  "agredir" a un mandatario de otro país, debido a las denuncias realizadas por la Revista contra el  golpe de Estado y los asesinatos cometidos por Augusto Pinochet en Chile. Militancia también  había denunciado la responsabilidad de las bandas que actuaban con el apoyo del Ministerio de Bienestar Social en el asesinato de tres dirigentes obreros de un partido de izquierda. En abril de 1974, se produjo la clausura definitiva de Militancia y esta volvió  a salir con el nombre de  "De Frente, con las bases peronistas" nombre de la revista que años antes dirigió Cooke y  en la que predicó en favor del Peronismo Revolucionario. La nueva publicación, también semanal,  sólo duró tres meses.

El alto impacto y la incidencia que tuvo la revista Militancia en la juventud de los años 70, y el reconocimiento que ha tenido a lo largo del tiempo,  hablan de la capacidad y solidez ideológica de Rodolfo Ortega Peña y Eduardo Luis Duhalde para interpretar la realidad y actuar en consecuencia.

Para ver la colección completa de Militancia y De Frente:

https://eltopoblindado.com/agrupaciones/publicaciones-afines/militancia/