Sándwiches, vinitos y música
Guchito es una sandwichería boutique, una idea que surgió cuando Pipino y Poroto, que hasta hace un tiempo nada tenían que ver con la gastronomía salvo su inclinación por el buen comer (uno es economista, el otro arquitecto), paseando por Florencia (Italia), vieron un lugar donde pese al frío la gente hacía cola para comprar comida. Se sumaron a la fila, pidieron un sándwich de focaccia con fiambre, stracciatella y trufa y un vasito de vino.
“Nos pareció un planazo”, cuenta Pipino. “Queríamos replicar un lugar así en Buenos Aires: encontramos este galpón destruido en Chacarita y, después de que abriera Cuervo en la esquina, sentimos que era el momento de armar la sandwichería”. Así acondicionaron el local: adelante está Guchito; atrás, una tienda vintage de ropa. Hablaron con amigos gastronómicos, encontraron un proveedor de panes y otros de fiambre, y armaron una carta pequeña pero con opciones para todos los gustos. Hay seis variedades de sándwiches y un especial del día: salen tostados de kimchi y queso para los vegetarianos; otro de queso halloumi con tapenade, chutney y verdes (desde $2500). Luego hay uno inspirado en ese sabor italiano que le dio origen a este sueño, de mortadela crispy con stracciatella, pera, lechuga y pesto; y otro de polpeta fior di latte con jamón crudo y salsa romesco.
Para acompañar, además de cervezas artesanales, se suma vermut (el barrio lo impone); kombuchas y sifones. Otro destacado de Guchito es la carta de vinos (desde $3500): son pocos, de bodegas boutique y elegidos meticulosamente por Pipino de acuerdo a sus gustos personales. Podrá ser un Manos Negras Sauvignon Blanc, un Galileo Orange Blend, un Syrah de La Cayetana y el Clarete de Paso a Paso. La carta no está cerrada, con próximas novedades prometidas. Entre los postres, hay un clásico queso y dulce hecho con membrillos en almíbar y queso gouda y un infaltable panqueque mixto (desde $1000). Pronto van a incorporar frutas con crema, que den un toque dulce para completar la experiencia.
Una experiencia nacida en Italia y aterrizada en Chacarita.
Guchito queda en Jorge Newbery 3824. Horario de atención: martes y miércoles de 13 a 20; jueves a sábados de 13 a 1. Instagram: @_guchito.
Street food israelí
Como casi todo en este mundo, el falafel también tiene un día que lo conmemora y es el 18 de junio, que por estos lares es también día del padre y, por si no alcanzara, el día del sushi. Si de festejos se trata, uno de los mejores lugares para celebrar esta bola frita de garbanzos del Medio Oriente es Benaim, que le debe su nombre a la abuela marroquí de los primos Nicolás Wolowelski y Juan Migueres, dueños del lugar. Este domingo habrá entonces falafel y cerveza a precios promocionales.
Para Benaim, el falafel es un clásico ineludible: lo sirven en pan pita hecho en horno de barro, relleno de con las bolitas de garbanzo, yogurt vegano artesanal (hecho con aquafaba, limón y menta) y una ensalada israelí que lleva tomate, pepino, perejil, oliva, limón y pimienta. Pero falafel (desde $1700) no es lo único que se puede pedir en esta casa: también hay shawarma preparado con tiras de pollo marinado, repollo salado, pepino encurtido, tomates concasse y yogurt en pan de pita (en la versión vegana el pollo se reemplaza por coliflor); el pastrón viene con pepinos agridulces, mostaza relish en pan de pletzalej (desde $3900) y se suman kebabs, unas albóndigas de carne con salsa roja, verde, cebollas y repollo marinados. Si la idea es compartir algo entre varios antes de ir al plato fuerte, una opción es la picada Power que trae, además de falafel, perfectas papas fritas con pimentón, hummus y pan pita.
Aún con temperaturas que arañan el bajo cero, el patio de Benaim es extrañamente confortable y hasta acogedor en invierno. Cuenta con unos calefactores que llegan a crear un cono de calor en la mesa y que permite comer sin morir congelado. Los más friolentos podrán ir al salón cerrado o pedir por delivery que, en esta época, sale muchísimo. Para beber, tienen cuatro variedades de cervezas de Siete Colores, algunos vinos, aperitivos y tragos clásicos como gin tonic además de bebidas sin alcohol. Y, abonando en efectivo, todo tiene un 10% de descuento.
Benaim es un buen lugar para grupos, donde veganos y omnívoros estarán bien alimentados.
Benaim queda en Gorriti 4015. Horario de atención: todos los días de 12 a 24. Instagram: @benaimba.
Perros calientes
Hace ya varios años que Ivana y José vinieron desde Venezuela pero recién hace dos meses comenzaron la aventura gastronómica que bautizaron Splash. De su país trajeron las ganas y los sabores que hoy forman parte de esta panchería que conjuga productos locales con sazón venezolana. Allí, los panchos (más conocidos como perros calientes) son una de las comidas callejeras más populares y cuando llegaron a Buenos Aires no encontraron la variedad de propuestas que tenían en su país natal. Así, pese a que nunca habían tenido un local gastronómico, se decidieron a montar Splash y compartir un poco de su tradición. La apuesta les salió bien: en hora pico la cola desborda el local y hay que armarse de un poco de paciencia, pero vale la pena: los perros calientes se preparan con tres variedades clásicas de salchicha: viena, alemana o polaca, que son las más comunes en Venezuela (desde $1200); y esta semana se suman otras dos, la mexicana y la ranchera, más picantes y de sabor más intenso que elaboran unos compatriotas en Buenos Aires.
¿Cuál es el secreto del éxito de Splash? Además de la calidad de las salchichas, la gran variedad de toppings disponibles sobre una mesada para que cada uno arme su propio súper pancho y lo bañe de salsas caseras (de ajo, cheddar, picante, etc.), ganando otro nivel de sabor.
Otro hit de Splash son los pepitos, un sandwich que nació en España pero se popularizó en la ciudad venezolana de Barquisimeto y que viene relleno de carne o pollo (puede salir mixto y con panceta) y puede tunearse a gusto del comensal: su tamaño lo hace apto para dos personas ($3500). Por último, están las hamburguesas, otro producto casi obligado de la comida callejera que, siguiendo las reglas del local, puede llenarse de todos los toppings, salsas e ingredientes disponibles ($2500). Pronto habrá novedades: por lo pronto, ya están buscando nuevo local para desembarcar en Palermo y quieren sumar café para incorporar a la carta.
Una experiencia del mundo, repleta de sabor venezolano, y en Buenos Aires.
Splash queda en Suipacha 527. Horario de atención: martes a sábados de 12 a 24, domingos hasta las 22. Instagram: @splash.caba.