Cuando no habían pasado 24 horas del paro y movilización de la docencia en reclamo de respuestas contundentes contra la violencia en las escuelas, dos establecimientos educativos debieron suspende las clases ayer, ante nuevas amenazas. La primaria N° 1337 “Carlos Sylvestre Begnis”, de Nahuel Huapi al 4500, amaneció con ocho impactos de bala en el frente y dejaron una nota intimidatoria; mientras que a poco más de veinte cuadras, en la Escuela N° 518, de Rouillón al 4400, tampoco hubo actividades, ya que fue hallado un mensaje de alerta sobre una balacera.
La angustia y temor de las comunidades educativas va en aumento ante la seguidilla de hechos de amenazas y balaceras que ya son más una treintena, desde marzo pasado. “Estamos esperando respuestas del gobierno provincial, pero también de los gobiernos nacional y local. Queremos garantías, trabajar con seguridad, que las clases se desarrollen normalmente en todas las escuelas. Necesitamos respuestas y nos encontramos con el gobernador como comentarista. La autoridad política tiene que controlar a la policía y el territorio. Mientras eso no pase vamos a estar cada día peor”, dijo el secretario general de Amsafe Rosario, Juan Pablo Casiello en LT8, desde la escuela de calle Rouillón.
En ese establecimiento, debieron desobligar al alumnado. "Los chicos y chicas habían ingresado. Se estaban preparando para empezar la actividad escolar cuando el personal encontró la nota que anunciaba balas a la comunidad de la escuela a partir de mañana”, señaló el gremialista. Además, lamentó: "Tampoco se entregarán las raciones de comida y mañana (por hoy) no habrá actividades. La expectativa es que el viernes se normalice. Ésta es una comunidad muy golpeada. Para los chicos y chicas la escuela es un lugar central. Esperemos que las respuestas de las autoridades aparezcan pronto”.
En tanto, según trascendió, en la escuela 1337, donde se hallaron las marcas de los disparos, la nota amenazante que encontró un portero mencionaba supuestamente a Andrada, del gremio de los recolectores.
Desde allí, un docente señaló: “Teníamos plenaria, no había actividad con chicos. Pero ahora vamos a ver qué medidas se toman, qué va a pasar. Ningún trabajador quiere venir en estas condiciones”, dijo en Radio 2 sobre la reunión prevista, que fue suspendida por el Ministerio de Educación.
La situación generó conmoción. “Uno de los tiros está a la altura de la cabeza o de la espalda de un chico. Esto atemoriza mucho, da escalofríos. El Estado dejó que el terreno esté copado por esta gente que atemoriza, ya ningún trabajador quiere arriesgar su cuerpo”, agregó el docente.
Con todo, mientras se prepara un paro de alcance provincial para el 22 de junio, docentes de Rosario apuntan a trabajar sobre el protocolo de denuncias de hechos de violencia en las escuelas. Casiello planteó que se debe unificar un criterio que garantice la protección de los profesores y maestros que se ponen al frente de las denuncias.
Por su parte, la secretaria general de Ctera, Sonia Alesso, señaló que "lo que están viviendo las maestras y maestros es verdaderamente grave”. En Radio2 agregó que "hay más días perdidos por balaceras que por paros”.
Desde el sindicato de docentes de colegios privados, Sadop, Martín Lucero recordó que la marcha del martes “fue una clase de ciudadanía y una expresión de enojo de la sociedad con el Estado”. En ese sentido, agregó que la jornada de protesta "representó una gran clase de ciudadanía y una expresión genuina por la paz, pero también, de fuerte enojo de la sociedad con las respuestas que da el Estado en su conjunto. Las balaceras nos ponen en un lugar muy incómodo y de mucho peligro; hacen que la gente tenga miedo de ir al colegio. Ya tenemos el antecedente de una criatura herida -por el nene baleado en el tobillo a la salida del turno tarde de la escuela José Ortolani-; de tanto advertir, puede llegar a pasar lo que uno no quiere que pase”.