La entrada de inversiones extranjeras directas (IED) a América Latina y el Caribe disminuyó en un 7,9 por ciento en 2016, según un informe presentado ayer por la Cepal (Comisión Económica para América Latina, dependiente de la ONU). El mismo trabajo señala que, de los 167.043 millones de dólares ingresados a la región como IED el año pasado, Argentina recibió 4229 millones, con una caída de nada menos que el 64 por ciento con respecto al año previo. No deja de ser curioso el dato, dado que la atracción de inversiones externas fue la bandera principal con la que asumió la Alianza Cambiemos el gobierno en diciembre de 2015, y la justificación para una batería de medidas que provocó un salto en los precios internos, deterioro de los ingresos para muchos y la pérdida de empleos por cierre de establecimientos comerciales y manufactureros que no pudieron soportar el salto en los costos. Sin embargo, las inversiones faltaron a la cita. La caída en el pozo es aun más sorprendente teniendo en cuenta que la comparación se realiza respecto del último año de gobierno kirchnerista, que las autoridades entrantes, con Mauricio Macri a la cabeza, insistieron en caracterizar como responsable de una política que “ahuyentaba las inversiones y nos dejaba fuera del mundo”.
Dentro de América del Sur, el mayor incremento de la inversión tuvo lugar en Colombia (15,9 por ciento). En Brasil, pese a una prolongada recesión, la inversión creció un 5,7 por ciento. Las caídas más acentuadas de la IED en América del Sur en 2016 se dieron en la Argentina (64 por ciento), Ecuador (43,7) y Chile (40,3).
El documento informativo de la Cepal señala, además, que la relación entre IED y producto bruto interno (PBI) para América latina y el Caribe, se ubicó en el 3,6 por ciento en 2016. Entre los países de Sudamérica, los que se ubicaron por encima de esa tasa fueron Chile, Colombia y Brasil, en los tres casos con IED por encima del 4 por ciento del PBI. Considerando el total de los países de América latina y el Caribe, los dos con más baja proporción de inversión extranjera directa en relación a sus respectivos PBI fueron Argentina y Ecuador, en los que dicha tasa no alcanzó al uno por ciento. El informe da cuenta, además, de tres operación de “desinversión extranjera directa”, por venta de activos de firmas multinacionales radicados en el país. Estos casos fueron la transferencia de los activos de Petrobras Argentina a Pampa Energía, por 892 millones de dólares; la venta de las participaciones en Edenor y Edesur de manos de inversores estadounidenses y venezolanos (no identificados) a la firma local Desarrolladora Energética por 220 millones; y la transferencia de Petroken (petroquímica de Ensenada), de Lyonell Basell, de Holanda, al Grupo Inversor Petroquímico por 184 millones.
El informe de Cepal señala que el descenso de la IED que se observa en Argentina “debería relativizarse, dado los cambios regulatorios introducidos en 2016. Hasta fines de 2015 existían distintas restricciones a la repatriación de fondos que tendían a sobredimensionar los flujos de IED asociados a la reinversión de utilidades. La eliminación de esas restricciones por parte del nuevo Gobierno redundó en una caída de la reinversión de utilidades en 2016”. Lo significativo, que queda expuesto en el diagnóstico de Cepal, es que los mecanismos de regulación existentes hasta 2015 impulsaron la reinversión de las utilidades de las filiales de empresas extranjeras. Y que la liberación posterior, la eliminación del denominado “cepo”, promovió la remisión de utilidades a casa matriz.
Y no sólo eso. El informe de CEPAL continúa detallando, para el caso de Argentina, que “en el marco de esa flexibilización también disminuyeron las deudas contraídas con casas matrices y filiales. La caída de la reinversión de utilidades y la cancelación de deudas con casas matrices y filiales compensaron con creces la entrada de nuevos capitales”.
Efectivamente, el informe de la Cepal refleja como IED en 2016 un total de 7976 millones de dólares como aportes de capital y reinversión de utilidades de firmas extranjeras. Esta cifra resulta un 15 por ciento inferior a los 9377 millones de IED del año 2015 por los mismos conceptos. Pero la mayor diferencia se da en el rubro Préstamos entre Compañías, que en 2015 había representado un ingreso de 2382 millones de dólares, y en 2016 reflejó una salida (devolución de préstamos) por 3747 millones de dólares. Estos pagos, existen sobradas sospechas de que, en más de un caso, encubren remisión de utilidades al exterior que no de declaran como ganancias sino como devolución de préstamos.