El Club Atlético River Plate (CARP) celebró en sus redes sociales un hecho que calificó como “histórico”: sumará 7,3 hectáreas en el barrio de Núñez para la construcción de un centro de alto rendimiento deportivo. El anuncio de los millonarios tuvo una réplica más modesta desde el lado del Estado nacional que informó un acuerdo entre la Agencia de Administración de Bienes del Estado (AABE) para el uso de un predio de la Avenida Cantilo al 5700. El terreno en cuestión es mucho más que una porción de tierra: es el campo de deportes de la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA), hasta ahora en poder de la Marina y del Ministerio de Defensa. Desde hace casi 20 años rige en ese lugar una medida de no innovar por los testimonios que indican que allí se podrían haber inhumado o cremado los restos de quienes pasaron por el campo de concentración de la Marina y no fueron víctimas de los vuelos de la muerte –el método de eliminación que se usó masivamente–.
Según relató el CARP desde su página web, el club, a través de su presidente Jorge Brito, inició en enero del año pasado un pedido para tener acceso al predio. En realidad, es un anhelo de larga data para el club de la banda: durante el gobierno de Cambiemos, el entonces presidente de la entidad Rodolfo D’Onofrio dijo en una entrevista en la revista Viva que había llegado a un cierto entendimiento con Mauricio Macri por el terreno.
El 27 de diciembre de 2022, la AABE se presentó ante el juez federal Ariel Lijo –a cargo actualmente de la megacausa ESMA– para informar que el CARP les había pedido un permiso precario de uso gratuito. La autorización para que la AABE se lo otorgue a River llegó a finales de mayo. El convenio se firmó el lunes entre la AABE y River.
Según explicó en el juzgado, River se propone construir un campo de deportes, seis canchas para fútbol de once, una cancha de agua de hockey, cuatro vestuarios, un salón de usos múltiples, un salón comedor y estacionamientos. El proyecto tendrá cinco etapas y podría demorarse cinco años.
El campo de deportes, según consignó el juez, siguió en funcionamiento todos estos años: la Armada tenía allí canchas de fútbol, rugby y básquet así como un circuito de atletismo. Desde 2004, regía una medida de no innovar en el predio que había sido dictada por el juez federal Sergio Torres, quien tramitó durante unos quince años la causa ESMA. La medida había sido solicitada por el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) por el impulso del artista León Ferrari, cuyo hijo Ariel fue secuestrado y llegó sin vida a la ESMA.
Después de una serie de reuniones en las que participó la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación, el juzgado dispuso que antes de que River haga reformas sobre el terreno deberá llevarse a cabo un análisis del lugar por parte del Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF). El trabajo de los antropólogos comenzará con probabilidad en julio y podría completarse antes de fin de año, confiaron fuentes del organismo.
El campo de deportes
El miércoles era el día de los “traslados” en la ESMA, cuando se vaciaba la zona de “Capucha”, donde estaban los secuestrados y las secuestradas. Sin embargo, hay testimonios que indican que los marinos practicaban la incineración de los cuerpos de quienes llegaban sin vida al campo de concentración o morían en la tortura. Una de las posibilidades que se barajó es que ese pudiera haber sido el destino de Rodolfo Walsh, que llegó muerto a la ESMA después de que lo hirieran mientras lo secuestraban en San Juan y Entre Ríos el 25 de marzo de 1977.
En su libro Por siempre nunca más, el marino Adolfo Scilingo no solo habló de los vuelos de la muerte –una mecánica que ya le había confesado al periodista Horacio Verbitsky–, sino que también mencionó los “asados”. Contó, por ejemplo, que el 25 de marzo de 1977 apareció en el taller de Automotores de la ESMA un suboficial que le pidió cubiertas y un camión. Además, reclamó que esa noche no se encendieran las luces del campo de deportes. Según Scilingo, el motivo era un “asado para festejar el aniversario del golpe”. Por si quedaban dudas, Scilingo aclaró: “Asado era la forma de denominar la cremación de un cuerpo. Se utilizaban leña y cubiertas viejas que se llevaban en el camión hasta el fondo de las instalaciones que lindaban con el Río de La Plata”.
Algunos guardias hablaban de las “fogatas” en el campo de deportes que está del otro lado de la autopista. Así lo hizo en 1984 el cabo segundo Rubén Castellano, que, además, aportó un croquis del lugar. Otro cabo, Jorge Torres, también contó que era común que, durante la noche, llegaran autos o camionetas y enfilaran hacia la zona de la costa. El exconscripto Alejandro Hugo López declaró ante la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (Conadep) y después brindó su declaración ante el tribunal que juzgó los crímenes en la ESMA. Él relató que existía una batea –de casi dos metros de largo–que iba y venía de la ESMA en la que se podría haber incinerado cuerpos y que él mismo vio vértebras a la orilla del río.
Desde 2007 hubo trabajos en algunas áreas del campo de deportes para intentar encontrar restos. Los resultados, hasta el momento, fueron negativos. Hay dificultades concretas: el terreno se rellenó y se modificó con toneladas de desechos y el agua fue también modificando esa superficie.
El EAAF hizo excavaciones entre 2009 y 2015 en dos sitios puntuales. Sin embargo, cuenta con nuevos testimonios que podrían extender el espacio a analizar, por eso la Secretaría de Derechos Humanos pidió que se avance con ese examen y el juez lo puso como condición previa para el desarrollo del proyecto de River.
Rechazos
Pese a los recaudos, el anuncio generó preocupación o cayó mal entre algunos organismos y referentes del movimiento de derechos humanos. Graciela Lois, miembro de Familiares de Desaparecidos y Detenidos por Razones Políticas y quien logró evitar en el menemismo que la ESMA se convirtiera en un parque para la reconciliación, remarcó que se enteró de la decisión por los medios. “Siempre supimos que en el campo de deportes sucedieron hechos terribles. Más allá del tiempo transcurrido debe ser protegido”, le dijo a este diario.
Para Patricia Walsh, hija del periodista y querellante en la causa ESMA, permitir la construcción de un centro deportivo en el campo de deportes de la ESMA es negacionismo. “¿Ignoran que en ese lugar se quemaban los cuerpos de las víctimas de la ESMA cuando no era día de lo que llamaban ‘traslado’, o sea día de los vuelos de la muerte? Allí hacían lo que llamaban ‘el asadito’ y ello está probado en la megacausa ESMA. ¿Cómo pueden negarlo destinando el lugar a prácticas deportivas? Es negacionismo. Ojalá no puedan hacerlo. No en ese lugar. Ojalá se alcen todas las voces de repudio necesarias para poder impedirlo. Ese es un lugar de prueba y de memoria. Y no se lo puede negar”, reclamó.
Desde el Espacio Memoria, Verdad y Justicia exigieron que se vuelva atrás con la medida y que el predio sea considerado un sitio de prueba y luego se convierta en un sitio de memoria. Osvaldo Barros, sobreviviente de la ESMA e integrante de la Asociación de Ex Detenidos Desaparecidos (AEDD), expresó su indignación y dijo que iban a hacer una presentación judicial. “El campo de deportes es parte del centro clandestino. Allí cremaban los cuerpos de los secuestrados fallecidos en la tortura o que llegaban muertos a la ESMA”, sostuvo.
“Por más buena voluntad que pueda poner un club de fútbol en hacer un proyecto deportivo no podemos perder de vista que ese espacio debe ser considerado un sitio de memoria, porque hay pruebas suficientes que allí fueron arrojados los restos de personas secuestradas que provenían de la ESMA”, opinó Mercedes Soiza Reilly, quien representó a la fiscalía en el juicio de la ESMA Unificada –que se extendió entre 2012 y 2017. “Las tareas del EAAF siguen activas y el proceso de Memoria, Verdad y Justicia nos sigue demostrando que finalmente las pruebas aparecen”.