La performance es la manera desde la cual Pieles migran ríos despliega su propuesta en torno al pluriverso femenino. Surgido del laboratorio/taller “Pieles en Transhumancia”, con dirección de Paula Drenkard, Pieles migran ríos se presenta hoy a las 19, con entrada gratis, en el Teatro del Centro Cultural Parque de España (Sarmiento y el río).
“Ya es la segunda edición de este laboratorio, de convocatoria abierta, destinado a mujeres y disidencias. En el lapso de una semana se inscribieron más de 60 personas y debimos hacer una selección, más que nada orientada a elegir ciertas diversidades, en términos de trayectoria, experiencias, y también generacional: hay un arco de mujeres de entre 20 y 60 años. Si bien es una propuesta de trabajo colectivo, apunta también a las singularidades y se trabaja en torno a las memorias y los recorridos casi autobiográficos de cada quien. Trabajamos en relación a lo que yo llamo ‘memorias vitales’ y las identidades, pero también desde la construcción colectiva; es decir, ¿qué es para cada quién ser mujer en este momento? Incorporamos recursos y herramientas que tienen que ver más con las artes escénicas, el movimiento, y lo que se plantea como prácticas somáticas; es decir, un recorrido de construcción, de conocimiento y reconocimiento propio, de sí y de las otras y de los otros”, relata Paula Drenkard a Rosario/12.
“Se arma una comunidad que sorprendentemente ya empieza a aparecer desde el primer encuentro, porque se apela también a recorridos que son sensibles, perceptivos y expresivos. Eso hace que se produzcan las identificaciones, los reconocimientos, los momentos donde emergen deseos y manifestaciones. Es un espacio donde se pueden expresar diferentes tipos de emociones, sensaciones y reflexiones. Eso permite que nos situemos en cómo estamos viviendo hoy día, hacia dónde vamos, hacia qué resistimos o qué alternativas generamos ante lo que nos resulta dificultoso, critico o doloroso”, continúa la directora.
-En función del trabajo realizado el año pasado, seguramente aparezcan cuestiones más claras y otras donde profundizar.
-Vengo trabajando de esta manera hace muchos años, tengo una formación académica, soy docente y tuve recorridos artísticos, también en torno a las prácticas somáticas. Fue todo un trabajo de articulación, porque en ambos territorios me faltaban cosas; en lo académico, había demasiado puesto en el saber y no en una sensibilidad y emocionalidad; y en lo artístico, si bien no es que no se daba, faltaba un pensamiento más orgánico. Necesitaba experimentar un dispositivo de este tipo con mujeres y esa fue la propuesta que hice al Parque de España, y el espacio se abrió para que esto fuera posible. Este año se ha sedimentado algo; ahora le hemos puesto por título Pieles migran ríos porque trabajo también desde el punto de vista metafórico, haciendo un enlace con el ambiente del que somos parte. Y esto que es metáfora también me sirve para pensar otras cosas; lo que decanta y sedimenta se vuelve algo fértil, de donde pueden aparecer transformaciones.
-A la vez, pienso en cómo tu propuesta es posible en tanto consecuencia del accionar social de las mujeres.
-El trabajo evidencia la fuerza poderosa de lo colectivo y de las mujeres; una energía que transforma y emerge en las expresiones, en la formas de enlazase, en lo que aparece discursivamente en los cuerpos, en cómo este oleaje puede romper y movilizar un montón de cosas, gritar y manifestarse, incluso a veces con furia pero en otras desde el cuidado, la empatía, la sutileza; cuestiones de lo expresivo y lo energético que también son parte de cómo nos vamos moviendo socialmente.
-En ese sentido, creo que el cruce generacional es fundamental; aun cuando seas la directora, ¿la experiencia te afecta?
-Para mí es como un desafío, y cada encuentro constituye un hecho creativo y performático. La performance es una manifestación artística diferente al teatro o a una obra de danza, es un estado de co-creación en el presente, que no tiene un guion previo aun cuando haya una estructura o ciertos motivos. Es una creación in situ, y a cada encuentro lo sentí de esa manera. Creábamos con lo que iba pasando. Escuchar el relato de la infancia de una mujer de 60 y otra de 20, y encontrar puentes de identificación y de diferencias, es una maravilla; también es una práctica política, porque es un espacio de aceptación de las diferencias, hay una escucha, sin la necesidad de polemizar o de opinar, aunque lo que se diga sea totalmente distinto a como estoy posicionada y me manifiesto.
-¿Qué veremos en la performance?
-La performance se deja atravesar por distintos lenguajes: de movimiento, actuación, poesía; durante el proceso se ha escrito, y esos textos fueron llevados a la performance. El material de trabajo lo constituyen sus propias historias, y la elección del vestuario y las imágenes tienen que ver con eso y con cómo las historias se fueron enlazando. Les espectadores atravesarán distintos espacios y momentos; es un pequeño viaje, con momentos más introspectivos y de sosiego y otros de algarabía y festivos. Hay también un situarse en el momento donde estamos, desde el punto de vista socio cultural y ambiental. Con el río atravesando todo el tiempo la performance.
Con dirección y producción de Paula Drenkard y asistencia de Carolina Condito, en Pieles migran ríos performan: Alejandra Tineo, Soledad Pérez, Cecilia de Michele, Daiana Bruce, Gianina Moisés, Julia Lamas, Kohay Ornelas, Lorena Paola Oviedo, Mara Ruiz Eloisa, Melina Bolsico, Natalia Cesano, Paula Valdés Cozzi, Patricia Cuffia, Rocío Cabral Menna, Natalia Leggio, Stephany Piedrahita, Yanina Giuva, Wendy Gilt Lanese, Manuela Rodríguez, Romina Parisi. La edición sonora y la música en vivo corresponden a Gonzalo Díaz, la asistencia técnica es de Santiago Dejesús, y las imágenes del río son de Ojo de Río.