“Crear imágenes con color, sutileza, emoción”, es la expresa meta que persigue Eoin Carey, un fotógrafo irlandés que vive en Glasgow, Escocia, y que acaba de publicar un fotolibro llamado Father (“Padre”). Nombre directo, al hueso, que lógicamente responde a razones: con este proyecto, E.C. pretende capturar las complejidades de la paternidad, a menudo desatendidas por el arte contemporáneo, acorde al propio autor de estas fotografías. Autor que, dicho sea de paso, aclara que de ninguna manera busca erigir semidioses; todo lo contrario: su objetivo es mostrar “el costado rutinario, mundano y estresante, hermoso e íntimo” de la experiencia de muchos varones que efectivamente participan del cuidado de sus hijos e hijas, normalizar escenas que en muchos hogares sí son cotidianas, y de esta manera alejarse de las imágenes más predominantes en torno a la paternidad: “el padre heroico, el padre incompetente y el padre ausente”, en sus condenadas palabras.

Cuenta Eoin que comenzó Father tomándoles fotografías a sus amigos y ya luego extendió la invitación a desconocidos escoceses “para conocer historias diversas”, creyendo que sería fácil sumar testimonios visuales a la iniciativa. Le interesaban especialmente padres novatos y jóvenes, de una generación que ha empezado a adoptar un rol más activo y presente, diferente a la figura de antaño que representaba orden y silencio mientras recaía en las madres todo lo vinculado a crianza y tareas hogareñas. Le sorprendió, empero, la reticencia de ¡cantidad! de varones. “Les generaba cierta ansiedad, cierto temor que su forma de ejercer la paternidad fuera juzgada por el afuera”, destaca el artista, que se tomó su tiempo para documentar cada caso, rechazando la idea de montar una puesta en escena. De hecho, pasó horas y horas con los papás y sus retoños en pos de construir un vínculo de confianza que le permitiera ser parte del día a día de los retratados y, de esta manera, conseguir registrar lo que más le interesaba: esos pequeños momentos cotidianos que, de tan familiares, pueden pasan inadvertidos.

Padres que preparan la merienda, que llevan el cochecito, que cambian pañales, que intentan cenar con un bebé chiquito en la falda: tales son algunas de las postales que comparte Eoin Carey en su fotolibro, donde también imprime la palabra en primera persona de tipos que poco a poco asumen una nueva forma de crianza, en la que, por ejemplo, puedan expresar sus inseguridades mientras sacan a relucir su costado más lúdico, tierno, amoroso.