Rossana Chahla, la diputada nacional por Frente de Todos de Tucumán, se convirtió en la nueva intendenta de la capital de la provincia. La Junta Electoral realizó el escrutinio de las 203 mesas que habían quedado si contar el domingo pasado y, al sumar lo que había expresado el escrutinio provisorio, superó por 5200 votos a la aspirante de Juntos por el Cambio, Beatríz Ávila. Chahla contuvo su alegría y mientras espera que se den a conocer los números oficiales del escrutinio definitivo aseguró que agradecía "a quienes forman parte de esta elección histórica". El macrismo local, representado por el actual intendente, Germán Alfaro, prefirió no esperar, no reconocer la derrota y anunció el retiro de sus fiscales para avisar que presentará una demanda ante la justicia. De esta manera, el peronismo no sólo retuvo la gobernación sino que le arrancó a JxC el municipio más importante del distrito y que controlaba desde hace 16 años.
Alfaro y Ávila no reconocen el resultado y si bien no denunciaron fraude, afirman que hubo maniobras sospechosas. De todas manera, lo más curioso que mostró el recuento provisorio fue que desde un primer momento Chahla estuvo delante de Ávila. Es cierto que la diferencia era exigua pero en Tucumán gana el que más votos obtiene. La Constitución provincial no prevé el balotage para ningún cargo.
La actitud de Alfaro se puede entender como una maniobra desesperada ante la contundente derrota que sufrió en la categoría gobernador y vice. Junto al radical Roberto Sánchez integró la fórmula que solo cosechó el 34 por ciento de los votos contra el 56,44 por ciento de la dupla del FdT, Osvaldo Jaldo-Miguel Acevedo. La aceptaron sin chistar.
Pero el rostro de Alfaro se desencajó cuando vio que podía perder la municipalidad que hacía 8 años gobernaba. Su compañero Sánchez lo acompañó en la queja solo el domingo en la noche, cuando ambos irrumpieron en la Junta Electoral para reclamar la lenta carga de los datos. Luego el derrotado candidato a gobernador se borró. No hay una buena relación entre ambos. La pelea por quién era el candidato a gobernador fue casi sangrienta y eso afectó la comunicación y la confianza.
El escrutinio provisorio se detuvo el lunes por la madrugada. Se habían escrutado 1135 mesas de las 1338 y Chahla obtenía 128.240 votos. Ávila conseguía 126.241 votos. Ayer, cuando la Junta Electoral contó los votos de las 203 urnas faltantes Chahla sumó 25445 votos más y Ávila 22163. El triunfo del Frente de Todos de Tucumán estaba así garantizado.
Recién anoche la ganadora se expresó en las redes sociales. Contó que había visitado a una mujer de 96 años que vive en uno de los barrios periféricos de la capital tucumana, donde el FdT arrasó, y que el domingo pasado había ido a votar. "La diferencia de votos cada vez es mayor y la tendencia se vuelve más difícil de revertir. Nada mejor que enterarme de esto en la casa de una vecina que, con 96 años, fue a votar para que nazca una nueva ciudad", escribió.
Ávila no dijo ni mu.
El que se movió fue Alfaro para recurrir a la justicia. El intendente fue quien había presentado ante la Corte Suprema un recurso de amparo para impedir las elecciones de la provincia que estaban previstas para el 14 de mayo pasado. La Corte le dio una mano y mandó a suspender los comicios. Juan Manzur, que aspiraba a ser candidata vice forzando la lectura de la Constitución, dio el paso al costado y se liberó la elección. Alfaro entonces buscó que los supremos lo ayuden una vez más al pedirles que no autoricen la nueva fecha de los comicios. La Corte esta vez no dijo nada.
Ayer y frente a la tendencia favorable para Chahla, Alfaro tomó la decisión de sacar a todos sus fiscales de la Junta Electoral y abandonar el control del escrutinio. Uno de sus laderos, Alfredo Toscano, dijo que ante la negativa de la Junta al pedido de JxC de abrir todas las urnas decidieron retirarse. "La Junta Electoral resolvió que no encontraba entidad suficiente en lo denunciado", dijo el por ahora secretario de Obras Públicas del municipio.
Hay otro dato que por su contundencia debilita las especulaciones que pueda desarrollar Alfaro para justificar su negativa a reconocer la derrota en el municipio. Se trata del corte de boleta que se puede observar en el escrutinio.
La fórmula Sánchez-Alfaro obtuvo en la capital tucumana 137.259 votos, unos 11.018 más que Ávila. Esa diferencia no se presentó en el caso de Chahla que, según el recuento, no solo cosechó más votos que Ávila sino que además obtuvo más votos que la dupla Jaldo-Acevedo.
Una vez que la Junta Electoral de Tucumán emita el informe final y designe a los ganadores comenzará el período de transición donde Alfaro tendrá que entregar el municipio a la peronista Rossana Chahla.