Los proyectos que integra Pablo Pino son caras de un mismo y sorprendente camino: 30 años con Cielo Razzo, 10 con Los Bardos, y ahora Pino KR, donde explora otras maneras compositivas, con las decisiones formales a su cargo, y una banda –Kive Rono– notable: Florencia Croci (bajo y coros), Jula Acuña (guitarra eléctrica, guitarra acústica y coros), Taka Carlesso (batería y percusión), Juan Cruz Ferro (sintetizadores y programaciones), con Pino en voz, guitarra acústica, ukelele, charango y coros. Pino KR presenta sus canciones hoy a las 20 en Centro Cultural Güemes (Lagos y Güemes).

“Hace mucho tiempo, cuando arranco con Los Bardos (grupo que integra con Nahuel Marquet y Ezequiel Salanitro) tenía esta idea. Pero te hago un paréntesis: al estar dentro de un grupo –y lo sigo estando–, a veces las directivas y decisiones se toman entre todos; en el caso de este nuevo proyecto, aun cuando no deje de ser así, soy yo quien termina definiendo. Era lo que quería; es decir, quise manejar más algunas cuestiones. Desde ya, todo lo que aprendí fue siempre en grupo y en comunidad; pero en este caso quise ser un poco el que llevara el juego, el que dirigiera la situación”, comenta Pablo Pino a Rosario/12.

-Se trata también de canciones que no habían encontrado su lugar, ¿no?

-Hay canciones que estaban dando vueltas, que no entraban en Cielo, y por otro lado, en ese momento no estábamos haciendo nada con Bardos. En algunos de los viajes que hice –no estoy hablando de viajes a la India, sino de viajes íntimos, con mi familia, a lugares como Valle Hermoso o Purmamarca–, llevé conmigo una guitarrita pequeña; de allí y de un charango salieron varias de las canciones. Arranqué en un primer momento con estas primeras seis, varias de las cuales fueron compuestas en esos viajes. Quienes estamos en lo que para mí es la música, tenemos la suerte de que nada nos ata, no hay una dirección determinada, sino una libertad tan grande que me dio la posibilidad de estar primero en Cielo, después casi diez años con Bardos, y ahora con ganas de jugar de esta manera. Cuando se está en grupo se tira la pelota al costado, en el sentido de darle la decisión al otro, pero acá soy yo quien quiere tomar esa posta, la de hacerme cargo de lo que quiero; es algo que hago en los otros proyectos, pero como soy muy respetuoso de lo que es la grupalidad, uno tiene que estar escuchando, antes que diciendo. Aquí, si bien abro mucho el juego a las ideas de mis compañeros y compañera, sé que la responsabilidad es mía. Esa es la parte distinta.

Como el músico señala, seis temas salieron al ruedo bajo el rótulo “Fase Inicial: RAN”; otros cinco completarán el álbum durante el segundo semestre, con el nombre “Fase Final: DOM”. Todos al amparo de una formación sólida y admirable. En este sentido, Pino agrega que “la música tiene que ser hecha con gente que quiero, y si son allegados, todavía mejor. Tiene que haber buena química, eso es esencial. A Jula (Acuña) siempre lo vi como un guitarrista que marcó una manera de hacer canciones y arreglos; lo escuché mucho en Degradé y con Killer Burritos, también con Fito; siempre lo admiré y tuve la suerte de poder convocarlo. Florencia (Croci) es alguien a quien amo de hace mucho tiempo, desde que la conocí es una inspiración; es una alegría enorme cantar con ella, en ese sentido quiero armar un espacio que le resulte cómodo, para que pueda cantar más y hacer aquello por lo cual me enamoré artísticamente de ella. A Taka (Carlesso), el baterista, no lo conocía, pero estaba tocando con Florencia y me pareció una gran opción, terminamos siendo buenos compañeros y encaja en todo lo que te decía antes. Y Juan Cruz (Ferro), en los teclados, es alguien que está muy relacionado conmigo, como asistente de Los Bardos, también profe de música de mi hijo; sabe laburar los sonidos, los arreglos y la edición, y me ayudó mucho a preproducir. Alguien también muy importante es Ernesto Crochenzi, un amigo que estuvo acompañándome y me empujó, fue él quien estuvo llamando a quienes son hoy mis compañeros de escenario”.

-La escucha de las canciones perfila un panorama diferente, también desde los videoclips: hay muñecos, animación, muchas posibilidades en juego.

-Va por ahí, es eso, esa libertad de poder jugar y hacer básicamente lo que me plazca. Lo hago también en los otros proyectos, pero en este caso mis compañeros saben que la decisión final es mía. Pero es un juego, que te da la posibilidad de trabajar de lo que uno ama. Es también un gran conjunto de situaciones que buscaba: tocar con gente que quiero y que todo no sea tan vertiginoso como con los otros dos proyectos. Ahora quiero disfrutar un poco otras cosas, como el ensayo y la grabación, y no correr tanto. Al salir a tocar quiero sentirme cómodo, y no salir de gira a promocionar, como lo he hecho en otros momentos.

-En “Relato del Chango” tomás la letra de un WhatsApp intercambiado con el músico jujeño Chango Cabana, ¿cómo es esa historia?

-Al Chango lo conocí en uno de esos viajes a Tilcara, buscando la música, inspiración y magia, que tiene ese lugar. Me crucé con Ser del Tiempo, uno de los muchachos que tocaba con él y le pregunté si podía ir a donde hacían música. Fue medio de caradura porque sabía que me estaba exponiendo como el “gringo” que quiere saber qué es lo que hacen. Pero lo que quise era conocer su música y saber de qué manera la trabajaban. Así surgió una amistad con el Chango, que se reforzó en la pandemia. Estuvimos charlando mucho por WhatsApp, a partir de un grupo que hicimos junto a una compañera, psicóloga de la Unidad Penitenciaria 6, donde tengo un taller. En uno de sus mensajes, él nos contaba lo que veía en ese momento, y las primeras palabras fueron muy rítmicas, así lo noté y me dije que podría ser una canción. Es uno de esos trabajos que me costó y me gusta haber logrado, porque es la voz de un amigo. Pude hacer la canción como una carta.

-De manera genérica, me parece que hay un nexo entre ciertas canciones, algo bastante intimista; una de ellas se titula, justamente, “Desolado”.

-Hay un detalle. “Desolado” dice “esperaré un relato, que venga de otro lado”, es una canción que empieza en pandemia así como sucede con el relato del Chango. Yo estaba esperando que me bajara alguna idea y esa canción habla un poco de eso, era la pandemia y no sabía qué decir. Y apareció el relato del Chango. Si se quiere, hay una sensibilidad bastante extrema en ese caso.

Las canciones que circulan y circularán en breve, todas, estarán en el repertorio de esta noche; como dice Pino: “algunas no están finalizadas y les falta producir montones de cosas, pero ya tenía ganas de empezar a tocarlas; si todo está en orden, saldrán cerca de fin de año”.