El próximo sábado, como máximo se descorrerá el velo respecto de las candidaturas provinciales y nacionales. El mapa electoral de cara a las PASO del 13 de agosto quedará totalmente resuelto. Mientas tanto, el mundo político vive horas de intensa discusión interna y define los nombres que deberán afrontar cada una de las estrategias que se pondrán en juego a partir de la campaña que oficialmente comenzará el domingo 25.
En Juntos por el Cambio, la interna bonaerense prepara el escenario para una batalla total en la que la grieta del PRO empujará a enfrentamientos a lo largo de toda la provincia. Atrás parece haber quedado la idea de evitar la contienda en los distritos gobernados por intendentas e intendentes amarillos. Patricia Bullrich y Horacio Rodríguez Larreta no sólo tendrán sus propios precandidatos a la gobernación, Néstor Grindetti y Diego Santilli respectivamente. También sus propios hombres y mujeres pugnando por quedarse con los municipios repartidos a lo largo de todo el territorio.
Con un discurso estratégicamente endurecido, Santilli quiere poner en valor su pasado como ministro de Seguridad de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y, con ese perfil, lanzó su primer spot de campaña este sábado. En ese mensaje que da comienzo a la vorágine propagandística que espera desplegar el candidato larretista, tiene una participación destacada el platense Julio Garro, que deberá sortear una interna en la que al menos hay dos precandidatos del PRO disputándose el beneplácito de Bullrich para participar de la primaria.
Durante la semana tanto Grindetti como Santilli se mostraron junto intendentes y precandidatos a través de los cuales buscan empujar sus aspiraciones desde los territorios. Si bien puede haber un volantazo que calme las aguas sobre el filo del plazo establecido por la Justicia, nadie se anima a vaticinar una resolución amigable. A esa disputa también hay que sumarles las referencias radicales. A pesar de que por estas horas discuten provincialmente sumarse a uno de los bandos en pugna, enfrentan realidades diferentes en cada uno de los 32 municipios que conducen.
Al que no le gusta demasiado el panorama es al interino que reemplaza a Grindetti en Lanús, Diego Kravetz, que esta semana salió a cuestionar la idea de las internas en todos los distritos. “No es lo indicado porque va a provocar una serie de cuestiones que, pensando en un día después, la verdad que me parece que no son buenas”, dijo a un medio del sur bonaerense. Y agregó: “Siempre cuando uno tiene una interna, tiene que pensar que hay un día después de la interna”. Sin embargo, a sabiendas de lo inevitable del enfrentamiento pidió ser “lo más leal y lo más amigable posible, pensado que después tenemos que trabajar todos juntos”.
Otro de los que tampoco parece muy conforme con el actual estado de la oposición es el radical al frente de la Municipalidad de Chacabuco, Víctor Aiola. En una entrevista con Radio La Red aseguró que había puesto de manifiesto ante el Comité provincial la necesidad de llegar a una candidatura que represente la unidad en el distrito que gobierna. “Nadie puede venir de arriba y decirnos cómo hacer política en Chacabuco, porque hace ocho años que venimos gobernando”, lanzó desafiante, y agregó que “los dirigentes nacionales y provinciales a veces miran por el ojo de su cerradura y no saben lo que pasa en el territorio”.
Montenegro va por la reelección
Otro de los grandes temas que la interna cambiemita debe resolver es el armado general de las listas, empezando por los precandidatos a la vicegobernación. En ese plan, durante las últimas semanas empezaron a sonar muchos nombres que van desde un puja por el sector mayoritario del radicalismo provincial, conducido por el legislador Maximiliano Abad, hasta por una fórmula cien por ciento amarilla que complicaría las relaciones con los aliados boinablanca.
Analizando ese segundo abanico de posibilidades, uno de los nombres que se arrojó esta semana sobre la mesa del larretismo es el del intendente de General Pueyrredón, Guillermo Montenegro. El ex ministro de Seguridad de Mauricio Macri en la Ciudad es de los que no quieren hacer explícito su apoyo a uno u otro tinglado en los que se divide el PRO a nivel nacional. Por esa razón Bullrich amagó con exigirle condiciones cuando todos en el armado opositor lo contaban en las lides del larretismo. Para evitar cualquier tipo de polémica al respecto, Montenegro confirmó a finales de semana su precandidatura para continuar cuatro años más al frente del municipio costero. “Quiero seguir trabajando los próximos cuatro años para que Mar del Plata crezca, por la responsabilidad que ustedes me dieron y el compromiso de seguir transitando el camino que empezamos juntos”, dijo en el video con el que, a través de las redes sociales, confirmó su decisión.
Otro de los que confirmó sus aspiraciones por extender su mandato por cuatro años más es el intendente de Junin, Pablo Petrecca, que venía amagando a dar de baja su candidatura luego de dos mandatos al frente del municipio ubicado en la Cuarta Sección Electoral. “Estoy convencido de que éste es el camino, quiero que lo sigamos recorriendo juntos”, dijo el jefe local que llegó al municipio de la mano del empuje que el PRO consiguió en el 2015. “Quiero contarte que voy a ser candidato a intendente, por todo lo que ya hicimos pero más aún por todo lo bueno que está por venir”, afirmó. Para que lo bueno venga, Petracca deberá afrontar primero una interna con su ex director de Seguridad, Luis Chami, que con el aval de Bullrich se le para de cara a agosto.
“Chiche” candidata anti-K
Una de las novedades que se conocieron de cara al cierre de la semana fue la confirmación de que Hilda “Chiche” Duhalde volverá a la política activa para ser la candidata que encabece la lista bonaerense de Hacemos por Nuestro País, el espacio que llevará como precandidato a la Presidencia al cordobés Juan Schiaretti.
Dos veces diputada, una vez senadora, y brazo derecho del ex gobernador y Presidente Eduardo Duhalde, con una larga incidencia en las políticas sociales y territoriales del peronismo boanerense durante la última parte del siglo pasado, “Chiche” aceptó el ofrecimiento del gobernador de Córdoba. Y lo anunció picanteando la escena: “Me encantaría una revancha con Cristina”. La referencia es a la elección de 2005, cuando el kirchnerismo se emancipó de su alianza con el duhaldismo y la hoy vicepresidenta la enfrentó en la Provincia. Y le ganó.
“Voy a colaborar para que el cristinismo y La Cámpora desaparezcan”, dijo al oficializar su decisión, en total sintonía con su nueva referencia política nacional, que se autodefine como representante del peronismo antikirchnerista. Schiaretti venía trabajando en un armado conjunto con Duhalde desde comienzos de este año, cuando se reunieron y se fotografiaron juntos para sellar un acuerdo que luego se fue profundizando a partir de los lazos que el ex gobernador le facilitó al cordobés con el fin de aportar a su nueva aventura centrista.
En los últimos meses, buscando ampliar esa propuesta, Schiaretti lanzó la propuesta de amar un “frente de frentes” que incluyera a los espacios más moderados de Juntos por el Cambio, algo que alteró sobremanera los ánimos en la coalición opositora. En un nuevo capítulo de la batalla a cielo abierto que protagonizan el larretismo y el bullrichismo, Juntos por el Cambio optó por no aceptar esa propuesta, y aunque desde el costado más cercano al macrismo dan por terminada la discusión, en el rincón porteño de la alianza todavía dejan abierta una puerta a un eventual acuerdo, “Chiche” lo sabe, pero no le molesta. “Si la decisión de Schiaretti y de Rodríguez Larreta es ir juntos, acompañaré”, asumió. Y se atajó: “Yo acompaño a un candidato peronista, y quiero demostrar que el peronismo no es el kirchnerismo”.
Mientras todo eso sucede, Milei se quedó sin candidato a la gobernación y a medida que el tiempo corre eso empieza a hacer tambalear su estructura en el distrito más grande del país. En su entorno aseguran que habrá lista, aunque las chances de conseguir un apartidario se van reduciendo y el libertario empieza a profundizar su búsqueda en el universo al que más le gusta defenestrar y que él llama "la casta".