Los dolores profundos suelen permanecer en el cuerpo por un tiempo largo, y la salida de esa incomodidad se busca muchas veces en los afectos más cercanos. El horizonte, con esa fórmula, empieza a despejarse y se lo observa con otra perspectiva.
Marcos Milinkovic tuvo que transitar un período de oscuridad por la pérdida de un hijo (Luka), a mediados de 2017, y a partir de ahí inició la reconstrucción interna para que los recuerdos actuales estén envueltos por la alegría y el orgullo.
El ex opuesto del seleccionado argentino de voleibol ya se había volcado a la dirección técnica cuando ocurrió aquel episodio, y después de debutar en UNTreF Vóley con esta nueva función, siguió su carrera en Emiratos Arabes Unidos y en España.
La llegada de Daniel Castellani como entrenador de la Selección Argentina femenina, en diciembre último, le abrió un nuevo destino a Milinkovic, quien se sumó como asistente al cuerpo técnico, para que pueda aportar toda su experiencia internacional.
"Estoy realmente contento de formar parte de este nuevo proyecto de la Selección femenina, de trabajar de nuevo con Daniel, una persona con la cual se aprende a cada minuto. El es un gran amigo para mí", explica Milinkovic junto a Líbero.
En relación a la situación familiar que le tocó atravesar, el protagonista indicó que "el recuerdo permanecerá eternamente. Uno tuvo que pasar por un momento de mucho sufrimiento, y con el correr del tiempo todo se hace más relajado. El es precisamente el que me da fuerza desde el cielo para seguir adelante".
Cuando fue consultado sobre el momento personal en el que le llega esta oportunidad junto al conjunto femenino, él remarca: "Es un momento lindo de mi vida. Es un sueño y una alegría poder formar parte de un seleccionado, en este caso desde el cuerpo técnico. Uno aprende mucho y trata de aportar su granito de arena para que el trabajo tenga sus frutos".
Milnkovic dice que a las chicas le puede aportar "experiencia. Y también les puedo corregir algunas cosas en las cuales uno se destacó como jugador. Pero por sobre todo, mi función es ayudar a Daniel en todo lo que necesite". Y agrega: "Con las chicas nos tocó un grupo espectacular, ellas son muy trabajadoras y estamos conformes en ese aspecto".
"En el voleibol femenino -continúa- están cambiando muchas cosas en cuanto al juego. Hay muchas de ellas que están jugando en el exterior, así que vienen con una experiencia y una calidad técnica diferente a las que están en el país, y eso hace crecer a todo el grupo". Pero va más allá: "Lo que intentamos es cambiar algunos sistemas de juego, y la mentalidad de lo que es el vóley femenino en Argentina. Lo que tiene Daniel en mente es un buen momento para llevarlo adelante, porque el techo de estas chicas todavía está lejos".
El nombre de Milinkovic se mencionó mucho el año pasado, cuando tuvo un gesto para destacar con una niña que vive en Caseros. La pequeña sufrió un robo y entre esas cosas que se llevaron se encontraba una botella que se la había regalado su ídolo, Milinkovic. Cuando el hombre de 2,02 metros de altura se enteró, apareció en su casa y le obsequió indumentaria de la Selección Argentina de voleibol y una nueva botella. "Esas pequeñas cosas son las que te dejan lleno por dentro. Poder ayudar a que alguien esté un poco mejor, realmente me hace bien a mí también", rememora.
La misión que tendrá con la Selección apunta a lograr la clasificación para los Juegos Olímpicos de París 2024. Y él sabe de lo difícil que será conseguirlo: "Tener un lugar en los Juegos va a costar mucho, porque ahora no está la chance de jugar un Sudamericano sin Brasil, como era antes. A pesar de que será difícil, nosotros tenemos confianza en que el trabajo que realizamos puede ser clave para lograrlo".
La temporada con Las Panteras será intensa y, cuando finalice, el ex jugador evaluará alguna propuesta laboral para trabajar en un club del país o del exterior. "Eso no es algo que me preocupe, ahora estoy enfocado en la Selección", señala.
El que fue nombrado por la Federación Internacional (FIVB) como uno de los 25 mejores jugadores del siglo XX de voleibol, empieza a dejar atrás las penumbras para que la claridad se abra en su nuevo recorrido.