En 2020 el Equipo Lumiton, a cargo de la vieja casona de Vicente Lopez donde nació el cine nacional, comenzó a digitalizar y compartir el amplio archivo fotográfico de la productora. Así, se presentó al público general más de mil doscientas fotografías de rodajes, fotogramas de sus grandes éxitos, registros de encuentros sociales entre las estrellas y cientos de lobby cards diseñadas para ser difundidas junto a los estrenos de sus films. En estas fotografías se puede ver, por ejemplo, a Mirtha Legrand junto a Juan Carlos Thorry observando enamorados su reflejo en un lago de la película de Francisco Mugica Los martes, orquídeas, o a Luis Sandrini como un boxeador fracasado en Peluquería de señoras o, si se prefiere, a Mecha Ortiz abrazando a Roberto Escalada en Safo, historia de una pasión de Christensen. Toda una serie de imágenes que forman parte del imaginario social de la época de oro del cine nacional. Sin embargo, entre todas estas imágenes más o menos aprendidas aparecieron los rostros desconocidos de los trabajadores y técnicos de la industria cinematográfica bonaerense. Una serie de hombres y mujeres que dedicaron su vida al cine y que se fotografiaron, en un gesto de registro particular para una posteridad con fecha de caducidad, en sus espacios laborales.

En estas fotografías en blanco y negro, que llegaron al museo Lumiton a partir de las donaciones de los familiares de los trabajadores, se puede ver a los técnicos en distintas situaciones: posando frente a imponentes decorados un vez finalizados los rodajes, aprovechando para tener una fotografía con alguna estrella, mostrando sus equipos de trabajo, reunidos en la puerta de uno de los estudios junto a sus familias, festejando entre mates y vino, disfrutando de un asado nocturno en los parques del estudio. Toda una colección de imágenes que dan cuenta de una comunidad anónima de trabajadores con un proyecto de vida, el de crecer en una industria que les aportó una técnica que ellos supieron perfeccionar.


Una industria

Si hay algo que automáticamente presentan estas fotografías de las décadas del 30, 40 y 50, es la perspectiva a futuro de la industria cinematográfica que instaló Lumiton en la localidad de Munro. En 1932 Enrique Telémaco Susini, César José Guerrico, Luis Romero Carranza y Raúl Orzábal Quintana crearon sus estudios sonoros como un modelo a escala de los que habían conocido en Estados Unidos y trajeron, como primeros técnicos, al fotógrafo hungaro-norteamericano John Alton y al montajista húngaro Lazlo Kish. Estos dos técnicos, junto al impulso innovador de sus fundadores, se ocuparon de formar a un amplio equipo de trabajadores entusiastas del cine, pero con poca o nula experiencia técnica, aportándoles para los años venideros una profesión en una industria que rápidamente resultó próspera. Siguiendo el ejemplo de los pioneros de Munro, las múltiples productoras que buscaron insertarse en la industria del cine sonoro se instalaron principalmente en el norte de la provincia de Buenos Aires, formando un polo industrial que dio trabajo a miles de nuevos técnicos. En 1944, con la presencia de Juan Domingo Perón al frente de la Secretaría de Trabajo y Previsión de la Nación, se creó la Asociación Gremial de la Industria Cinematográfica Argentina (AGICA) que comenzó a trabajar para regularizar las condiciones laborales de la ya instalada industria.

Los técnicos cinematográficos de la provincia de Buenos Aires fueron trabajadores industriales como muchos otros con la particularidad de que sus herramientas de trabajo eran las mismas cámaras con las que decidieron registrarse para la posteridad. Las fotografías, en este caso, tienen un impulso generacional. Al igual que cualquier trabajador de esos años, los técnicos cinematográficos no sólo esperaban envejecer en sus puestos sino que deseaban legar su experiencia de trabajo a sus hijos que los acompañan en muchas de las fotografías. Este tipo de registro fotográfico no sólo sucedía en los Estudios Lumiton, sino era algo habitual en las actividades de los trabajadores de todos los estudios que se instalaron en la provincia de Buenos Aires. Si hoy accedemos a estas fotografías caseras, es gracias al proyecto del Museo Lumiton que convocó a los familiares de los trabajadores para que compartieran su archivo.

En los Estudios San Miguel, fundados por el empresario Miguel Machinandiarena e instalados en 1937 en la localidad de Bella Vista, los trabajadores también fueron registrados fotográficamente. Gracias al aporte de Alejandro Ojeda, responsable y curador junto a Matías Gil Roberti del Archivo Estudios San Miguel, podemos conocer las siguientes fotografías de trabajadores que fueron conservadas porque incluían en ellas la presencia de estrellas como Libertad Lamarque, Hugo del Carril y Arturo García Buhr o el director Lucas Demare.

Los Estudios Lumiton entraron en crisis a principios de la década del 50, al igual que gran parte de la industria nacional. En 1952 fueron intervenidos por la justicia debido a sus problemas económicos. En 1955 los trabajadores de Munro crearon la Cooperativa Gong, símbolo característico de Lumiton, y alquilaron los estudios para seguir trabajando. En 1963, filmaron su última película y en 1968 se realizó la liquidación de todo el estudio. Algo similar ocurrió con los Estudios San Miguel que en 1957 debió cerrar sus puertas. Con la crisis final del sistema industrial, llegó también a su fin una lógica laboral.

Archivos

En la archivística la materia está viva. Su fluctuación, deterioro y total degradación es parte de su destino natural. Preservar un archivo, en este caso una fototeca, es entrar en diálogo con este proceso, priorizar rescates y retrasar deterioros hasta poder trasladar las fotografías a un nuevo soporte que, sin embargo, nunca es eterno. Por lo tanto, incorporar la dimensión material de una fotografía a su lectura “contenidista” resulta, no solo necesario, sino que inevitable. Evitar preguntarse cómo afecta la materialidad degradada presente en las fotografías de los trabajadores cinematográficos a su significación es dejar de lado su realidad como objetos que fueron atesorados por las familias de los trabajadores.

Si bien las fotografías de los técnicos de Lumiton fueron capturadas en los mismos espacios que las fotografías de las estrellas cinematográficas y, en muchos casos, con los mismos equipos técnicos, su recorrido posterior no fue el mismo y esto explica su diferente estado de conservación. A partir de su revelado, los registros de los trabajadores salieron del ámbito del estudio para terminar en las casas de los trabajadores. Años después regresaron al espacio donde fueron tomadas, el Museo Lumiton, amarillentas, con manchas de suciedad, afectadas por la humedad, con sus grises lavados o directamente rotas señalando un paso del tiempo más adverso que el de las fotografías de las estrellas.

En el autorregistro documental realizado por los trabajadores del conurbano bonaerense del cine clásico nacional la sensación de pérdida, el “esto ha sido” característico de la experiencia fotográfica, se encuentra mucho más fuerte que en las fotos de las estrellas. La industria cinematográfica perdida que se observa en la fototeca Lumiton converge en estas imágenes caseras con los archivos fotográficos en constante deterioro de las familias de la clase trabajadora. Así, la materialidad deteriorada de estas fotografías no sólo acentúa el “esto ha sido” de la industria nacional sino que pone en primer plano un “ esto es” de los archivos familiares de los trabajadores cinematográficos. Trabajar para poner en valor esta parte de la historia cinematográfica de la provincia de Buenos Aires es hacerse cargo de esta problemática.