“Recién ahora soy un escritor full time”, dice Mario Diament, a poco de llegar a Buenos Aires desde Miami, donde vive desde los años ’90. Dramaturgo con una extensa carrera periodística, Diament decidió en pandemia dejar sus clases en la universidad para dedicarse por entero a su teatro. Su viaje se debe a que dos obras suyas están en cartel: Cita a ciegas, con dirección de Mauro J.Pérez, y El cazador y el buen nazi, con dirección de Daniel Marcove, ya un especialista en la obra del autor de Franz & Albert y Tierra del Fuego. “Es bueno conocer al director, conocer sus códigos”, sostiene el dramaturgo, quien a la vez se manifiesta sorprendido por “la excelente puesta que vi de este joven director”, en referencia al trabajo de Pérez. Cita…puede verse en El Método Kairós (El salvador 4530), con un elenco integrado por Silvina Muzzanti, Aldo Pastur, Mario Petrosini, Camila Pizzo y Iardena Stilman. Por su parte, El cazador… se presenta en El tinglado (Mario Bravo 948), con la actuación de Jean Pierre Noher y Ernesto Claudio.

“La pandemia fue un período muy creativo para mí”, cuenta en conversación con Página/12, al tiempo que detalla que está escribiendo una obra sobre 3 mujeres íconos del teatro del Siglo XX: Nora, de Casa de muñecas, de Ibsen, el personaje de La señorita Julia, de Strindberg y Elena, de Tío Vania, de Chejov. Sin embargo, en sus obras predominan los personajes no ficticios. “No lo decido previamente -asegura-, pero si estoy leyendo sobre algún personaje histórico y encuentro una zona oscura, eso me impulsa a explorarla con mi costado periodístico y luego a buscar la manera de dramatizar ese misterio”, explica.

Las obras de Diament suelen comenzar a partir de un encuentro personal. Admirador de la obra de Jorge Luis Borges, en 2001 imaginó que un ciego sentado en un banco de la Plaza San Martín recibía las confidencias de diversas personas y de allí surgió Cita a ciegas, una historial policial que ya se hizo en 19 países. “En aquel momento estaba leyendo acerca de la teoría de la física cuántica, sobre los mundos paralelos y me asombró pensar que Borges y Bioy Casares ya escribían sobre la ilusión del tiempo y del espacio”.

En cuanto a El cazador…, Diament afirma que el interés que despierta su obra se basa en la complejidad de las personalidades de Simón Wiesenthal, famoso por haber llevado a la justicia a cientos de criminales nazis y de Albert Speer, ministro de armamento y producción de guerra del Tercer Reich. “La realidad nunca es una y me interesa cuestionar si los hechos fueron o no tal como se conocen”, sostiene el autor y subraya uno de los datos que habla de la extraña relación que entablaron ambos: El girasol, el libro más difundido del famoso caza nazis, que además de su historia brinda testimonios de diversos filósofos y escritores que opinan sobre su decisión de no perdonar, en una edición posterior, cuenta con un texto del propio Speer, donde le agradece a Wiesenthal su comprensión y humanidad. Diament, siempre atento a generar intriga, basándose en testimonios y en cartas fue urdiendo la trama de un encuentro que concluye en revelación.

-¿Qué pasa luego de investigar esas zonas oscuras que ofrece una situación real?

-Nunca sé dónde me va a llevar la obra que comienzo a escribir. No empujo una idea preconcebida. Mi ideal es crear un material de debate que ofrezca una mirada diferente sobre un tema para que después pueda discutirse en un café. Así traté de entender el encuentro entre el prisionero de un campo de concentración con el número 2 del régimen nazi.

-Es difícil imaginar de qué hablaron…¿De dónde sale esto de “buen nazi”, en referencia a Speer?

-Así fue llamado por la prensa. Speer comenzó a limpiar su nombre con el dinero que ganó con la venta de sus memorias. Hasta hizo donaciones al centro del propio Wiesenthal y a la comunidad judía. Era un tipo encantador, y fue el único en Núremberg que se declaró culpable aun cuando aseguró no haber tenido nada que ver con la decisión final. Era un intelectual, un personaje ideal para los aliados, para quienes los enemigos ya no eran los alemanes, sino que comenzaban a serlo los rusos.

-¿Qué aspectos de Wiesenthal entran en una zona oscura?

-Wisenthal se movía como un político, por lo cual se le puede cuestionar su pureza. En su momento apoyó a Kurt Waldheim que, a pesar de ser acusado de nazi, fue elegido presidente de Austria. También exageró su participación en la captura de Adolf Eichmann. Así que con ambos personajes llevé la obra hacia el cuestionamiento. El teatro ofrece una perspectiva que puede ser aún más reveladora que la realidad.

El desencanto político

Ante la pregunta de cómo encuentra al país, Diament comenta con desencanto: “Cualquiera que herede esta situación va a tener que tomar medidas extremadamente antipopulares. Pero los argentinos somos especiales: tenemos una resistencia que no deja de asombrarme, una vida cultural que no se encuentra en otro lado. No sé cuánto se va a tardar salir de esta situación porque ninguno de los candidatos actuales ofrece nada. De la derecha a la izquierda. Espero que en el futuro, en otra generación, aparezca alguien razonable. O tal vez nos salve la inteligencia artificial, que será artificial pero al menos, es inteligente”.