Una sensación celebratoria, casi de triunfo, impregna el aire de La Paz Arriba. Más allá de los ventanales se ve la noche de Av. Callao y Av. Santa Fe, pero casi nadie le presta atención. El foco está puesto en las más de veinte artistas que integran La Empoderada Orquesta Atípica. Es una noche fresca de finales de otoño y, por fin, después de mucho trabajo, esa maquinaria laboriosa que es La Empoderada presenta su primer disco. La escena ocurrió la semana pasada, horas antes de que "Aquí estamos" llegara a las principales plataformas de streaming.

La velada de La Paz Arriba sintetizó, de algún modo, el camino construido por el grupo. Una charla inicial a cargo de su directora, la violinista Pamela Victoriano, recordó la necesidad de agruparse. Por entonces muchas orquestas rechazaban la participación de músicas mujeres (algunas aún lo hacen), especialmente si no tenían pergaminos para mostrar. Una excusa que se mordía la cola: sin espacio por no tener experiencia, sin experiencia por no tener espacio. La formación original de la orquesta superaba las treinta artistas e incluía un rango musical notable. Hoy el conjunto se redujo a “apenas” por encima de la veintena y también volvió más compacto su sonido. Sólo quedó una guitarra y en cierto modo puede verse como una orquesta típica con el agregado de vientos (que en algunos arreglos recuerda a la orquesta actual de Osvaldo Piro). Entre el público del prelanzamiento del disco en La Paz Arriba había muchas ex-integrantes de La Empoderada, que siguen acompañando y bancando el proyecto.

El disco oficia de prueba contundente. Lo que muchas necesitaban era simple tiempo de rodaje. El crecimiento como intérpretes, arregladoras, productoras y hasta compositoras (“62”, que abre la placa, es de la empoderada Luciana Birman) es notable para cualquiera que haya seguido de cerca el proyecto. Algunas, como la violinista Carolina Ramírez Mitchel (directora de la fila y a cargo de los principales solos de la noche), destacan particularmente y empiezan a asomar también como integrantes de otras formaciones. En el proceso también se les consolidó su identidad musical, con el ritmo y los finales más marcados, y una energía y un tono mejor definidos, que también saben adaptarse a su equipo de no una, sino cuatro cantoras. En la presentación en vivo, con un show prácticamente acústico, se las escuchó afiladas.

La Empoderada es –su nombre ya lo anticipa- una orquesta de mujeres e identidades no binarias, de pañuelos verdes y violetas. Es un emergente de esta época y su evolución. Por eso el grupo hizo sus primeras armas reversionando clásicos y "Aquí estamos" abreva en las compositoras del tango del siglo XXI. Aquí versionan a Ana Sofía Stamponi (“Basta”), a Claudia Levy (y su pionero “Me dijeron”), a Patricia Malanca (“India de tango”), a Analía Trillo (“La chancha”, dedicado al viejo tren diesel del ferrocarril Roca), a Natalí Di Vincenzo (“En falso”), a les BIFE (la dupla Ivo Colonna y Javiera Luna Fantín, por “El piropo”), y a Delfina Daverio (“Machote”). 

Las incursiones en sus colegas varones –en el punto de inflexión que significó para ellas el show en el ND Ateneo, en 2019, participaron por ejemplo Julián Peralta y Julio Coviello, dos ex-Fernández Fierro- no son una novedad para “las empos”. Esta vez el espacio fue para Lichi (Lisandro Ruíz Díaz), de quien grabaron “Mi yo y mi mini mí”.

“Este es sólo el primer disco, tenemos muchas más composiciones de hoy por grabar”, anticipó Victoriano cerca del final de la presentación. No sorprende: desde sus primeros momentos la orquesta demostró ser una organización prolija y laboriosa: comisiones para cada aspecto necesario en la producción musical y una voluntad sin fisuras para lograr los objetivos que se plantearon. El tango –y el arte en general- no es sólo fruto de la inspiración, sino de mucho trabajo sistemático. Y de eso estas mujeres saben mucho. Van bien, las empoderadas.