¿Qué debería pasar en nuestro país para que haya una reacción clara, contundente de los sectores políticos frente a la avanzada y el atropello del poder real a través de sus lacayos criollos?

Solo para recordar algunos hechos: el atentado criminal contra la vicepresidenta, la intervención de la corte en los procesos electorales provinciales, el incremento del odio y la mentira a través de sus voceros “periodísticos”, hoy la brutal represión en Jujuy, el aumento de las provocaciones y la generación de climas destituyentes y violentos.

El discurso de la derecha miserable solo promete más ajuste, más sufrimiento y más represión. Esos son los ejes de su campaña. Del lado opuesto, no hay reacción acorde a la magnitud de lo que está pasando. Miran para otro lado, se callan, se esconden, silencio de radio… solo algunos sectores que históricamente han sostenido posiciones y propuestas progresistas y de cambio han levantado sus voces, pero no alcanza…

Frente a semejantes atropellos y promesas filofascistas,  se impone la más grande movilización popular posible, hace falta estar en la calle, como en Jujuy, y decirles basta. Hoy no hay respuestas, ni propuestas, ni ideas, ni acción.

Una parte importante de la clase política que debería estar al frente de esta situación de enorme peligrosidad, sigue en el jueguito de las candidaturas, sin contenidos, de repartijas y acuerditos para conservar privilegios y negocios, queriendo tapar lo que sucede… a esos sectores que se dicen del campo popular les cabe la mayor responsabilidad de orientar y esclarecer las cosas que suceden, y decirle a la gente las cosas como son sin mentir, con la verdad.

Pero prefieren el silencio y la complicidad con quienes dicen que son sus oponentes. Mienten, están actuando igual que la derecha y no se animan a enfrentarlos. La gente les pasara factura tarde o temprano, hay quienes ni siquiera se han expresado sobre lo que sucede en Jujuy.

Para quienes juegan, ¿qué compromisos tienen, cuáles son sus verdaderos objetivos?

Indigna ver que solo unos cuantos han levantado la voz y están actuando como las circunstancias lo requieren, pero muchos más, dentro y fuera del gobierno: callan, observan y miran para otro lado.

Entramos en una etapa peligrosa para movimiento nacional y popular, si no se actúa para evitar que el poder real y sus socios sigan generando un clima de confusión y odio e imponerse en las elecciones. Hay que oponer un frente unido, programático y organizado, que esté en la calle en defensa de los sectores agredidos y desposeídos ofreciendo una salida clara y patriótica. Esperemos que ya no sea tarde. 

Héctor Marinangeli