El secretario de Asuntos Penitenciarios de la Provincia, Walter Gálvez, reveló que la semana pasada, los escaners recientemente instalados en la cárcel de Piñero,  detectaron cómo dos abogados particulares intentaban introducir teléfonos celulares para sus clientes detenidos en ese penal. Uno de ellos, perteneciente a la matrícula de la ciudad de Rosario. El otro, de Venado Tuerto. Gálvez detalló que el primero de los abogados llevaba un teléfono oculto, mientras que el otro profesional llevaba dos aparatos sin declarar.

Según explicó el funcionario, en ambos casos los abogados declararon en el ingreso a la cárcel que contaban con su celular particular, pero al atravesar por los sistemas de escaners se detectó que llevaban otros teléfonos. "Cuando se los detectó, dijeron que se habían olvidado de declarar los otros aparatos", explicó en declaraciones a Aire de Santa Fe. En cada uno de los casos, se procedió a elaborar un acta detallando lo sucedido, se les impidió ingresar al penal para visitar a sus clientes, se comunicó la situación a los Colegios de Abogados y también al Colegio de Jueces Penales de cada circunscripción. En estos momentos, se trabaja en el inicio de un sumario interno para tratar de dilucidar cuáles pudieron ser los circuitos de estos celulares, a partir de los nombres de los detenidos que son clientes de cada uno de estos abogados. "Es increíble lo que sucede. Estamos hablando de personas del Derecho", remarcó Gálvez. Y agregó: "Evidentemente, existía un verdadero circuito de ingreso de celulares, con todo un andamiaje montado. Estamos viendo cosas burdas, como el agente penitenciario que el sábado intentó ingresar a la cárcel de Coronda 17 celulares, cargadores, jeringas y chips de teléfonos".

Efectivamente, este sábado se supo que un agente del Servicio Penitenciario de Santa Fe había sido detectado mientras trataba de ingresar en su mochila a la cárcel de Coronda nada menos que 17 teléfonos celulares, 13 cargadores, agujas de tatuar y 20.000 pesos. Todos estos elementos aparecieron claramente en los sistemas de escaners instalados en Coronda -los mismos que funcionan en Piñero y en la cárcel de Las Flores-. El penitenciario fue detenido y el fiscal Alejandro Benítez ordenó que se secuestre el celular personal del agente.

"Veremos si en ese celular encontramos información que explique por qué motivo este penitenciario tomó la decisión de llevar todos esos elementos en su mochila, sabiendo que funcionan los escaners. Apenas fue detectado, sucedió lo de siempre. Comenzó a llorar, a decir que estaba arrepentido y que lo hacía por una cuestión de necesidad", explicó Gálvez. "Sabíamos que tarde o temprano iba a pasar lo que pasó. Vivimos un momento de tensión porque, evidentemente, existía todo un circuito aceitado para introducir estos elementos en las cárceles. Queda claro que, al menos en parte, la tecnología nos está permitieron cortar un gran negocio, pero sabemos que hay que seguir trabajando en este sentido", añadió.