La inteligencia artificial que desgraba los audios describe al entrevistado como "la voz" o "la autora". No casualmente en la entrevista se habla de drag queen, un concepto que subvierte las formas tradicionales de representación del género. Licenciado en Historia del Arte por la Universidad Nacional de Cuyo (Mendoza), Marcelo Marino es historiador de la moda, investigador de esos cuerpos artificiales que son las vestimentas. Vino por pocos días a Rosario desde Bristol (Inglaterra), donde reside, a presentar el libro Evita frente al espejo. Ensayos sobre moda, estilo y política en Eva Perón (Ampersand, 2022).
Estudioso de la historia del arte y de la cultura visual en América Latina y Europa del siglo XIX, especializado en Estudios de Moda, Marino integra el área de Historiografía Argentina y Latinoamericana del Centro de Investigaciones en Arte y Patrimonio del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas de la Universidad Nacional de San Martín. Integra el comité editorial de Caiana, revista científica del Centro Argentino de Investigadores de Arte (CAIA). Es director de la colección Estudios de Moda, editada por Ampersand en Buenos Aires y en Madrid. Ha contribuido con capítulos y artículos en publicaciones académicas y de divulgación, como este nuevo libro del cual es editor.
El viernes 9 de junio, en aquel congreso fantasmal que fue el Encuentro de Editoriales Independientes y Universitarias en la Facultad de Humanidades y Artes de la UNR, Marino conversó con María Laura Carrascal y Miriam Moriconi, ante un aula mucho más concurrida que los demás claustros en aquella tarde. El director del Museo Marc, Pablo Montini, gestionó la nota con Marino el sábado 10 en la biblioteca del Marc. Allí, un gran crucifijo de la colección de arte colonial impresionó al entrevistado, que vacilaba entre la emoción estética y el terror. Evita frente al espejo incluye ensayos de Adrián Melo, Laura Zambrini, Patricia Nobilia, Daniela Lucena, Rebeca Palma dos Santos, Mariano López Seoane -que se destaca por la calidad literaria de su prosa ingeniosa y sus imágenes sorprendentes- y Marino mismo, autor además de una introducción. Ilustrado con una profusión de reveladoras y hermosas fotografías obtenidas del Archivo General de la Nación y otros acervos -en una abundancia coherente con su eje puesto en el lenguaje de la imagen-, el libro presenta investigaciones rigurosas y refresca el "mito" de Evita.
Cuando dice "mito", Marino no contradice la realidad de Eva Ibarguren/Duarte de Perón (1919-1952), figura histórica excepcional, primera dama en el gobierno peronista desde 1946. "Se analiza cómo Eva Perón utilizó la moda para transformarse y dirigirse a las masas, subvirtiendo el papel de la mujer como objeto precioso y convirtiéndose en un ícono de moda", resume la inteligencia artificial. Evita frente al espejo disecciona el artificio y revela el trabajo colectivo de una construcción de imagen, primero en la industria cultural y luego en el poder: la corte de modistos y peinadores; las series de fotos inéditas tras las que se publicaban; la relación de Eva con las principales casas de moda europeas en la posguerra, la industria del lujo que resurgía entre la austeridad.
"Me imagino al mito como una membrana que nos gusta atravesar, hacia lo que pensamos que es la realidad, que está del otro lado, pero no: se continúa de ambos lados de esa membrana. Y con Eva, esa membrana es densa. Están los hechos, la memoria de los hechos y la memoria del mito. La memoria es donde entran las imágenes. Como vicio o formación, yo parto de las imágenes. Me interesa la memoria que está en las imágenes, la memoria imaginada", declara Marino, quien se define como "no gorila". "Los hechos reales, en cuanto a Eva, son confusos o escurridizos, por la cantidad de solapamientos que hay de diferentes verdades. Y en cambio, estamos bombardeados con imágenes de Eva. Me interesó ver qué decían del mito las imágenes, en relación con la moda: la vinculación de Eva con la ropa, que nunca es solo la ropa sino la apariencia, compuesta además por los gestos y los movimientos: los gestos imaginados. Estamos -resume Marino- en un buen momento para volver sobre Eva y buscar palabras nuevas, narrativas nuevas para contarla. Tener los nombres de los perfumes e imaginar a qué olía este personaje. Y la voz, como complemento de ese cuerpo en acción. Entonces, tratar de despegar las dos esferas, lo mítico de lo real, y buscar una tercera posición que no sea el discurso antiperonista que la condena, ni el discurso afín al peronismo, que hace silencio en relación con la moda, por entender que ahí hay un espacio de lo superfluo. ¿Cuál era su experiencia con las prácticas del vestir? ¿Cómo corporalizaba la ropa Eva? Creo que esas cuestiones necesitaban ser indagadas, y ese es el plan del libro, que es una construcción coral, porque son varios los autores".
--Me interesa mucho esto que se dijo ayer en la presentación sobre la pose, sobre cómo pararse para llevar esos vestidos, porque pensé en su discurso final y en esa estructura metálica que ella se hace construir para poder estar sostenida, con el tapado de piel envolviendo todo. Nicola Costantino la incorpora a la obra de arte...
--Los autores, en la historia de Eva, hablan de un primer momento de actriz. Pero hay un momento anterior, que es el momento de modelo. Porque ella llega a Buenos Aires como modelo, no como actriz. Y la modelo utiliza dispositivos de enmascaramiento, en el que uno de los elementos del dispositivo es la pose, que la modelo tiene que manejar a la perfección. Y me parece que Eva hace de la pose un arte, una tecnología del cuerpo, que facilitaba esta posibilidad de meterse, camaleonearse, camuflarse en diferentes estamentos sociales, y de repente conocer la persona adecuada: lo conoce a Perón, sí, pero además ya tiene una agencia también. Poderosa. Yo quería que tomara relieve esta estrategia donde la pose es esencial, tanto que la sostiene hasta el final. Eva no se vestía mal. Sí hay extravagancias. ¡Pero eso es la moda! Cuando la moda es un hit, es extravagancia. Y pasa a la historia universal. Eva quiebra las reglas, usa los vestidos de alta costura para dirigirse a las masas. Vestidos hechos para que la mujer se sentara y fuera bonita, fueron protagonistas de la historia política de un país en el cuerpo de Eva. Eva es una mina que usa estrategias de las artes escénicas dramáticas del cuerpo, y de la moda. En la Biblioteca Nacional hicieron una publicación donde se la ve recibiendo gente de sindicatos... lo interesante es ver la distinción con que Eva les recibe. No solo era el estar bien vestida para los "grasitas", sino también para las otras capas, que ella también tiene que impresionar, con las que también tiene que negociar. No es solo esa Evita polvo de estrellas, con los magníficos vestidos. Es una estrategia desde la mañana, que Julio Alcaraz le hace el pelo, hasta la noche. Hay varias Evitas durante el día. ¿Cómo armaba el cuerpo para las funciones diarias? ¿Cómo era la mecánica del deseo que ella activaba? O la dignificación del otro, este "yo me visto bien para mis grasitas". El reclamo del exceso nunca viene del pueblo, no viene de los descamisados y de las descamisadas. Viene de la oligarquía. Fijate cómo hay un pacto comunicacional ahí, no importa cómo se presente de bella y de deslumbrante Eva, las masas nunca van a cuestionar eso. Para entender la subjetividad de Eva, me parece que uno de los códigos es imaginar una Eva drag: esta idea del personaje que aborda diferentes subjetividades con el cambio de los looks, que permite atravesar fronteras. El cambio en un día y el cambio en una historia.