Las más de 110 comunidades originarias de la provincia de Buenos Aires celebrarán del 21 al 24 de junio el solsticio de invierno. Esta fecha simboliza un nuevo ciclo y es una de las más importantes de su calendario. Un espacio espiritual y de resistencia cultural que creció en los últimos años y que forma parte de una comunidad que exige ser escuchada. El solsticio de invierno es el inicio de un nuevo ciclo y se marca con ceremonias sagradas llamadas Inti Raymi por los pueblos andinos y Wiñoy Xipantu por el pueblo mapuche. Cada comunidad reencuentra con su identidad, pone en común sus tradiciones tan atacadas por la historia de colonización de nuestro país, recibe al padre sol y toma fuerzas para un nuevo ciclo.
En la provincia, según el Registro Provincial de Comunidades Indígenas, existen más de ciento diez, muchas en centros urbanos, que cada año se encuentran en las decenas de ceremonias que se realizan a lo ancho de la provincia. “La identidad bonaerense está muy arraigada a las comunidades originarias. Es muy hermoso ver esto en las distintas ceremonias, el orgullo que no se quiere olvidar. Es hermoso ver cómo se lucha día a día para mantener esta memoria porque somos de aquí, no somos de otro lugar. Aunque nos acusen de extranjeros y nos quieran echar de este territorio, pese a todo nos vestimos con nuestras prendas y nos paramos frente al rehue, espacio sagrado según la lengua mapuche, para agradecer la existencia.” afirmó Carina Carriqueo, cantora, escritora y divulgadora cultural mapuche en la provincia de Buenos Aires.
Cada celebración tiene las particularidades propias de su identidad, pero todas están unidas por el vínculo con la madre tierra y con la identificación de los primeros rayos invernales del sol como signo de un nuevo ciclo. Es por esto que el día previo a este evento, el 21 de junio para los pueblos andinos y el 24 para los mapuches, las comunidades pasan la noche en espacios sagrados, en torno a fuegos que señalan lugares de encuentro.
“La música en esta ceremonia está presente todo el tiempo. Se componen constantemente nuevas canciones. Nos juntamos y hablamos de las vivencias diarias y, en ese diálogo, surgen nuevas historias a las que le ponen melodías. En la ceremonia constantemente hay cantos: a los hermanos, al sol, a la naturaleza. Estos cantos cuentan nuestra historia.” explicó Carriqueo, que participa activamente de las ceremonias mapuches en Los Toldos. “Sabemos que la cultura mapuche debe afrontar diariamente cosas muy difíciles, así que pedimos al sol que nos de fuerzas, que por favor nos cuide y que haya justicia para nuestro pueblo.”
La lucha que los pueblos originarios vienen dando hace décadas para que se reconozca su historia e identidad hizo que la ceremonia fuera reconocida en 2019 por la provincia. El solsticio es el año nuevo de los pueblos originarios, los trabajadores identificados con esta fecha pueden participar de las ceremonias y el tema se incluyó en las currículas educativas. Esto ayudó a un gran crecimiento de estas ceremonias espirituales y de resistencia cultural. “Durante muchos años las ceremonias del solsticio de invierno se realizaban en la intimidad de la familia. Fue gracias a la lucha de los hermanos y hermanas que esto que había sido invisibilizado comenzó a llevarse al espacio público” afirmó Zulema Enriquez, periodista, directora de Diversidad y Prácticas Identitarias de la provincia de Buenos Aires y quechua. Y agregó: “El reconocimiento del estado también pasa por respetar estas fechas”.
Este crecimiento posibilitó el encuentro de muchas comunidades que, en el diálogo entre ellas se fortalecieron. La gran mayoría de estas celebraciones son total o parcialmente abiertas a la comunidad en general, una búsqueda de los pueblos originarios de no ser identificados como un otro ajeno, sino como parte de la identidad de la provincia. “La celebración de los pueblos originarios es la celebración de la identidad bonaerense. Me parece que eso es un cambio de mirada de los últimos años que es importante poner en el centro de la discusión. Es necesario que los estados construyan políticas plurinacionales para los pueblos, poniendo valor a estas identidades y cosmogonías tan diversas. La identidad bonaerense es diversa, rica, valorable y está atravesada por los pueblos originarios. “ afirmó Enriquez.
Esa identidad es cambiante. Que la mayoría de las comunidades indígenas de la provincia sea urbana es signo del desplazamiento territorial forzado que han sufrido durante años, pero también es un cambio que trae consigo nuevas problemáticas y necesidades de las comunidades que necesitan ser atendidas por el estado. “Nadie puede estar ajeno a las problemáticas de las comunidades. Si bien es un ámbito de espiritualidad, también es un lugar de encuentro con la comunidad, para compartir dificultades y vivencias. Por eso invitamos a las autoridades a que participen, que conozcan a las comunidades desde adentro, que participen en las ceremonias, que se informen de las problemáticas y que tomen compromiso.” cerró Carriqueo.