Cuando hay emociones contradictorias, se manifiesta puntualmente el síntoma de estar atrapado en la selva de la realidad ampliada. Allí todo te duele y todo te resbala para poder sobrevivir. La única certeza es que también todo envejeció.

La regla de la vida es envejecer para ir a otro plano, pero hay un sistema de defensa para no cargar con broncas viejas que son una especie de bosques del pasado, sin salida. Welcome a la actualización constante.

Esta reflexión apareció, porque me quedé helado cuando vi colgada una serigrafía plagiada de la pintura “La selva” del grandioso Ricardo Carpani.

No podría pasar inadvertido ningún trabajo del pintor nacido en 1930, en la ciudad bonaerense de Tigre, pero en ese espacio me llamó la atención.

Sin vicios digitales, me generó algo familiar con la obra de Rivera ubicada el edificio de los Rockefeller.

Mientras tanto, en otro lugar, pero como una especie de reunión familiar, hay variantes de este fenómeno que le corren el eje al concepto de selva de cemento. Me refiero a donde uno graficaba en la era analógica, aquella salida a la calle o la aptitud de sobrevivir en las urbes.

Sucede que hoy la selva es la consecuencia de las felicidades publicitarias que promueven las realidades ampliadas, y que ya dejaron de ser virtuales.

Es decir lo que parecía de pantalla ya es otra realidad en la obra de Carpani.

En la sierra sinfín de los efectos colaterales que dejó la astilla de la pandemia, me encontré con el que nunca pude saber el nombre, pero si perfectamente su oficio y solamente recordarlo por lo que hacía y no por lo que era.

Lo conocí a la salida de un show de Sumo en Ramos Mejía en el mítico Pinar de Rocha.

Cuidaba los autos y tiraba data sobre como venía el plan nocturno de los que llegaban con intenciones de estar a la pesca de un arrebato de cigarrillos, a cambio de un piropo del oeste. Apto a todo público dadivoso.

El asunto concreto es en la actualidad; me lo crucé ya anciano en los alrededores de los bosques de Palermo y me dijo: -¿Cómo cambió la selva no?-.

Pasé caminado como si no lo conociera y después me eché atrás para no perderme, según la intuición, un datazo que seguramente escondía esa frase.

Cuando vio que me di vuelta, su mirada me sonrió y me dijo: -La selva de hoy es una convivencia antinatural-.

Nos cambió todo desde aquella época donde los 147 al piso empezaban a aparecer con el escape reformado para las picadas en Gaona.

Ahora todo se lo robó la tecnología y la vida ampliada. ¡Esa es la selva del oeste!

Me cautivó saber cómo llegaba a esa reflexión, entonces lo sumamos con mi amigo que se volvió obsesivo después de los contagios y, desde entonces, cocina arroz con azafrán y gusto a detergente.

No obstante el enojo con estos cambios violentos de tiempo y espacio, va dejando el mensaje claro: La paciencia, aquello que tiene el técnico del cable para encontrar un falso contacto, o el mecánico cuando abre la tapa del motor y se le cae una tuerca adentro que le complica todo.

Por eso la calma ya es marca registrada en esta selva imprevisible que impone la felicidad que te atrapa en las redes del 5G.

-Todos buscamos cariño-, dijo un Diego iluminado, entre tantas de las frases que dejó en este mundo, en ese afán de conquista por el recurso más preciado de todos los tiempos. El afecto, la aceptación y la preservación de la vida, existen en todas las selvas de este planeta. Por supuesto que la que hoy toma fuerza es la que nadie puede evitar, la selva de las pantallas. Mas magnética y liquida que el magna del volcán Monte Nyiragongo. La jungla del progreso online nos puso de rodillas frente al cable de fibra óptica. Nos metimos en los laberintos sin darnos cuenta, y ahora salir del teléfono es más peligroso que buscar una casa de aberturas en el Serengueti. Todo tipo de presa cae en la red wifi, y eso supone la supervivencia.

Cautiva la forma de cazar y pescar, por la diosa que superó a Atenea: La glamorosa internet. Y ese suelo ganó todas las situaciones que nos empantanan para sentir realidad de otra forma.

Finalmente, un conflicto milenario sigue en investigación y la vacuna para que todo te resbale ya se fabrica en las múltiples propuestas de tu realidad ampliada para salir del enojo del pasado.