La fórmula fue simple: plasmar en un disco lo que seguidores veían y escuchaban domingo tras domingo en La peña de Morfi, programa de TV conducido por Gerardo Rozín, en el que Dos Más Uno –los hermanos Hugo y Marcelo Dellamea más Ariel Sánchez- oficiaba como brazo musical. De ahí que el nombre del disco esté teñido por la emoción: Las canciones más lindas del mundo. Entre los clásicos que pueblan el sucesor de Reflejos (2018) figuran “Fina Estampa”, canción emblema de Chabuca Granda, cuyo trasvasamiento al universo de los hermanos Dellamea cierra explosiva e intensa; “El último café”, de Cátulo Castillo y Héctor Stamponi; y “La pomeña”, zamba de Leguizamón-Castilla a la que hay que atreverse, tras las concluyentes versiones del Dúo Salteño y Mercedes Sosa. “Si bien nos tomamos el permiso de no hacer la letra completa, con las debidas disculpas al gran Manuel Castilla, esta canción con poco ya dice mucho”, dicen Hugo y Marcelo.
-¿Y cómo les ha ido internamente con “Solo se trata de vivir”, pieza compleja de recrear si las hay?
Marcelo Dellamea: -Sí, es uno de esos himnos difíciles de versionar, porque cualquier cosita que le sumes al arreglo que distraiga de la canción ya complica las cosas. Una versión que nos gusta mucho es la de Rubén Rada, porque la toca como si fuera un candombe y queda tremenda. De hecho, tomando ese aire rioplatense, nosotros construimos una que tenía más de la identidad original y que sentimos que nos quedaba cómoda, a través de un comienzo folk, con guitarras rasgueando, y una segunda con un aire a milonga o candombe.
La operación de servir estas gemas en copa nueva no fue tan simple como la fórmula dicha al principio. Los hermanos tuvieron que apropiarse de cada clásico, con todo lo que ello implica, y no solo buscarle una nueva impronta, sino adaptarlo al formato de televisión en vivo. “En el caso de que el tema llevara una intro instrumental, esta no tenía que durar más de treinta segundos”, ejemplifica Hugo. “Tampoco la versión tenía que durar más de tres o cuatro minutos, o tener en algún punto algo que atrape de manera sólida y rápida. Pero el desafío más grande fue lograr eso y que siga llamándose música”, agrega su hermano Marcelo.
-¿Qué es eso que llaman “música”, puntualmente?
M.D.: -Lo que siga proponiendo artísticamente “algo” que le haga justicia a la obra original y siga siendo orgánico. Básicamente, que “funcione” para el hecho artístico y para el hecho televisivo. Lograr ese balance, esa síntesis, es lo que aprendimos, tras todos estos años de hacer música en televisión. En definitiva, para nosotros la música de un arreglo tiene que “caerle bien” a la obra. Jamás, y mucho menos en este disco, intentamos forzar una idea musical para que la canción se adapte a ella.
Las canciones más lindas del mundo, que compartió la terna del Gardel al Mejor álbum Grupo de Folklore con Desde el alma, de Salinas-Vitale y el ganador Patio Vol II, de Quintero-Pilar-Segret, será presentado oficialmente viernes 23 y sábado 24 de junio a las 21 en el Teatro Margarita Xirgu Untref (Chacabuco 875). “Vamos a tocar en el medio de la platea, con el público sentado alrededor… Va ser un show distinto a cualquier otro que hayamos hecho”, avisan y prometen los hermanos, no hace mucho llegados de una gira por Europa, y a punto de iniciar otra que empezará en Haedo, seguirá por Lomas de Zamora y Avellaneda, y terminará en Chile, Perú y Uruguay.
-Habrá sido un golpe muy fuerte para ustedes el fallecimiento de Rozín. ¿Podrán traducir ese sentimiento en palabras?
Hugo Dellamea: -Sin dudas, Gerardo y La peña son como esos regalos que no esperás pero que llegan, y quizás al tiempo te das cuenta que son un antes y un después tanto en lo personal como en tu trabajo. Sin querer, nos hicimos un lugar en un medio que no conocíamos y que tampoco buscábamos, como la televisión, algo que nos trajo muchas enseñanzas, buenos amigos y grandes momentos. En ese marco, Gerardo era un amigo y un creador de momentos como pocos. Hoy lo llevamos en muchas de las canciones que tocamos.
-Secuencias inolvidables del programa habrá, se intuye.
M.D.: -Se me vienen dos muy especiales a la cabeza. Una fue el día que tocamos con Fito Páez, porque se dio de una manera sorpresiva, espontánea. Él llegó al piso y nos saludó muy amablemente durante un corte. Después, ya al aire, empezó a tocar y a charlar con Gerardo, quien nos miraba de reojo como pidiéndonos que nos arrimemos, ya que le gustaban mucho esos cruces musicales espontáneos, y en un momento dado le dice a Fito: “¿Conocés a los Dos Más Uno? Son nuestra banda residente y son geniales”. Y Fito responde: “Ah, sí!, tocaron 'Tu sonrisa inolvidable' recién, ¿no? Y sin mediar palabra Fito empezó a tocarla, mientras nos miraba para que la hiciéramos juntos. Y así ocurrió. Ese fue uno de los momentos más increíbles y de más conexión que hayamos vivido en el programa.
H.D.: -Otro momento absolutamente inolvidable fue cantar con Gerardo "Me voy quedando”, esa hermosa zamba con aire a despedida del Cuchi Leguizamón, en vivo. Lo fuerte fue que la hicimos cuando solo unos pocos sabíamos de su enfermedad. La gente que vio el programa ese día no sé si habrá podido percibir lo que estaba sucediendo, pero quizás lo notaron en nuestros ojos, a punto de derramar lágrimas en todo momento.
M.D.: -Eso fue en mayo de 2021. Luego, en diciembre, invitamos a Gerardo al estudio y grabamos la zamba de nuevo, que es el video que salió en todos lados cuando falleció. Llevamos ese momento en el corazón.