A dos años y tres meses de su desaparición, impulsado por su mamá, Norma Nahuelcura y su abogada Flavia Centurión, llega el pedido por un juicio oral que dé cuenta de lo que sucedió aquel 11 de marzo de 2021 cuando Tehuel de la Torre, un varón trans de 21 años, salió de su casa a buscar trabajo y ya no regresó.

A fines de mayo se realizó, en la sede del Bachillerato Popular TTNB Mocha Celis, el lanzamiento de la Campaña que exige a la Justicia una respuesta sobre lo ocurrido en Alejandro Korn. En esta localidad de San Vicente, Provincia de Buenos Aires, fue tomada la última foto de Tehuel antes de su desaparición. En ella aparece junto a Luis Alberto Ramos (quien le había prometido trabajo, en cuya residencia se geolocalizó el celular de Tehuel) y Oscar Alfredo Montes. Ambos están detenidos bajo la carátula de "homicidio por odio de género".

El hecho de que Tehuel sea una transmasculinidad cuya búsqueda no continuó no se contradice con la forma en que la sociedad y el Estado nos han tratado a las identidades sexogenéricas no normativas. En el lanzamiento de la Campaña por el Juicio Oral, la abogada de la familia, Flavia Centurión, daba a conocer la fecha estipulada: agosto de 2027. Esta noticia genera indignación en toda la comunidad TTNB y LGB+. Recién dentro de 4 años (y a 6 años de su desaparición) podríamos llegar a saber qué es lo que pasó con Tehuel. Recién en 6 años: este grado de compromiso y urgencia es con el que la Justicia valora nuestras vidas.

Hace algunos años venimos viendo cómo algunas instituciones, organizaciones y gobiernos parecen hacerse eco de las necesidades de nuestras comunidad, adornando festivamente los meses de junio y noviembre como si fueran los únicos en que fuéramos plausibles de ser reconocidxs, visibles. Sin embargo, Tehuel no debería haber desaparecido buscando trabajo. Pierina Nochetti, lesbiana, feminista, trabajadora por la ESI y militante, no debería estar denunciada por pintar una pared exigiendo una respuesta a '¿Dónde está Tehuel?' y a la espera de un juicio por negarse a “reparar el daño”. Reparar el daño es tapar la consigna. Tapar la consigna es arrepentirse de exigir por la aparición de Tehuel. Pierina y nosotrxs nos negamos a dejar de preguntar, como la Justicia se niega a responder.

En una sociedad donde las paredes escuchan más que la justicia, es muy probable que el juicio por el grafitti de Pierina en Necochea llegue antes que el juicio por la desaparición de Tehuel.

Su desaparición genera, sobretodo, la certeza de que podría y debería haberse evitado. Hace 40 años vivimos en Democracia y como sociedad dijimos NUNCA MÁS, y es como parte de la sociedad que tenemos que garantizar que no vuelva a ocurrir y nuestra obligación es denunciar a las autoridades responsables. No solamente desde las militancias transfeministas y disidentes, es un deber de todxs nosotrxs.

La Ley de Cupo Laboral Trans estaba vigente en la normativa de la Provincia de Buenos Aires desde septiembre del año 2015 (nro. 17.783), años antes de que se decretara la Ley de Cupo Laboral Travestis, Transexuales y Transgéneros "Diana Sacayán-Lohana Berkins" (nro. 27.636, año 2021) a nivel nacional. Esta Ley pide idoneidad para los cargos a personas cuyos derechos nos fueron vulnerados desde el momento en que decidimos corrernos de la heterocisnorma que se nos impone, interseccionada, por cuestiones de accesos, de clase, de oportunidades.

La situación se complejiza por el hecho de que no hay un protocolo para la búsqueda de personas travestis, trans y no binarias (exigencia que resulta urgente con la creciente violencia hacia nuestra comunidad) ni capacitaciones para que se comprendan las particularidades de nuestras vidas, las formas concretas en que se nos agrede y se nos invisibiliza (sin respetar nuestros nombres elegidos, géneros aun con las normas vigentes que así lo indican).

Lejos de pensar que estos casos son esporádicos, en 2021 nos habíamos encontrado con la noticia del suicidio de Lucho Ávila, un varón trans de 25 años que se encontraba preso sin condena en el penal de mujeres nro. 33, Los Hornos, hacía más de dos años. Sus compañeras comentaban que Lucho fue enviado al “buzón”, una forma de castigo que consiste en el aislamiento a pesar de que padecía de ataques de pánico. En el parte oficial de su muerte, Lucho aparece con su nombre asignado al nacer.

Anteriormente, en 2018, en Entre Ríos, Joe Lemonge había sido detenido por “tentativa de homicidio”, hecho ocurrido en octubre de 2016, cuando una manada de varones cis ingresó a su casa para violentarlo y Joe se defendió con un rifle. Este caso finalizó con su absolución, producto de la movilización de nuestras comunidades. Durante el juicio, la jueza Cristina Lía Vandembroucke desconoció tanto su identidad como su nombre autopercibido, informándole que lo iba a tratar de mujer, violando así la Ley de Identidad de Género.

Sin ir tan atrás en el tiempo, el 11 de abril Sofía Fernández, una mujer trans de 39 años, fue encontrada sin vida en una Comisaría de Presidente Derqui, en Pilar. Mientras que la policía sostuvo que fue un suicidio, las marcas en su cuerpo indican otra cosa. Sofía había sido detenida sin un motivo claro 2 días antes.

Es el cisexismo estructural (que atraviesa a la sociedad y a las instituciones) el lente que sirve más para ignorarnos más que para vernos, a través del cual se nos considera menos merecedorxs de una vida digna, de justicia, de derechos plenos.

En respuesta, desde hace algunos años, todos los 28 de junio (Día Internacional del Orgullo LGTBIQNB+ en todo el mundo) se lleva a cabo la Marcha contra los Travesticidios, un evento que ha crecido a nivel nacional porque entendemos la urgencia de este reclamo en todo el territorio, como también exigimos la Reparación histórica para el colectivo travesti trans, que tuvo su primera movilización el 24 de mayo de este año.

Tanto en el caso de Tehuel, como el de Sofía, el de Lucho o el de Joe (solo por mencionar algunos), como lo fue durante el juicio por el asesinato de Diana Sacayán en octubre de 2015 (el primero en llevar la carátulo de Travesticidio), sigue siendo la construcción de la memoria colectiva y la movilización de nuestra comunidad la que mantiene encendido el fuego de la búsqueda por respuestas concretas, quienes cortamos las calles los 11 de marzo protestando frente a la Casa de la Provincia de Buenos Aires, quienes sabemos que Tehuel pudo haber sido cualquiera de nosotros porque la violencia hacia nuestra comunidad TTNB fue y sigue siendo sistemática, durante los gobiernos de facto o en democracia. Y más aún, una vez ocurrida, es invisibilizada.

Lejos de descansar sobre los laureles de los derechos conseguidos, nos encontramos constantemente en su defensa y exigimos su correcto cumplimiento mientras velamos por nuestras vidas y la de nuestrxs compañerxs.

Que se haga Justicia por Tehuel es sentar un precedente de que nuestras vidas importan, que no da igual si estamos o no, que desaparecer buscando un trabajo no puede volver a ocurrir y que esperar 6 años para tener una respuesta no es una opción.