En mayo la canasta básica total (CBT) aumentó 7,2 por ciento respecto a abril mientras la canasta básica alimentaria (CBA) creció 5,2 por ciento en igual comparación, según informó Indec el miércoles. El diferente guarismo entre ambas mediciones se condice con lo ocurrido en el promedio general de precios que explican la inflación minorista: mientras que el índice general subió 7,8 por ciento mensual en mayo, el rubro de Alimentos y Bebidas –algunos de los cuales componen la CBA- subió 5,8 por ciento a nivel nacional. Se desaceleró la inflación en este rubro tan sensible para el consumo de las clases medias y bajas, que en el primer cuatrimestre del año había promediado un alza del 9 por ciento mensual. De acuerdo con algunos analistas esa tendencia se debió al menor impacto de la corrida cambiaria de fines de abril sobre la dinámica del dólar oficial, que determina en mayor medida el precio de los alimentos.
Así, de acuerdo a la medición de Indec de la CBT, una familia tipo de 4 integrantes necesitó ingresos no inferiores a 217.916 pesos durante mayo para no ser pobre, mientras en el caso de un adulto equivalente esa suma ascendió a 70.523 pesos. En tanto, según la medición de la CBA una familia de 4 integrantes debió tener ingresos mayores a 99.053 pesos para no ser indigente, mientras esa suma fue de 32.056 pesos en el caso de un adulto equivalente. Vale recordar que según los últimos datos oficiales, en el segundo semestre de 2022 el 39,2 por ciento de la población argentina era pobre y el 8,1 por ciento se encontraba por debajo de la línea de indigencia.
Las nuevas cifras de pobreza e indigencia, correspondientes al primer semestre de 2023, serán dadas a conocer por el Indec el 27 de septiembre de este año. Se espera un incremento respecto de 2022, mientras que dicho año representó respecto del 2021 de salida de la pandemia un aumento de 2 puntos en la pobreza y una caída de 0,7 puntos en la indigencia.
En lo que va del año la CBT acumuló un incremento del 42,9 por ciento –0,7 puntos por arriba de la inflación general en igual período- mientras que la CBA creció 47,4 por ciento. En diciembre pasado una familia tipo necesitaba unos 152.500 pesos para no ser pobre y 67.200 pesos para no ser indigente. La CBA se compone de alimentos como pan, galletitas, arroz, harina, fideos, huevos, leche, determinadas verduras y cortes de carne en cantidades que se diferencia del consumo de las clases medias. Estos productos normalmente son adquiridos en los almacenes de barrio, cercanos a las viviendas en los barrios populares y allí los precios son mucho más altos que en grandes super e hipermercados donde median descuentos, promociones y regímenes como el Precios Justos que protegen el bolsillo del consumidor.
La inflación es mucho más dura con las personas de clases sociales bajas, y el gobierno intenta no desproteger a esos sectores actualizando ingresos. En mayo autorizó un aumento de la Tarjeta Alimentar que cobran las beneficiarias de la Asignación Universal por Hijo (AUH) con hijos menores a 18 años en un 35 por ciento, llevándola a 17.000 pesos por hijo, cuando el último aumento del 40 por ciento había ocurrido en noviembre de 2022. En tanto la AUH se ajuste conforme a la fórmula de movilidad de los haberes previsionales y a partir de junio subirá 20,92 por ciento según informó Anses, mientras que el último aumento ocurrido en marzo de este año había sido del 17 por ciento. Aunque en suma esos incrementos no equiparan a la inflación del 42,2 por ciento acumulada en los primeros cinco meses del año, ni tampoco a los aumentos acumulados de la CBT y CBA.