El tiempo se agota. Y con él, el óxígeno. La búsqueda del submarino Titán, que desapareció este domingo cuando se dirigía a las profundidades del Atlántico Norte con cinco personas a bordo, para visitar los restos del Titanic, entró este jueves en una fase crítica: cada segundo que pasa, las chances de rescatar a los tripulantes con vida se desvanece.
Pese a que el reloj juega en contra, los guardacostas estadounidenses y las distintas fuerzas que participan del operativo se mantienen "optimistas" de poder hallar al sumergible antes de que las reservas de oxígeno se acaben.
Un operativo complejo, por mar y cielo
Cinco barcos equipados con sonares y equipos de alta tecnología, están "peinando" una superficie de unos 20.000 kilómetros cuadrados y a una profundidad de casi cuatro kilómetros.
Desde el aire, aviones surcan el cielo en busca de cualquier rastro del Titán. El Pentágono anunció el envío de un tercer avión C-130 y tres C-17, mientras que un robot submarino enviado por el Instituto Oceanográfico francés se incorporó esta madrugada (hora de Argentina) al operativo.
La Marina Real canadiense envió un buque con cámara hiperbárica a bordo y expertos con asistencia médica, que se suma a otro navío del servicio de guardacostas equipado con instrumentos de sonar avanzados.
Por su parte, la compañía Horizon Maritime, propietaria del Polar Prince, el barco que lanzó el sumergible Titán, envió un buque con equipo de búsqueda en aguas profundas que se espera que llegue al lugar pronto.
La ubicación de la zona de búsqueda "vuelve excepcionalmente difícil la movilización rápida de grandes cantidades de equipamiento", explicó el capitán Frederick.
Un rayo de esperanza
Este miércoles, aviones P-3 canadienses detectaron ruidos bajo el agua en la zona de búsqueda. Un dato que reavivó las esperanzas y orientó a la marina internacional de rescatistas enviada al lugar.
"No sabemos qué son los ruidos", admitió a la prensa el portavoz del servicio de guardacostas estadounidense, el capitán Jamie Frederick, quien de todos modos destacó que no pierden la esperanza de que el sonido proviniera del sumergible.
Ayer, las búsquedas del ROV desplegadas en el área donde se detectaron los sonidos "arrojaron resultados negativos", pero los trabajos en el lugar "continúan".
La seguridad del submarino Titán, en el centro de la polémica
En los últimos días salió a la luz un informe sobre las deficiencias de la seguridad de la nave desaparecida. El exdirector de operaciones marinas de OceanGate Expeditions, la empresa fabricante, David Lochridge, despedido por haber cuestionado la seguridad del Titán, mencionó en una demanda judicial el "diseño experimental y no probado" del sumergible.
Según Lochridge, un ojo de buey de la parte delantera del aparato fue concebido para resistir a la presión a 1.300 metros de profundidad, y no a 4.000 metros.
Por su parte, Mike Reiss, guionista de televisión que visitó el pecio del Titanic en 2022, afirmó que "todo el mundo sabe el riesgo" que supone la excursión.
"Firmas un documento antes de subir y en la primera página se menciona la muerte tres veces", aseguró, tras recordar que en la inmersión a aguas tan profundas "la brújula dejó de funcionar inmediatamente y empezó a dar vueltas", lo que hizo que se tuvieran que mover a ciegas en la oscuridad del océano para buscar el trasatlántico hundido.
Qué pasó con el sumergible Titán
La comunicación con el sumergible Titán, de 6,5 metros de eslora, se perdió el domingo, casi dos horas después de que emprendiera el descenso hacia los restos del Titanic, el mítico transatlántico hundido, que se encuentran a casi 4.000 metros de profundidad a unos 600 kms de Terranova, en el Atlántico Norte.
En el Titán viajaban cinco personas: el millonario británico Hamish Harding, presidente de la compañía Action Aviation, el pakistaní Shahzada Dawood, vicepresidente de Engro, y su hijo Suleman, el buceador francés Paul-Henri Nargeolet y el quinto pasajero sería Stockton Rush, director general de OceanGate Expeditions.
La excursión cuesta 250 mil dólares por pasajero. OceanGate Expeditions ofrece viajes de ocho días y siete noches para visitar los restos del Titanic, que se hundió tras colisionar con un iceberg en 1912.
El sumergible fue remolcado por el barco "Polar Prince" y el viernes partió desde San Juan de Terranova (Canadá) hacia el lugar del hundimiento. Inició el descenso en la mañana del domingo, pero esa noche no volvió a la superficie, tal como estaba previsto.
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