El fiscal Guillermo Pérez de la Fuente pidió la pena de prisión perpetua para Gabriel Isassi, Fabián López y Juan José Nieva, los policías porteños acusados por el asesinato de Lucas González. Pérez de la Fuente coincidió así con la querella en el pedido de penas por el homicidio del chico de 17 años y aseguró que los tres policías fueron a "cazar" a Lucas y a sus amigos por prejuicios "raciales y de clase". En cuanto a los otros 11 comisarios, subcomisarios y oficiales imputados, afirmó que conformaron un "plan criminal" para encubrir y pidió penas de entre 4 y 11 años. La excepción fue para el oficial Sebastián Baidón, al que uno de los sobrevivientes señaló como quien le gritó insultos racistas mientras estaba esposado contra el piso: el fiscal pidió 17 años para él al sumarle el delito de torturas.
"Señores jueces, los tres dispararon sus armas con la finalidad de matar". Así resumió Pérez de la Fuente el accionar de los tres integrantes de la Brigada 6 de la Comuna 4, para luego pedir la pena de perpetua para ellos como coautores del asesinato de Lucas y la tentativa de homicidio de sus tres amigos. El fiscal consideró que esos delitos están agravados por el uso de armas de fuego, por alevosía, por el concurso premeditado de dos o más personas, por haber sido cometidos abusando de las funciones policiales, y por odio racial y placer. En este sentido, el acusador aseguró que los oficiales actuaron guiados por prejuicios "raciales, de clase, de edad y de vestimenta".
"¿Cómo razonaron estos policías de la Ciudad? Si salís de un barrio carenciado no sólo sos pobre sino que sos delincuente; si además sos más o menos de tez oscura, sos más propenso a delinquir; si sos joven y vestís de una determinada forma, debés ser violento y probablemente estés armado; y si estás en un auto como en el que estaban los chicos, debe ser robado", dijo el fiscal y sumó que "existió violencia institucional", ya que "la Policía de la Ciudad, a través de estos integrantes, ejerció ilegítimamente violencia contra los menores".
Pérez de la Fuente usó el primer tramo de su alegato para describir en detalle la secuencia del crimen, desde el momento en que la brigada de Isassi, López y Nieva comienza a seguir a la Surán en la que viajaban Lucas y sus tres amigos, Julián, Joaquín y Niven, tras salir de entrenar en Barracas central. Su exposición fue acompañada por las imágenes de las cámaras de seguridad de la mañana del 17 de noviembre de 2021. Los padres de Lucas y de sus amigos, que presenciaron la audiencia, vieron así en pantalla el momento en que el Nissan de la brigada ve por primera vez a los chicos mientras paran a comprar jugo en Iriarte y Luna. Para el fiscal, "la suerte de estos jóvenes ya estaba echada cuando se cruzaron con el Nissan".
En el video se observa cómo el Nissan se cruza de frente con la Surán y, al pasarlos, hace una vuelta en U en la esquina para ponerse detrás. Luego vuelve a pasar por el costado y, mientras Lucas baja a buscar jugo, los espera para comenzar a seguirlos una vez que la Surán vuelve a arrancar. "¿Para qué los esperaron?", se preguntó entonces el fiscal. "La respuesta a la que llego es horrorosa, porque la única respuesta es que lo que pretendieron esa mañana fue matar y no otra cosa. Para ellos, Julián, Joaquín, Niven y Lucas dejaron de ser personas para ser presas a quienes matar. Los emboscaron y les tendieron una trampa: los aguardaron como los cazadores a una presa", respondió.
La secuencia sigue hasta el momento en que, pasando Vélez Sarsfield, la brigada cruza el auto para interceptar a los chicos, los agentes bajan del auto y disparan. Allí el fiscal citó las declaraciones de los sobrevivientes y del testigo presencial Nicolás Connell Farrell, que indicaron que no hubo identificación por parte de la brigada. "Aun sin tener motivos ni causas legales para hacerlo, nunca quisieron detener ni requisar el auto", agregó el fiscal, y recordó que en el Nissan había balizas y sirenas que funcionaban a la perfección.
Tras un cuarto intermedio, el acusador dedicó el segundo tramo de su alegato a lo que llamó "capítulo dos" de la causa: la escena de Alvarado y Perdriel, la esquina de las detenciones ilegales y del encubrimiento. "El buen final para esta causa hubiera sido que haya policías buenos que impidan el accionar de los malos, pero en esta causa no existieron policías buenos y policías malos, todos fueron malos", sostuvo. El fiscal citó entonces la declaración de Cuevas, el principal que puso nombre y apellido a los responsables de la pieza clave del encubrimiento: el arma de juguete con la que intentaron sostener la versión del enfrentamiento. En su declaración, Cuevas dijo que fue Isassi quien puso esa pistola falsa en el asiento trasero del auto de los chicos, siguiendo órdenes del subcomisario de brigadas Roberto Inca.
Al igual que Gregorio Dalbón, abogado de la querella, Pérez de la Fuente dijo creer lo relatado por Cuevas por las conversaciones peritadas en las que, ya la misma noche del homicidio, el principal cuenta a otros oficiales que había visto cómo plantaban el arma. Además, el fiscal mostró las imágenes de las cámaras de seguridad que ubican el recorrido de la moto de Facundo Torres, el oficial que Cuevas señaló como quien llevó a Isassi a buscar el arma de juguete a la comisaría 4D.
En los videos se ve cómo los dos parten de Iriarte y Luzuriaga, esquina de la balacera, a las 10.15 de la mañana, unos 35 minutos después del hecho, y se dirigen hacia la comisaría, a la que arriban a las 10.18. Allí Torres desciende e Isassi lo espera durante un minuto. A las 10.21 pasan por Alvarado hacia Perdriel y a las 10.29, sólo ocho minutos después, regresan a Iriarte. "Torres fue con Isassi a buscar el juguete a la comisaría. Después, según Cuevas, Inca le dice 'colocala'. El relato de Cuevas está corroborado por el recorrido de la moto en el que se ve dónde van y dónde regresan", sostuvo el fiscal.
Luego conectó la declaración de Cuevas con la llamada de las 9.59 de ese día, 20 minutos después de la balacera, en que el comisario Rodolfo Ozán, de la 4A, le cuenta al comisario Fabián Du Santos, de la 4D, que "le dije a Inca que está como subcomisario que vaya y busquen lo que tengan que buscar para justificar esto", y le recomienda que llame a Juan Romero, comisario de brigadas, para que "venga para emprolijar esta cagada". Más allá del contenido de la charla, el fiscal subrayó que allí aparecen cinco de los comisarios y subcomisarios imputados por el encubrimiento, ya que Ozán también refiere que él se encargará de llamar a Daniel Santana, comisario inspector a cargo de todas las dependencias de la comuna. "Todos estaban en comunicación entre sí", dijo el fiscal para luego afirmar que "formaban parte del plan criminal" para encubrir el asesinato.
Por esto, el fiscal consideró a esos comisarios y subcomisarios, a los que se suma el subcomisario Ramón Chocobar de la 4D, como coautores de encubrimiento agravado, privación ilegítima de la libertad y vejaciones hacia los chicos. Para todos ellos pidió 11 años de prisión. La escala fue menor para los oficiales. En el caso de Jonathan Martínez y Ángel Arévalos, el fiscal pidió seis años, mientras que fueron cinco para Daniel Espinosa, el agente que fue de consigna en la ambulancia en que trasladaron a Lucas. Para el principal Cuevas pidió cuatro años.
Caso aparte fue el del oficial Baidón, apuntado por Joaquín como el policía que, mientras lo tenían esposado, le gritó "negro de mierda, a vos también hay que pegarte un tiro". Como Dalbón, el fiscal consideró que en ese caso califica el delito de "torturas", por lo que solicitó una pena de 17 años. Los pedidos del fiscal fueron más bajos que los de la querella, que había requerido 20 años para todos los imputados por el encubrimiento, a excepción de Cuevas, para el que pidió 3 años y 6 meses, y de Baidón, para quien solicitó 30 años.