“El propósito es el de siempre: abrir horizontes desconocidos”, lanza Eduardo Stupía, artista visual de largo aliento. Lo que da sustento a ese propósito es el cruce entre los dibujos y las pinturas de quien suscribe la frase inicial, y las músicas improvisadas de Marcelo Moguilevsky y Sebastián Espósito, dos de esos que se mandan sin drama cuando de hurgar en lo desconocido se trata. El resultado de la sinergia podrá verse y escucharse este viernes a las 19 horas en la Sala Norah Borges del Centro Cultural Borges (Viamonte 525), cuando los vientos más el piano de “Mogui” y las guitarras más el ronroco de Espósito ensamblen en simultáneo con las creaciones pictóricas de Stupía.
“Lo que saldrá de esto es tan ignoto para nosotros como para el público”, asegura el dibujante. “Hacer música para cine, teatro y danza me hizo sentir un crecimiento inusual para un músico que en general vive en el sonido nomas. Pero esta vez con Stupia el desafío es aún mayor porque se da en vivo en un ida y vuelta atrevido, desembarcado e inspirador”, agrega por su parte Moguilevsky, quien halló en el trío una actividad paralela a la que desarrolla a través del proyecto “Buey Solo” --donde trabaja su lugar más íntimo a base de vientos, loops, piano y voz-- además de sus dúos con César Lerner y Juan Falú.
A priori, lo que promete el trío es una interrelación de lenguajes “en un contrapunto sensorial” improvisado e imprevisto a base de aerófonos, guitarras, samplers, distorsionadores, lienzos de metro y medio por metro y medio, papel, carbonilla y acrílico. “La imagen es sonora, y el sonido es visual”, es la síntesis que esboza Stupia, cuya obra Simulacros sigue expuesta en la galería Jorge Mara-La Ruche. “La propuesta pasa por tres artistas compartiendo sus mundos visuales y sonoros de manera improvisada durante un lapso de tiempo, todo en sintonía con el aquí y ahora”, refrenda Espósito, recién llegado de una gira junto al pianista Daniel Godfrid (Dúo Seda) por Francia, Alemania, Suiza y España.
-¿Alguna referencia, alguien que los haya influído?
Marcelo Moguilevsky.: -Creo que Cage, Spinetta, Italo Calvino y Frank Zappa, por mencionar algunos que ya abrieron al pensamiento y la creación laterales.
Eduardo Stupia.: -En mi caso, no he detectado influencias específicas en lo que hace al formato de la propuesta. En todo caso, son las mismas influencias y resonancias que eventualmente aparecen en mi práctica habitual, las cuales se verán justamente influenciadas por las sonoridades musicales puestas en marcha.
-¿Cómo funciona la relación entre música y dibujos? ¿cómo se amalgaman y retroalimentan?
E.S.: -Podría decirse que la relación es de “simultaneidad heterogénea” y que no se trata de ilustración o coincidencia. Se trata más bien de generar un fenómeno de características mixtas, como si se tratara de escuchar con los ojos y mirar con los oídos. Sería como una amalgama voluble, dinámica, en movimiento.
Sebastián Espósito.: -La convivencia entre música y dibujo existe en cualquier período del arte, pero hoy en día es más frecuente encontrarse con propuestas donde se establezca en vivo el cruce entre la pintura y la música. Creemos que nuestro proyecto tiene un desafío artístico, al menos para nosotros, e invitamos a que lo sea también para el espectador, que es el “salto al vacío”... no hay márgenes donde moverse, por eso la retroalimentación de cada área es única e irrepetible, y eso le da uno cuota de salvajismo y libertad a la propuesta que nos abraza y estimula, porque el dibujo sin duda es un fuerte disparador del ritmo, la melodía, la armonía, las texturas y las dinámicas. Pero también surge de años de trabajo junto a `Mogui`.
-¿La música cómo es, de dónde surge?
Marcelo Moguilevsky.: -Hay en la experiencia una línea que une tantos años de improvisación musical en la que cada uno ha ido tejiendo una trama propia, casi diría una gramática sonora que lo contiene emocionalmente y lo conecta con el afuera, el público, y en este caso con lo visual que en Stupia tiene sin dudas la misma carga
-¿En qué sentido, Marcelo?
M.M: -En el sentido de un decir propio que se hace a medida que se siente dando arritmias, saltos, continuidades y contrastes.