Rosario, 11 de julio de 1997. Luis Alberto Spinetta acaba de entrar al viejo salón de actos de la Facultad de Humanidades y Artes de la Universidad Nacional de Rosario. Se escucha una pequeña gran ovación de los que ocupan el auditorio ese mediodía de invierno. Viste una campera deportiva azul y toma asiento alrededor de una mesa que comparte con integrantes de la Secretaría de Extensión Universitaria, la Dirección de Comunicaciones y el Centro de Estudiantes. Está allí --antes de su concierto en el teatro El Círculo, donde presentará el disco de Los Socios del Desierto-- para recibir una distinción: Visitante de Honor de la UNR.
I
“Bueno, tremendo loco, te digo... voy a besar esta medalla. Si pudiera darle un beso a cada uno de ustedes... de hecho hacerlo así, uno siempre suple con la imaginación lo que a veces en la realidad no puede conseguir y parte de eso es el vuelo humano y creo que siento que más allá de que puede existir un pequeño protocolo y que yo me sienta como si fuera una especie de Agamenón, sé que vine a tocar y vine a recibir este afecto que traspone el aparato exactamente cultural y eso es lo lindo. Me encanta ser el protagonista, no sé si me merezco una distinción tan grosa, pero lo que sí sé es que lo tomo y lo recibo con mucho amor”.
“Esto forma parte del vuelo del hombre, la imaginación y el amor (...) Es como una enorme nave. Puede tener corazón y puede tener imaginación pero después le hace falta un timón, algo que ya no pertenece quizás al terreno de las utopías personales o de los sueños, sino a algo que obedece a las leyes impuestas sobre todos nosotros a través de la naturaleza. Ahí es donde hay que inventar en base a algo, ahí aparecen esos rudimentos que forman parte del conocimiento humano, independientemente de la imaginación y del amor que obviamente se van sumando para conducirnos hacia algo, no importa en qué estado se lo pueda encontrar ni tampoco importa si al encontrarlo estamos en el peldaño más alto. Las leyes del universo hablan de fenómenos de cresta y decadencia, fenómenos de pulsación. Suponemos que todo esto que es ir y vivir conociendo es cíclico, de alguna manera depende de nosotros ubicar armoniosamente ese ciclo para poderlo hacer nuestro y llevarlo con polenta adelante para descubrir en nosotros los timones, las imaginaciones, los amores”.
“Es importantísimo que sepan cómo controlar el alma de la universidad en el sentido emocional, que no se la use como un objeto político para destruir la vida, o que se la use como si fuera un mecanismo para venir a hacerse la japa con el estudio (...) Hay que tener una actitud imaginativa pero no para anularse y para decir «uy el mundo es una porquería y no lo quiero enfrentar». Estamos en un país rejoven, hay una bola para hacer y de estos lugares después va a surgir gente importante, algo muy bueno, mis hijos --Vera, Valentino-- van a estar influenciados por un político que surja de acá, por un genio de la pintura que surja de acá, por un ecólogo, y no tiene por qué ser solamente esta universidad como si fuera un privilegio porque ahí es donde sonamos (...) Estudiar es un privilegio. El privilegio es vivir, ese es el desafío, estar alerta, estar vivo... Ustedes me hacen este homenaje, bueno háganse cargo también de lo que les estoy diciendo, vengan acá con la polenta para hacer de esto algo impresionante, sino no tiene sentido protestar contra gente que se cagó en las universidades adonde fue a estudiar y después roba y garca al pueblo, háganse cargo de que no parta de acá esa alimaña, en música, en lo que sea".
II
“Hice un montón de discos, gané una bola de guita, mantuve a mis hijos, me fue bárbaro, soy querido, eso es algo impresionante pero andá a saber la lucha que tuvieron pioneros que formaron esta universidad, esos Spinettas de la educación, fundadores de casas de estudio que por ahí pasaron sin pena ni gloria, no recibieron ni siquiera una medallita. Me encanta el reconocimiento, me encanta que vibremos con la música que nos gusta (...) hay que crear un país groso --viene un futuro peligroso, una explosión demográfica tremenda y la bola de hambre-- desde el respeto y del amor, eso es lo mismo que si ustedes me dijeran «Flaco, no vayas a hacer nunca temas de publicidad». Ustedes me respetan por lo otro que yo hice, saben que estoy en una posición determinada que ha sido demasiado sana, pero ustedes ganen ese espacio de imaginación con esfuerzo para poder vencer a todos esos enemigos que son muy mediocres, y que solamente con respeto, imaginación y amor podemos avanzar. Con eso les tapás la boca y podemos avanzar. ¿Hacemos como una especie de pacto? Cada uno se tiene que preguntar por qué ocurre eso. En definitiva no hay mucho para indagar, es por razones de poder, por razones económicas. Educar también es business acá y en todos los lugares del mundo. Es por guita, no se trata de un pacto para que seamos más ignorantes así nos dominan, es una idea muy vieja, es una idea de los años 50".
“Un plan de educación empieza por uno, podría ser mejor también, podría haber universidades menos desgastadas no solamente por el propio esquema de las universidades y del Estado sino además un poquito más idealizadas por sus alumnos, más cuidadas, más protegidas en sí, materialmente. ¿Quién soy para decir esto? Hagámonos cargo, no le echemos más la culpa al gobierno de las cosas, flaco agarrá las cosas y hacelas, es lo mismo que yo dijera que no hago más nada porque hice el disco de Los Socios del Desierto. Me han citado aquí para darme este halago. El desafío queda abierto, les prometo que voy a hacer música comercial. No, no, jamás. (risas)
* La conferencia de Spinetta quedó registrada en un video disponible ahora en YouTube . La revista cultural de Rosario Barullo publicó completa la charla en su último número en papel.