El 8 de mayo de 1977, una patota secuestró a Elisabeth Käsemann. Un día antes, ella le había enviado una postal a su sobrina que vivía en Alemania: “Hagamos un pacto: ¡Tú me escribes y yo te escribo! ¿De acuerdo? Con todo mi amor, tía Elisabeth”. No hubo más cartas desde Buenos Aires. A Elisabeth la llevaron a distintos centros clandestinos. El 23 de mayo, la sacaron de su celda en el Vesubio. Como a otros militantes, le anunciaron que iban a legalizarla. En realidad, los condujeron a una casa de Monte Grande y los masacraron. La vida de Elisabeth es una de las diez historias que se reconstruyen en el libro Desaparecidos y asesinados: víctimas europeas del centro clandestino de detención y tortura El Vesubio en Argentina, que será presentado este viernes en el Goethe-Institut.

Dorothee Weitbrecht es la directora de la Fundación Käsemann. Es la impulsora de la publicación y quien la estará presentando junto con el juez federal Daniel Rafecas y la sobreviviente Susana Reyes, integrante de la Comisión Vesubio y Puente 12. Pero fundamentalmente es la sobrina que se quedó esperando una nueva postal de su tía. “Todavía hoy las palabras en esta carta hablan conmigo”, cuenta.

- ¿Por qué han decidido publicar un libro sobre las víctimas de origen europeo del Vesubio?

--Es un objetivo de la Fundación Elisabeth Käsemann fortalecer y promover las relaciones germano-argentina respecto a cómo tratar y manejar nuestros pasados. Estudiantes alemanes y argentinos colaboraron en la publicación y los familiares argentinos de las víctimas del Vesubio aportaron información. Además, queríamos señalar el hecho de que la historia del Vesubio también tiene una perspectiva europea y forma parte de nuestra historia común.

– ¿Qué evaluación hace del proceso de justicia en la Argentina?

– Somos una organización alemana y no podemos evaluar el proceso argentino. Lo que sí podemos decir es que Argentina persigue los crímenes desde 2003, 19 años después del fin de la dictadura, con mayor perseverancia que la seguida por Alemania respecto a los crímenes nacionalsocialista, 19 años después tras la caída del régimen nacionalsocialista.

–¿Qué expectativas tienen frente a la construcción de un espacio de memoria en el lugar en el que funcionó el Vesubio?

Un espacio de memoria en El Vesubio sería importante. Podría ser un espacio para abrir la conmemoración en términos transnacionales, con el objetivo común de aprender del pasado.