"Empecé a notar que en los medios demonizaban constantemente la figura del conurbano, que hay como toda una estigmatización alrededor de eso. Y dije yo me quiero reapropiar de esa identidad a través de la cocina. Al final del día, las culturas son tradiciones y qué tradición más grande hay que la comida. Me gustaba la idea de reapropiarme de la identidad del conurbano a través de las recetas, de la comunidad", afirma Dana Buttigliero, mejor conocida por su nombre en las redes sociales, Sabores del conurbano, donde la máxima es recrear y compartir recetas que formen parte del corazón de los bonaerenses. 

El nombre del perfil no necesita mayores explicaciones. Dana nació en Morón pero es de Ituzaingó, y así se define según sus propias palabras ("toda mi vida estuvo atravesada por el conurbano"). Tiene 26 años y siempre trabajó de crear contenido, pero editaba y redactaba guiones para otros, en relación de dependencia. "Yo siempre decía que quería hacer lo mío. Pero para emprender ese camino y que sea constante, yo pensaba que tenía que tener una idea clara, un nicho, no abarcar todo o cualquier cosa", afirma Dana. 

Durante la pandemia en 2020, encontró que lo suyo, lo que había buscado tanto tiempo, era cocinar, talento que había subestimado hasta que estuvimos todo el día encerrados sin mucho que hacer. Fue ahí cuando empezó a amigarse con la idea de que la cocina fuese su nicho. 

La plataforma TikTok fue la primera en recibir aquellos primeros videos, gracias a la facilidad que aportaba el contenido vertical y la simplicidad de las herramientas de la aplicación. Continúa siendo su red social de preferencia: allí alcanza 1.8 millones de seguidores, mientras que en Instagram y Youtube colecciona 342 mil y 611 mil, respectivamente. 

"Al principio, los videos eran muy amateur, recetas grabadas precariamente. Ahora ya no, ahora ya todo tiene un nivel de pensamiento y un nivel de producción atrás que es diferente", afirma. El proceso entre sus videos y su profesionalización duró poco: en febrero de 2021 consiguió trabajar con su primera marca. 

"Yo me acuerdo que cuando consumía a otros creadores de contenido, gente que está hace más tiempo en el medio, como Momo o Paulina Cocina, incluso te decían que su primer pago lo habían recibido a los años. Ahora todas las reglas del juego cambiaron, y si te lográs meter a la burbuja, y sos una de esas personas privilegiadas que tienen suerte y acceso, podés estar monetizando en un periodo de tiempo relativamente corto", afirma.

A pesar de que ser creador de contenido o influencer hoy sea el sueño de muchos, solo unos pocos consiguen mantener un nicho activo de seguidores y proponer algo diferente. "Yo confío mucho en mí. Al principio quizás pensé que sí, un montón de gente hace lo mismo pero yo quiero aportar algo diferente y confío todavía en eso. En ese poder de transformar el contenido constantemente, de aportar algo distinto", afirma Dana. 

Lo que diferencia a Dana de otros creadores de contenido relacionado a la comida son justamente las comidas que elige: recetas simples, grasosas, que pueden encontrarse en cualquier casa conurbanense. Bizcochuelo casero, lasaña, tuco, sanguches de miga, danonino casero, su propia versión de la golosina Dos Corazones, y muchísimos más sabores que forman parte del imaginario de los habitantes de su territorio.

"No es tanto que haya recetas o comidas particulares, pero acá es muy común juntarse a comer algo. Por ejemplo, en capital si vos querés comprar un locro tenés que ir a un restaurante a comprarlo porque capaz nadie lo hace, acá todo el mundo lo hace. O la cultura del asado todos los domingos, las reuniones. Creo que el sentido de comunidad realmente se habita muy diferente", afirma. 

La comunidad persiste también en la manera de trabajar de Dana, que afirma que una parte importante de su trabajo es repartir entre su familia y sus vecinos lo que cocina para realizar sus videos. "Hay un momento donde ni tu mamá quiere comer tanto. Entonces he llegado a darselo a mi hermano que trabajaba en una verdulería, diciendole dale, llevatelo para los chicos de la verdu. O cuando voy a Moreno a ver a mi papá, que tiene una familia gigante. Siempre llevo", afirma. 

La palabra "privilegio" sobrevuela la conversación desde el primer momento. Dana es consciente de que genera contenido sobre un territorio heterogéneo, que hay un componente político en aquello que hace, y parte de que funcione esa mirada crítica tiene que ver con no olvidar sus orígenes.  

"Siempre es bueno tener a alguien que te pinche la burbuja, en mi caso es mi marido. Si vos te metes mucho en este mundo de las redes y de ser influencer, llegas a estar muy absorto en una realidad que es el 1% de la población. Es muy fácil obnubilarse, porque claro, si vas de evento en evento, comés siempre rico, te juntás con gente que es siempre de capital, que tienen cierto pensamiento, que tienen cierto poder adquisitivo, es imposible que algo de todo eso no te llegue. Está bueno tener personas al lado, ya sea familia, pareja, lo que sea, amigos, que te anclen un poco a la vida real, a la tierra, para tener perspectiva", afirma. 

No solo en las recetas y en su manera de trabajar está presente lo comunitario, lo simple y lo político, sino también en su nuevo contenido. Uno de sus últimos videos que se viralizó fue un tour gastronómico callejero por el barrio Padre Mugica (ex villa 31), por el que también recibió críticas. 

"Creo que si bien la 31 queda en capital, cumple con este requisito que mencionaba de la comunidad, de ayudarse unos a otros. La gente estigmatiza mucho desde la propia preconcepción, y cuando el video se viralizó, también recibió muchos comentarios negativos. Creo que es porque sale de lo común. Quizás hoy en día hay muchos influencers foodies que salen a comer y te muestran Anchoita, o el mejor restaurante de Palermo. Yo banco ese contenido, pero no lo haría, trato de mostrar otra cosa", afirma. 

Con respecto a los comentarios negativos y los haters, con los que convive diariamente ya que son parte inseparable del trabajo al que decidió dedicarse, Dana tiene uno o dos consejos para que no interfieran con su camino al éxito. "Hay que protegerse. Las plataformas te permiten silenciar palabras. Entonces yo, por ejemplo, yo tengo silenciadas las palabras que a mí me causan más sensibilidad. Por ejemplo horrible, fea, gorda, todas esas cosas que le dicen a las mujeres. Entonces me llega la crítica más elaborada", se ríe. 

De las críticas elaboradas o los consejos Dana se alimenta constantemente, y de hecho, los agradece. "Cuando me corrigen recetas, o técnicas o me dan consejo incluso destaco el comentario, o lo agradezco. Me parece que también está bueno que todos aprendamos", afirma sobre su comunidad. 

Los que no pertenecemos al mundo de las redes sociales o la creación de contenido podríamos preguntarnos cuánto tiempo más va a durar. 

"Yo pienso que esto lo voy a poder hacer siempre, pero no quizás de la forma en la que lo vemos ahora. Lo voy a poder hacer siempre y cuando haya una transformación. Si yo tengo que pensar toda mi vida haciendo recetas, sin ninguna modificación, creo que me aburriría. Pero si pienso en esto como una evolución constante y en permitirme que la creatividad fluya a través de un concepto, creo que tiene mucho futuro. Uno también tiene que estar en ese ejercicio constante de creatividad, permitirse ir cambiando y transformándose, y apostar por nuevas ideas. Tampoco hay que creer que el mismo kiosco va a durar toda la vida, porque puede ser que no", afirma. 

Sabores del conurbano continúa realizando recetas cada vez más conurbanenses en Instagram, TikTok y Youtube