El misterio se acabó y Juntos por el Cambio tiene sus fórmulas para competir por la gobernación. Desde el larretismo, el intendente de San Isidro, Gustavo Posse, acompañara a Diego Santilli. Por el lado de Patricia Bullrich, Miguel Fernández, el jefe comunal de Trenque Lauquen que había picado en punta en las últimas horas, será el ladero de Néstor Grindetti. De este modo, el radicalismo divide sus fuerzas provinciales entre las dos vertientes del PRO. La mayoría estructural del radicalismo bonaerense está en manos de Maximiliano Abad, precandidato a senador nacional del team halcón. Un primer triunfo de Bullrich sobre Larreta.
Las aguas en el radicalismo provincial tienen dos cauces, y ambos decidieron decantar en apoyos al macrismo. Esta decisión, entre otras, atentaron contra la posibilidad de que Facundo Manes fuera precandidato a presidente por la UCR, dado que no tendría una pata bonaerense sobre la cual desarrollar su armado territorial. Tanto Posse como Abad abandonaron sus intenciones de suceder a Axel Kicillof, dejando al radicalismo sin un precandidato a gobernador de peso.
Así las cosas, Abad logró imponer su liderazgo en la UCR Provincia. Triunfó sobre Posse en las internas de 2021 y cuenta con un colectivo de intendentes bajo el sello Adelante Buenos Aires que supera los 30 nombres. El possismo no llega a los 10 jefes comunales. El intendente de San Isidro operó fuerte para tener una interna dentro del partido para definir el precandidato a gobernador del radicalismo, pero eso no prosperó.
Desde el abadismo, el control territorial en la provincia está comandado, principalmente, en el intendente de Trenque Lauquen, Miguel Fernández. Es el titular del Foro de Intendentes Radicales de la provincia de Buenos Aires, un espacio de discusión que ungió en su presidente el principal interlocutor con el gobierno de Axel Kicillof en lo que respecta a las negociaciones, por ejemplo, de las leyes de presupuesto. Ese reconocimiento llega desde el peronismo, quienes afirman que Fernández es un dirigente de diálogo y consensuador.
“Yo le rescato a Kicillof que es un tipo que tiene buena leche, podes discutir y tener visiones diferentes de la economía, dónde tiene un equipo en el que no hay hechos de corrupción, por ejemplo”, dijo a BuenosAires/12 a fines del año pasado. Desde es perspectiva, tien una lectura acerca de pelear por los fondos de la coparticipación para la provincia, y no cree en la judicialización de la política.
Horas antes del anuncio, Patricia Bullrich brindó una entrevista a Radio Mitre y dio indicios sobre el compañero de fórmula de Grindetti. “Nuestra formula es con una persona del Gran Buenos Aires que maneja un municipio complejo como Lanús, y alguien del interior, que represente al campo, a los pueblos a la economía agroindustrial”, señaló. Y lanzó una sutil chicana hacia la vereda larretista: “Lo nuestro va a ser una combinación, mientras que los otros, con todo respeto, tienen a Santilli que viene de la ciudad y Posse que viene del conurbano.”
Fernández se define alfonsinista y creyente de los acuerdos. Trabaja fuertemente el desarrollo político de Abad y constituyó un liderazgo que en la provincia es respetado por propios y ajenos. Pero el abadismo no se puede confiar porque las fugas en las filas de la UCR Provincia tuvieron movimientos inesperados. El histórico intendente de Tandil, Miguel Lunghi, quien irá por su sexto mandato, no toleró que Bullrich le plantase un candidato en su territorio y pegó el salto. Desde el viernes está con Santilli.
La fórmula del palomar
Gustavo Posse acompañará a Santilli en la fórmula del larretismo, tal como se venía descontando por estas horas. El intendente de San Isidro es el fiel reflejo de la construcción de poder territorial del conurbano: 24 años al frente del municipio, luego de suceder a su padre quien comandaba el distrito desde 1983. Sí, desde el retorno a la democracia sólo un apellido gobernó San Isidro. No será el mejor referente de la visión del recambio democrático que plantea Larreta, pero sí un exponente de cómo entender el poder.
“Desde el Gran Buenos Aires mirando al interior y teniendo en cuenta que en la provincia no hay balotaje”. Con una perspectiva del conurbano hacia el resto de los distritos bonaerenses, Posse definió su rol en la estrategia larretista durante la presentación de los precandidatos: pensar en los votos de la primera y tercera sección electoral. Habló de la convivencia entre la Ciudad de Buenos Aires y los municipios que la rodean, sin dar definiciones sobre las políticas públicas que piensa para los bonaerenses.
Corredor de autos y defensor de la actividad hípica, Posse nunca pudo consolidar una mayoría propia dentro del partido y hasta rompió en retiradas con la conducción del boinablanca. En la Legislatura provincial, cuenta con único diputado, Walter Carusso, que integra un bloque menor por fuera del mayoritario liderado por Maximiliano Abad, presidente de la UCR Provincia. Sus enfrentamientos lo fueron dejando con una representatividad minoritaria en el partido, con un grupo que no supera la decena de intendentes.
Quienes suelen acompañar el possismo en la provincia son Miguel Gargaglione, de San Cayetano, Edgardo Bataglia, de Gral. Arenales, Salvador Serenal, de Lincoln, Matías Rappallini de Maipú, y Franco Flexas, de General Viamonte. Este último es quien ha cosechado mayor presencia mediática. También hay que destacar el apoyo del histórico dirigente radical, Federico Storani, quien fue uno de los ministros que renunció durante el gobierno de la Alianza cuando López Murphy asumió el timón de la economía.
Posse también supo coquetear con el peronismo. En el año 2013 estuvo en las filas del Frente Renovador. “Estoy del lado de la gente y en la provincia de Buenos Aires, la gente de ninguna manera quiere” que los dirigentes digan que “estamos juntos y al otro día la respuesta sea que nos partimos”, declaró por aquellos días cuando se ponía en duda su pertenencia al espacio de Sergio Massa y había tentaciones del lado de Mauricio Macri mientras anunciaba su candidatura a presidente. De todas formas, en 2015 Posse dejó el massimo para dar el salto al bando amarillo.