En algún lado leí una frase atribuida al genio de Eduardo Galeano y esta semana la tuve bastante presente: «A veces me pregunto si la lucha es la mejor manera del ser humano. Pero entonces recuerdo que los seres humanos son los únicos que luchan para ser humanos». Hace 18 días que maestrxs, estudiantes, trabajadores y pueblos originarios salieron a las calles y rutas de Jujuy a pedir mejoras salariales y en contra de la reforma constitucional que propuso el gobernador Gerardo Morales, por la cual quiso regular el derecho a la protesta consagrado por la constitución nacional. La disputa, además, tiene relación con la extracción del litio presente en territorio de las comunidades indígenas del norte. Recuerdo que hace unos meses, la comunidad colla de Caspalá denunciaba la usurpación de su territorio por el gobierno de Gerardo Morales. Anunciaban el plan sistemático que se quería desarrollar y obviamente afectaría no solo a las comunidades indígenas sino además a todxs lxs sectores sociales.
Es de público conocimiento que esta semana, en diferentes medios de radio y televisión sufrimos varios paros sorpresivos porque los trabajadores exigían mejoras salariales. Es imposible negar que la inflación se devoró los salarios de todxs: no hay profesión u oficio que se salve. Desde el plan austral que no recuerdo semejante desastre económico en nuestro país. Según pude averiguar, la provincia de Jujuy vive uno de los problemas salariales más importantes de Argentina, y el sueldo docente está entre los más bajos del país. Así lo publicó hace unos meses el sitio Argentinos por la Educación: Jujuy sería una de las provincias que más redujeron el gasto de la educación en los últimos 15 años.
Estas estadísticas explican por qué los docentes jujeños decidieron salir a las calles. El gobernador dijo que los referentes de las comunidades originarias eran «violentos, que los maestros estaban tomando y extorsionando al resto de la población, que toda la protesta se reducía a quienes destruyeron parte de la legislatura». Sin embargo, son muchxs lxs que dicen que la gente de Morales los habría dejado pasar para tener esa imagen de la legislatura vandalizada, y así poder justificar la represión. Igual que los infiltrados que pusieron en las protestas, disfrazados de pueblo y que eran policías con sus uniformes en las mochilas. Estos han sido señalados como los que habrían tirado piedras a la gente e iniciado la revuelta.
En medio de este escándalo nacional y el repudio de todxs los organismos de derechos humanos, el gobernador Gerardo Morales tuvo que dar marcha atrás y resolver el pedido de lxs docentes con un ofrecimiento de aumento salarial que aún no se firmó ni se anunció públicamente, pero que fue confirmado por dirigentes de CTERA: una buena decisión para desarticular la bomba y no empañar más la presentación del viernes como compañero de fórmula de Horacio R Larreta. Mientras veíamos la presentación formal en televisión, el gobernador Gerardo Morales liberaba a algunx de lxs manifestantes detenidos el sábado. Y según trascendió aún hay cinco personas retenidas en diferentes penales de Jujuy. Todo consecuencia de la represión indiscriminada y el caos en el que se sumergió esta querida provincia. Mano dura nunca es la solución, señor gobernador
La buena noticia es que los docentes de Jujuy dejarían de ser los peores pagos del país. Aún falta que se les ofrezca a los que se inician en la docencia un piso salarial que iguale una canasta básica: es increíble que esto no sea algo que, por sentido común, sea siempre una base. Los gremios llevarán la propuesta a las bases y se debatirá, pero en sí, el ofrecimiento ya implica un gran triunfo de la lucha del pueblo, una batalla ganada en las calles.
¿Cómo le van a prohibir a la gente salir a luchar por sus derechos? Una vez más queda demostrado que el último recurso, cuando los gobernantes no escuchan los reclamos, es la lucha, es la calle.