El 23 de septiembre de 1939 murió Sigmund Freud, el hombre que desafió a la modernidad a partir de su teoría psicoanalítica y que le quitó a la razón el privilegio que tenía como ordenadora del mundo para señalar que muchas cosas que los seres humanos hacen y piensan no son por voluntad consciente. A esta premisa se la conoce como la tercera herida narcisista. Las dos primeras las constituyeron los descubrimientos de Copérnico y Charles Darwin. Uno por señalar que el hombre no era el centro del Universo. Y el otro por considerar que el ser humano es un animal más en la cadena del mundo natural. Freud escribió acerca de las marcas de la infancia en el psiquismo. Pero el propio médico austríaco dejó su propia marca imborrable con la teoría psicoanalítica. Así lo demuestra la vigencia que tiene su obra, a más de ochenta años de su muerte. Pero todo empezó, como empiezan las grandes cartas de amor --en este caso el amor por conocer el mundo interior de los sujetos-- con los manuscritos que el propio Freud selló de puño y letra. Por eso, algunos textos escritos a mano por el padre del psicoanálisis perduran hasta hoy.
Los manuscritos freudianos que se conservaron fueron adquiridos hace varios años por la American Psychoanalytic Association y para resguardarlos definitivamente de la venta y la dispersión fueron transferidos, con excepción de la parte perteneciente a Anna Freud (la hija de Freud), a la Sigmund Freud Collection de la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos, con sede en Washington. A mediados de los ’70, Anna Freud completó la colección donando su parte. Pero se resolvió que siguieran en Hampstead, Londres (donde estaban su consultorio y el de su padre) hasta que ella muriera. Luego de su fallecimiento, fueron colocados provisionalmente en un banco londinense y finalmente fueron entregados en 1986 a la División Manuscritos de la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos, lugar en el que permanecen definitivamente depositados. De esto se enteró el prestigioso psicoanalista argentino Juan Carlos Cosentino, luego de leer Volver a los textos de Freud, de la psicoanalista alemana Ilse Grubrich-Simitis, quien estudió los manuscritos y era amiga de Anna Freud. Cosentino se conectó con esta autora. Ella le dio el dato del director de la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos y así fue como este analista argentino se pudo encontrar con los manuscritos de Freud, de los que durante mucho tiempo no se sabía de su existencia.
Cosentino y otro prestigioso colega suyo, Lionel Klimkiewicz, son los responsables de una traducción de cinco volúmenes de textos importantes de Freud, realizada a través de los manuscritos inéditos del padre del psicoanálisis. Hasta ahora, Cosentino y Klimkiewicz habían editado cuatro volúmenes publicados por Mármol Izquierdo Editores: El yo y el ello, Más allá del principio del placer, Fetichismo y otros textos. Correspondencia: el caso A.B. y Das Unheimliche. Ahora, el quinteto se completa con Las neuropsicosis de defensa y otros textos. Notas de trabajo 1897-1910. El volumen mencionado, además de ser bilingüe (español y alemán), cuenta con fotografías de los manuscritos de las notas de trabajo. También tiene las versiones publicadas, documentos inéditos y comentarios de Klimkiewicz y Cosentino.
"La Biblioteca del Congreso de Estados Unidos tenía un sistema para entregar los manuscritos. Había dos formas. Una era a través de microfilms, un sistema antiguo ahora. Y, al mismo tiempo, uno los podía imprimir en fotocopias. Yo los pedía como fotocopias", cuenta Cosentino a Página/12. "Me dijeron de hacer una prueba para ver si estaba en condiciones. Me dijeron que sí, me pasaron el precio y a la semana me los mandaron. Llegó la copia en limpio y el borrador de los manuscritos", agrega el extitular de la cátedra 2 Psicoanálisis Freud de la Facultad de Psicología de la UBA.
Cosentino vio que estaba en letra gótica. El trabajo que tuvieron que realizar no fue sólo de traducción sino también de interpretación de la letra de Freud. En esa época, el alemán y otros idiomas cercanos se escribían con letra gótica. Entonces, Susana Goldmann, que había estudiado letra gótica y forma parte del equipo que comandan Cosentino y Klimkiewicz, se familiarizó con la letra gótica de Freud. Y es la responsable de la transcripción del alemán y de la traducción al castellano. "Ella no sólo conoce muy bien el alemán sino que además conocía el gótico. Entonces, se abrió la luz en ese momento", recuerda Cosentino. "Son manuscritos, pero además borradores, donde Freud escribía, tachaba una palabra, la escribía arriba chiquitito... Ella también tiene la facilidad de poder ver qué hay debajo de la tachadura para poder discernir qué palabra tachó Freud, por qué la cambió, etcétera", completa Klimkiewicz.
--¿Cómo llegaron al texto que publican ahora Las neuropsicosis de defensa junto a las Notas de trabajo 1897-1910?
Juan Carlos Cosentino: --Bueno, después era fácil entrar a la página de la Biblioteca de Estados Unidos. Antes de la digitalización estaban las obras de Freud que el propio Freud había guardado. El las guardó a partir de 1915 porque él escribía, tiraba los borradores y estaba muy apurado por publicar porque tenía que difundir el nuevo campo que había creado. A partir de 1915, le dicen: "Mire Freud que esto puede ser una herencia importante para sus nietos”. Entonces, los primeros trabajos que están guardados de borradores y copias en limpio son los trabajos metapsicológicos de 1915. Hay algunas cositas anteriores, pero mayormente es eso. Entonces, yo pedí El yo y el ello, Más allá del principio del placer y Das Unheimliche.
Lionel Klimkiewicz: --Hasta ahí teníamos que pedir las copias.
J.C.C.: --Y, a partir de Fetichismo y Las neuropsicosis de defensa, el material está todo digitalizado. Tenés acceso por la página de la Biblioteca de Estados Unidos.
--¿Cómo hizo el trabajo Susana Goldmann?
J.C.C.: --Comparó la copia en limpio con el texto publicado. Y después, el borrador con la copia en limpio. O sea, que tuvo que establecer el texto gótico en alemán, en un texto en alemán común, digamos. Se fue haciendo capítulo por capítulo. Por ejemplo, la primera sorpresa que apareció fue que el borrador de El yo y el ello tiene un capítulo más. Y Freud después juntó el capítulo 2 y el 3, cambió el orden, lo que tiene una importancia conceptual significativa recién en la copia en limpio.
--¿Por qué eligieron ahora Las neuropsicosis de defensa?
J.C.C.: --Lo elegimos porque había un trabajo hecho en la cátedra Psicoanálisis Freud, que yo dirigía. Ese trabajo fue previo, sin los manuscritos. De todas maneras, de Las neuropsicosis de defensa no hay manuscritos porque es un texto previo a 1915. Pero era muy importante dar cuenta de la primera clínica freudiana en esta colección, teniendo en cuenta que es un lugar donde Freud inventa una clínica. Ni bien empezamos a trabajar con esto descubrimos en las páginas de la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos la primera colección de notas de trabajo que hizo Freud. Y están escritas entre 1897 y 1910. O sea, abarca el período de esos textos.
--¿Cómo fue el trabajo de las notas inéditas que publicaron en el nuevo volumen?
L.K.: --La particularidad es que en la Biblioteca de Estados Unidos sí hay una transcripción. Lo primero que hicimos con Susana Goldmann fue revisar esa transcripción. Había que corregir porque incluso en la transcripción que ves en la biblioteca hay cosas con signos de pregunta que ellos no pudieron cotejar. Entonces, Susana hizo una revisión. En algunos casos, hay marcas en la transcripción, en donde está tachado o no se entiende, donde arriesgan que puede ser una palabra u otra. Evidentemente, Freud tenía un montón de esas notas y, en algún momento, eligió algunas de esas, las recortó con la mano y las pegó prolijamente en una hoja más grande. Y fue armando carpetas.
J.C.C.: --Armó tres carpetas. Tenía una hoja de 46 x 59, la dobló por el medio y le quedaron cuatro páginas. Esto nunca se publicó hasta ahora. O sea los tres cuadernillos son doce carillas de notas, algunas cortas y otras más extensas.
L.K.: --Entonces, ese trabajo ahí fue revisar toda esa transcripción, hacer la traducción al castellano. Y después, como son notas de todo tipo --siempre referidas al trabajo de Freud-- la idea era pensar, por ejemplo, si alguna cuestión de cada una de esas notas aparecía en la obra de Freud, o aparecía en las cartas de Freud. Entonces, el lector se va a encontrar que, ante cada nota de todas estas, hay un comentario que explica un poco qué dice la nota, que una idea similar aparece en tal texto, en tal carta, para que el lector vea el trabajo de Freud; es decir, que vea cómo Freud trabajaba. A veces, Freud tenía alguna idea y después la volcaba en algún texto. O primero se las enviaba a alguno de sus discípulos y la discutían. Algunas notas aparecen textuales en sus textos, con otras se reconoce perfectamente la idea, otras no aparecen nunca.
J.C.C.: --Las notas son muy abiertas. Entonces, dar referencia de ciertos textos le abre al lector la posibilidad de que avance.
--Ustedes dijeron cuando comenzaron con este trabajo que la idea que querían transmitir es la de no hacer de la obra de Freud un texto religioso sino mostrar que es una obra abierta. ¿En este caso fue igual?
L.K.: -Exactamente, porque al mostrar el manuscrito --y en este caso, las notas--, uno puede ver el trabajo de investigación de Freud. Para Freud, el psicoanálisis era, en primer lugar, un método de investigación. El investigaba. Y cuando uno puede hacer el recorrido desde que tenía esa primera idea, uno puede ver que lo estaba pensando en determinada época y uno puede ir viendo el trabajo que iba haciendo Freud, y a veces, cómo Freud mismo esperaba, tenía la idea, pero hasta que no tenía el desarrollo que él quería, no aparecía esa idea publicada. Eso es interesantísimo. Uno puede ver cómo Freud va trabajando la idea, va investigando la clínica con su desarrollo teórico hasta que después la da a conocer. Entonces, eso es un trabajo fantástico. A veces, está la cuestión de decir "Freud dijo...", sin pensar en qué momento lo dijo, por qué lo dijo, qué iba investigando, qué iba a investigar después. Es un recorrido.
--En relación con la idea ¿hay también un trabajo de escritura que se mantiene a lo largo de los textos o Freud la fue modificando?
J.C.C.: --No, Freud era muy buen escritor.
L.K.: --Y era muy prolijo y ordenado para escribir. En estos textos se ve muy claramente que eran sus primeros textos publicados. Por ejemplo, Das Unheimliche se nota mucho que es directamente casi un borrador. Es tal vez el texto más desprolijo de Freud. Pero era una persona sumamente ordenada para escribir, para desarrollar las ideas. Antes de escribir --se ve en las notas-- que él tenía la idea de qué quería transmitir. Y lo transmitía muy prolijamente. A pesar de eso, él siempre decía que no estaba conforme, que estaba mal escrito, que no le gustaba, que no estaban claras las ideas. Siempre decía lo mismo pero claramente no era así.
--¿Qué lugar ocupa Las neuropsicosis de defensa en la obra freudiana?
J.C.C.: --Cuando armé el programa, lo hice en base a anticipaciones y retroacciones. Las neuropsicosis de defensa es una anticipación de la clínica freudiana. El la reordena, la redefine y anticipa. Lo fundamental es que hay una separación entre representación y monto de afecto y esto posibilita el desplazamiento del monto de afecto que permite que se sustituyan las representaciones. Entonces, Freud inventa el reino de la sustitución que lleva de la representación inconciliable al síntoma. Y el síntoma, a su vez, el reino de la sustitución, puede ser interrogado. Pero en Manuscrito K, que es lo que le manda a Fliess del mismo tema, aparece una fuente independiente (del principio de constancia) de desprendimiento de displacer, que te está anticipando Más allá del principio del placer: los obstáculos que impiden la curación analítica. Ya él decía que ahí estaba el problema de la angustia en las fobias --que llamaba ocasionales--, que son las fobias a los espacios. Está la complacencia del cuerpo, que es una complacencia paradójica porque son los síntomas de conversión. Y están las compulsiones y los rituales en la neurosis obsesiva. El monto de afecto está anticipando el factor pulsional. Y ya la sustitución llega a un punto que no lo resuelve. Y ya lo está anticipando allí. Y entre las notas que publicamos, que son muy contemporáneas, a una de ellas Freud le pone "Transferencia y obstáculo". Entonces, él dice que la transferencia no la tenés que cuestionar si no supone ningún obstáculo: el análisis funciona. Ni bien empieza a suponer obstáculo, entonces, si tiene una intensidad demasiado grande, si aparece algún aspecto negativo, tenés que tenerla muy en cuenta. Y si provoca conflictos en una etapa temprana es importante atravesarlos. Y el resultado terapéutico, el efecto curativo va a ser importante. Y separa completamente de la transferencia el tratamiento sugestivo. Estamos un poquito antes de 1910. Y recién ha formulado su primera clínica. O sea, fijate todo lo que te anticipa esto.
L.K.: --Otro ejemplo se puede dar por lo que figura en el último párrafo de "Anotaciones ampliadas": Freud habla respecto de la paranoia, de la alteración del yo. Esa idea de alteración del yo, Freud la toma de Griesinger. Freud tenía un libro de Griesinger en su biblioteca y tenía marcada toda esa parte donde Griesinger habla de la alteración del yo en la psicosis. Freud a esta altura habla de la paranoia, alteración del yo. En una de las notas, después de 1905 más o menos, dice: "Existe toda una clase de síntomas que todavía no se describieron, que se encuentran entre represión malograda y sublimación. Son los de la represión lograda con formación sustituta de cicatrices. Estos incluyen prejuicios, amnesias, el error, desplazamiento de interés, rarezas, hábitos extraños, tics, monomanías", y dice que es como "el reino híbrido de la locura". Esas cicatrices van a aparecer en uno de los últimos textos, y ahora va a hablar de la alteración del yo como cicatriz. Fijate cómo desde una idea que toma de Griesinger, la desarrolla durante toda la obra.
--En estos textos Freud hablaba de "análisis psíquico" y luego de "análisis clínico psicológico". Todavía no lo llamaba psicoanálisis, ¿no?
L.K.: --No, y no hay que olvidar que estos primeros textos Freud los daba a publicar en las revistas científicas de la época. No existían todavía las revistas de psicoanálisis. Eran las revistas científicas de la época, donde él estaba discutiendo con otros sobre estos mismos problemas. En esas mismas revistas, aparecían otros textos, fundamentalmente todo el tema de las fobias, de la histeria. Entonces, aparecía publicado el texto de Freud junto a otros, y donde estaban las famosas discusiones que se hacían: Freud presentaba sus ideas y lo criticaban y demás. Utilizaba términos que no eran de diálogos con discípulos.
J.C.C.: --Estas notas nos parecían importantes porque empieza a aparecer una consolidación informal de sus primeras observaciones, de sus ocurrencias, de sus ideas y donde se va vislumbrando ese naciente campo que se inaugura y se caracteriza, como dice Lacan, por trazar en lo real un surco nuevo.