Para Florencio Aníbal Randazzo, flamante candidato a vicepresidente del gobernador cordobés Juan Schiaretti, la militancia política es parte del legado familiar. Comenzó de pibe, acompañando a su padre, manejó una cuota muy importante de poder en el último gobierno de Cristina Kirchner y, desde entonces, viene rebotando por distintos espacios, sellos y listas del peronismo antikirchnerista. Es la franja que se proclama racional y de centro y, al menos por ahora, es marginal en términos cuantitativos. El propio Randazzo nunca obtiene números significativos como para construir poder, aunque sí suficientes para quitarle un fragmento al voto peronista.
Tras ser funcionario provincial en tiempos de Eduardo Duhalde, concejal de Chivilcoy y diputado provincial por la cuarta sección durante dos períodos consecutivos (1995-1999 y 1999-2003), Randazzo tuvo una gran sintonía personal y política con Néstor Kirchner. Trabó relación con el entonces Presidente mientras aún era la mano derecha de Felipe Solá en el gobierno bonaerense. Ambos, Randazzo y Solá, estaban dispuestos a secundar a Kirchner en la ruptura con Eduardo Duhalde, que finalmente se produjo en 2005, pero Randazzo se adelantó al gobernador y comenzó a operar por cuenta de Kirchner.
Luego alcanzó el punto máximo de poder y exposición como uno de los ministros estrella de CFK, a cargo de Interior y Transporte. Desde esa cartera, primero modernizó el sistema de renovación de documentos nacionales de identidad y pasaportes: simplificó trámites, redujo costos y plazos de entrega, hasta alcanzar la certificación ISO 9001.
Con la chapa de buen gestor, se hizo cargo del transporte a nivel nacional, después de la tragedia de Once, cuando una formación de la línea Sarmiento, en horario pico no frenó, chocó contra el anden y causó 52 muertos y cientos de heridos. Las pericias posteriores confirmaron que los frenos funcionaban y no fueron accionados, pero en ese momento todas las miradas y sospechas apuntaban al gobierno nacional y, en particular, al ministerio de Planificación Federal en cabeza de Julio De Vido, en cuya órbita recaía la responsabilidad. Entre 2012 y 2015, se recuperaron varios recorridos y rehabilitaron ramales de larga distancia, algunos emblemáticos como Mar del Plata y Santa Rosa, La Pampa.
En esos años, a fuerza de obra pública nacional, Randazzo logró manejar la escena política de Chivilcoy, su pago natal. Su amigo de la infancia, Ariel Franetovich, fue electo intendente en 2003 y reelecto en 2007. En 2009 se integró al gabinete provincial de Daniel Scioli y fue reemplazado por Aníbal Pitelli. Los chivilcoyanos recuerdan “la cantidad de cemento que había en la ciudad, como para hacer un segundo piso completo”.
Por todo esto, Randazzo desarrolló ambiciones presidenciales. Si ese año se produjo la tormenta perfecta por sumatoria de distintos factores, uno de peso fue el rechazo a la candidatura a gobernador que, con las encuestas sobre la mesa, le ofrecía CFK. “Presidente o nada”, fue la recordada respuesta de Randazzo ante la candidatura ya lanzada de Daniel Scioli. Nada. Hubo versiones que invocaban, detrás de esa negativa, un supuesto acuerdo “de pueblo chico”, entre dos vecinos influyentes de Chivilcoy, Randazzo y el CEO de Clarín, Héctor Magnetto. Randazzo siempre lo negó.
Lo que vino después fue la suma de interna sangrienta entre Julián Domínguez y Aníbal Fernández, operaciones mediáticas y triunfo de María Eugenia Vidal.
Tras la asunción presidencial de Mauricio Macri, Randazzo cultivó un perfil bajísimo. A pesar de haber ocupado cargos importantes, con enormes partidas presupuestarias, a diferencia de casi todos sus colegas no sufrió persecución ni acoso judicial. En 2017, volvió a declinar un ofrecimiento de CFK. Se venía la elección legislativa y la entonces ex Presidenta, consciente de la importancia de sumar a la mayor cantidad de sectores en una elección apretada, lo convocó a formar parte de la misma lista.
Pero Randazzo estiró la definición hasta último minuto y terminó por presentar una candidatura propia para senador por la provincia de Buenos Aires. Esa candidatura, con el sello del PJ, le restó a Unidad Ciudadana los votos necesarios para derrotar a Cambiemos y determinó que la tercera banca bonaerenses fuera para Gladys González y no para Jorge Taiana. Los números fueron 41, 37 y 5, respectivamente. El jefe de campaña de Randazzo en esa ocasión fue el actual Presidente saliente, Alberto Fernández.
En 2019, tras ser nominado candidato a presidente por Cristina Kirchner, Fernández se reunió con el chivilcoyano e intentó sumarlo a la recién fundada coalición, el Frente de Todos, pero recibió una negativa. En 2021 presentó una nueva candidatura a diputado nacional por la provincia de Buenos Aires, bajo el sello “Vamos con vos”. Le alcanzó para entrar. Es recordado por sus videos de campaña, ideados por el veterano Ramiro Agulla, en los que simulaba conversaciones telefónicas con su madre.
Hoy le responden un par de concejales en su pueblo en el que la candidatura a la intendencia por Unión por la Patria recaerá sobre la diputada nacional Constanza Alonso. Sin embargo, Randazzo conserva relaciones con otros peronistas antikirchneristas, que le permiten integrarse al espacio de Juan Schiaretti, quien tiene pendiente la respuesta a una invitación de Horacio Ródriguez Larreta.