Juana Marino nació en Suipacha y hace un año que se desempeña como lanzadora de martillo. En ese lapso ya se consagró campeona de la Copa Buenos Aires, el Campeonato Provincial U16 y los Juegos Nacionales Evita. Fue subcampeona Nacional U16 y obtuvo la medalla d bronce en los Juegos Sudamericanos Escolares. ¿La particularidad? Encontró su vocación gracias a los Juegos Bonaerenses, en los cuales también se coronó. Integra el Seleccionado Nacional de Atletismo y va por todo.
Marino nació el 16 de octubre de 2009 y tiene solo trece años. Pese a que el año pasado practicaba salto en alto y salto en largo en la Escuela Municipal de Atletismo de Suipacha, nunca imaginó que encontraría en el lanzamiento de martillo una virtud que la diferencia del resto. “El año pasado nos fijábamos con mi entrenador en qué disciplina podíamos trabajar para llegar a las finales de los Juegos Bonaerenses que se realizan en Mar del Plata, y allí surgió el lanzamiento de martillo, porque había poca gente que lo elegía. Hago atletismo desde muy chica y practiqué un montón de deportes, como tela y patín, siempre fui muy deportista, pero esto empezó como un hobby y me terminó re gustando”, le cuenta a BuenosAires/12.
En cada localidad de la Provincia de Buenos Aires, los Juegos Bonaerenses se presentan como una de las actividades más esperadas por las y los jóvenes de la región, que practican su deporte favorito con el fin de competir en las tres etapas posibles: local, regional y provincial. La histórica competición es impulsada por el gobierno provincial, se desarrolla hace más de treinta años y contó con más de 355.000 inscriptos durante 2023. En ella, no se restringe la cantidad de deportes a participar por persona, por lo que los competidores pueden desempeñarse en la disciplina que ellos elijan. En esa búsqueda, Marino y Juan Cresimati, su entrenador, encontraron una veta que hoy la posiciona como una de las promesas nacionales de la disciplina.
“Lo del lanzamiento de martillo se dio porque lo buscamos, pero mi prima ya había llegado a las finales realizando este deporte, entonces ya lo conocía”, le dice Marino a este diario. Su acercamiento al lanzamiento de martillo trajo consigo un despegue meteórico que, en un par de meses, le llenó el cuello de medallas. No solo porque concretó con éxito su búsqueda en los Juegos Bonaerenses, donde fue campeona, sino que además obtuvo la Copa Buenos Aires, el Campeonato Provincial U16, los Juegos Nacionales Evita, fue subcampeona nacional del U16 y medalla de bronce en los Juegos Sudamericanos Escolares de Paraguay.
"Fue todo muy loco, nunca me esperaba llegar a ser campeona nacional o tener tantos títulos, pero por suerte se fueron dando", dice al respecto. "El año pasado entrenaba una o dos veces por semana, pero este año ya entreno a diario, salvo domingos, me esfuerzo mucho porque tenemos muchas metas, buscamos clasificar a los Evita y volver al sudamericano escolar para marcar un par de récords, en especial el U16 Provincial, que lo tengo dando vueltas desde el año pasado”, advierte.
Su citación al Seleccionado Nacional de Atletismo se dio gracias a los Juegos Evita 2022. En esta competencia, surgió la posibilidad de conformar un equipo para representar a Argentina en los Juegos Sudamericanos Escolares de Paraguay. “Había diez cupos para todo el país, cinco para varones y cinco para mujeres y jamás me imaginé que me fueran a elegir a mí", reconoce. "Yo sabía que estaba la posibilidad, pero nunca lo pensé.”
Cuando recuerda, señala que la manera de enterarse “fue muy graciosa”. “Cuando volvimos de los Juegos Evita teníamos que ir a una final U16 en Córdoba, y mi entrenador me llamó a modo de broma para decirme que no íbamos a poder viajar. Yo me puse muy mal, pero me dijo que era mentira y que además estaba seleccionada para el sudamericano de Paraguay. Fue todo llanto, justo estaba con toda mi familia”, destaca.
En un principio los Juegos Sudamericanos Escolares se realizarían en Brasil, pero la sede cambió el destino. “Estando en Paraguay todavía no caía. Fue todo muy rápido y me generó un conjunto de emociones. Es una felicidad y una locura saber que estás representando a todo un país, no se pueden explicar esas sensaciones”, explica la lanzadora. Mientras realizaba los tiros de prueba, Juana se cayó y sufrió un golpe en la cabeza tras chocar con el adaptador del círculo, lugar donde se ubican los tiradores. El dolor la acompañó durante el desarrollo, pero no le impidió ser la mejor: “Me dolía mucho la cabeza y estaba nerviosa, porque cuando estás ahí caés en la realidad. Se me juntaron todas las emociones, tenía que dar lo mejor de mí y hubo un poco de presión, pero por suerte seguí y me consagré”, señala.
En la actualidad, las actividades Marino están acompañadas económicamente por la Subsecretaría de Deportes de la Provincia de Buenos Aires, que le otorga una beca deportiva. “Esa ayuda significa mucho para mí, es mucha la plata que hay que invertir en el deporte, por lo que la beca me ayuda a adquirir los elementos y pagarme los viajes, entre otras cosas. Es muy importante que la Provincia aporte este tipo de becas, sobre todo para los atletas o deportistas del interior”, subraya.
Marino asegura que una buena lanzadora de martillo “debe trabajar mucho en la técnica y tener cuidado con los tobillos”. “Este es un deporte bastante complicado por más que no lo parezca. Requiere tener mucho equilibrio, un buen balance, y la fuerza necesaria para poder lanzar, tanto en los brazos como en las piernas”, explica. A su vez, la suipachense sueña en grande y afirma que “un Juego Olímpico es el sueño de todo deportista”. “Ojalá se me dé la oportunidad de ir, competir en un mundial también sería hermoso”, sentencia.
Su historia recién comienza y en un año de carrera logró muchos de los objetivos que se propuso. De mantenerse en esta línea, Juana Marino representará la bandera argentina por muchos años más y sus logros llenarán los ojos de los espectadores, sus desempeños escribirán una cuántas páginas de diario y los lanzamientos colmarán las pantallas de deportes. Pero en el fondo, en los inicios, siempre estarán sus raíces, las que fueron plantadas y regadas por la política deportiva más importante de la Provincia de Buenos Aires.