El gobierno de la Provincia de Buenos Aires formalizó una iniciativa que acerca la salud mental a las escuelas secundarias bonaerenses. La política fue trazada en conjunto entre el ministerio de Salud y el de Educación y cuenta con una particularidad: nació a partir de un pedido expreso que le hicieron los estudiantes al gobernador Axel Kicillof.
"La Salud Mental salió del closet. Se comenzó a hablar de algo que antes daba mucha vergüenza, pero que ahora es un tema de conversación entre los jóvenes." Quien habla es Julieta Calmels, subsecretaria de de Salud Mental, Consumos Problemáticos y Violencias en el ámbito de la Salud de la Provincia de Buenos Aires. El Programa “La salud mental es entre todas x|y todos” es una política que se desarrolla desde el año pasado, ya alcanzó a más de 28 mil alumnos bonaerenses de 413 establecimientos educativos y esta semana se formalizó a través de una Resolución Ministerial.
"La propuesta surgió por un espacio de encuentro que tuvo el gobernador Axel Kicillof con los jóvenes, en el marco de la pospandemia. Allí se trabajaban diversos temas, y le plantearon la necesidad de trabajar la salud mental. Uno imagina que nacería como una preocupación de los adultos, pero surgió de los jóvenes y para nosotros fue una sorpresa", dice la subsecretaria a BuenosAires/12. Durante 2022, el área que maneja Calmels estableció diversas reuniones con la cartera educativa bonaerense.
Pese a que en un principio, desde la cartera sanitaria no creían conveniente utilizar la frase "salud mental" para que no sea chocante, rápidamente vislumbraron que el abordaje iba más allá: "Cuando empezamos a tener reuniones con jóvenes de los colegios, nos decían que hablemos de salud mental porque efectivamente era una preocupación para ellos. Comenzamos a rodar los talleres el año pasado para ver si la estrategia funcionaba, recorrimos los colegios y nos acercamos a los alumnos. Cuando vimos que funcionó, pasamos al ámbito administrativo donde empezó a formarse el Programa. Se formalizaron los objetivos, los métodos, los presupuestos y la política en su conjunto, para que tome un rol más importante", detalla Calmels.
El año pasado, este programa estuvo destinado exclusivamente a los alumnos del tercer año de la escuela secundaria, quienes fueron los más afectados por la pandemia del COVID-19 y el aislamiento. En sus casos, el encierro los agarró al finalizar la primaria o en pleno comienzo del secundario. Durante 2023, se estableció que los talleres focalicen las actividades entre los alumnos de primero y cuarto año. Calmels detalla que los talleres "apuestan a que, en un primer encuentro, sean los chicos y las chicas quienes hablen de la salud mental, para ver qué creen de ella". La subsecretaria asegura que ahí "aparecen mitos, prejuicios, y se van desarmando ideas que son trabas, estigmas y etiquetas", ya que "en el nombre 'salud mental' entran muchas preguntas, inquietudes y temores".
Los talleres son dictados en tres ocasiones ante un mismo grupo escolar. Los equipos interdisciplinarios que tienen a cargo el desarrollo están compuestos por dos talleristas. Calmels detalla: "Uno de ellos es un profesional de la salud mental, generalmente psicólogo, psiquiatra o trabajador social con formación en salud mental; y otro que cuenta con experiencia en manejo de grupos. Puede ser profesor de música, teatro o educación física. Buscamos que tengan un perfil piola, de hecho hicimos muchas entrevistas para elegirlos. La máxima apuesta de estos talleres es generar encuentros con lo jóvenes."
Y detalla: "Se trabaja en grupo y se habla de cómo están, de qué cosas les hacen bien, cuáles les hacen mal y cómo estuvieron durante la pandemia. Este año quizás no tanto, pero el anterior, la cuarentena fue el centro del taller porque recién volvíamos del COVID-19. Hay escuelas donde tuvimos hasta cuatro talleres, porque encontramos situaciones muy duras. A veces, los chicos dicen cosas que las maestras no pueden creer que pasen. Hay que destacar la apertura de los pibes, porque hablan cuando perciben que uno realmente quiere estar con ellos, compartir y escucharlos."
Calmels hace hincapié en el agradecimiento que los profesionales le hacen a los jóvenes: "Todos hablan de las fiestas clandestinas, pero la mayoría se bancó la de encerrarse en momentos donde todos quisieron salir. Eso se lo remarcamos y se lo agradecemos en nombre del Estado. Quedarse en las casas es lo contrario a lo que en esa etapa de la vida se espera que pase, no estuvieron con amigos y estuvieron mucho tiempo con adultos, quienes también tenían sus problemas. Los estudiantes cuentan qué les pasó en sus casas, las pérdidas familiares y la falta de acompañamiento." Pese a destacar que el encierro "nos confirmó que el estar con otros es parte del proceso de salud", la subsecretaria subraya que "hay que destacar a la cuarentena, porque de lo contrario hoy daríamos estos talleres pero con un tendal de muertos en el camino".
Al tratar con los jóvenes, los profesionales se encontraron con situaciones de mayor gravedad que no podían ser resueltos en las instituciones educativos, sino que debían derivarse al sistema sanitario. Dieron con problemáticas que van desde malestares y angustias vinculadas con violencia en general, hasta los chistes, el bullying, las cuestiones corporales y la violencia de género.
"Algunos contaron su cambio de identidad de género para facilitar el tránsito. Otros contaron que perdieron familiares y sus compañeros entendieron por qué se sentaban solos en una esquina. Varios contaron el dolor que les producía cómo los cargaban. Ese trabajo, más corrido de la psicopatología, permite hablar humanamente de lo que nos pasa, más allá de los títulos", asegura Calmels. Y agrega: "Los jóvenes necesitan ser escuchados. Es una necesidad muy fuerte con la que nos encontramos. Necesitan hablar, decir qué les pasa, qué quieren y qué piensan. Los adultos debemos escuchar y relacionarnos con los jóvenes de una manera más franca, decirles menos lo que tienen que hacer y escuchar más que tienen ellos para decir del mundo en el que viven."
Estos talleres responden a uno de los ejes que traza la cartera sanitaria que conduce el ministro Nicolás Kreplak: desplazar la salud por fuera de las instituciones sanitarias y no esperan que los habitantes se acerquen. Al respecto, Calmels acota: "Con los talleres logramos ayudar socialmente a hacer de la salud mental un tema en el que todos nos comprometamos más. Nosotros estamos absolutamente convencidos y tenemos toda la evidencia en que eso disminuye los niveles de sufrimiento y achica el margen para hacer consultas. Se recibe ayuda rápida y el sufrimiento es menor."
La subsecretaria subraya que trabajan junto a Alberto Sileoni para "ver cómo se puede continuar en el interior de la escuela". Y subraya: "La sensibilidad que tiene ese ministro para conectar con lo que le pasa a los jóvenes es algo que no lo vi en mi vida, tenemos reuniones con él y el compromiso que tiene es parte de la garantía de que esto funcione." Para cerrar, agrega que "no es sólo un tema de psicólogos o psiquiatras. Esa continuidad al interior del mundo educativo es lo que estamos trabajando, quisiéramos llegar a todos los chicos de todas las escuelas. A fines de 2023 esperamos llegar a 60.000 estudiantes".