El candidato a concejal de Lanús Martín Mosqueda, por el frente Vamos, denunció que la policía que comanda el secretario de Seguridad del distrito, Diego Kravetz, lo detuvo de forma violenta e ilegal y le plantó marihuana cuando intentó evitar que llevaran detenido a un niño de 11 años que había sido agredido y acusado de hurtar un aerosol. Mosqueda fue acusado de “resistencia a la autoridad”, la figura legal y caballito de batalla de la policía para disciplinar a manifestantes, militantes sociales, estudiantes, docentes y vendedores ambulantes. La inventiva dio también para sumar “tenencia de estupefacientes”.
El miércoles pasado, Mosqueda, de 35 años, circulaba con su auto junto a un compañero de militancia, Pedro Obregón, por General Pico al 3300. Eran casi las tres de la tarde, y el comienzo de una pesadilla que se extendió hasta pasadas las ocho de la noche.
“Desde el auto veo a un tipo de unos 45 años –contó el candidato– que agrede a dos chicos de 10 y 11 años. Me bajé y encaré al hombre, que los estaba acusando de llevarse un aerosol del lubricentro que tiene. Después de calmar a los pibes y cuando ya le habían devuelto el aerosol, llegaron dos policías corriendo y empezaron a maltratar a los nenes, sin preguntar nada sobre lo que había sucedido”, explicó.
Mosqueda comenzó a discutir con el dúo de uniformados, un hombre y una mujer, cuando uno de los chicos escapó corriendo y tras él, a la carrera, salió a perseguirlo el policía, que no logró alcanzarlo. Mientras, la mujer policía insistía con llevar al otro nene que mantenía retenido a la comisaría.
“Cuando empiezo a decirle que no se lo llevara porque es menor de edad, que hay normativas de niñez que se deben cumplir, me pidió el DNI. Se lo muestro sin entregárselo y se enojó. Llamó pidiendo patrulleros de refuerzos, con la excusa de que la estaba agrediendo e insultando. Algo que jamás ocurrió”, remarcó Mosqueda.
Una hora antes, Mosqueda y otras personas de su agrupación se habían reunido con el subsecretario de Desarrollo Social del municipio, Marcelo Villa, por los problemas que tenían los chicos y los militantes con la policía local, que los para, los requisa y los detiene. Otras veces, como en el caso del comedor Cartoneritos, del Movimientos de Trabajadores Excluidos (MTE), directamente los rocía con gas pimienta.
“Lo llamé para contarle lo que me estaba pasando y me dijo: ‘Quedate tranquilo que ahora lo resuelvo’”, recordó. Todavía está esperando la intervención del funcionario.
Mientras, habían llegado al lugar otros policías. “Me dicen que vayamos a la comisaría porque tienen que llevar al nene. Yo no quería que lo subieran al patrullero, pero lo metieron a la fuerza. Ahí yo acuerdo con uno de ellos que los sigo con mi auto hasta la Décima de Villa Barceló”.
“Los sigo en caravana y no llego a hacer un cuadra y media cuando en Centenera y Achával me cruzan dos patrulleros adelante y uno atrás. Uno de los policías con la pistola en la mano me grita: ‘Bajate. Dale, candidato, que ya vas a ver’. Y después me dicen: ‘Tenemos orden del uno de bajarte a la comisaría’”.
Los policías comenzaron a requisar el vehículo. Sacaron fotos a los volantes y afiches que llevaban los militantes para la campaña de difusión de las PASO. “Cuando me bajo revisan todo el auto. Me empiezan a palpar y de repente, de la nada, me muestran una bolsita. ‘¿Qué es?’, me preguntan. ‘Te la saqué del bolsillo’, me dicen. Y se la muestran a mi compañero que estaba de testigo. ‘Vos viste que se la sacamos, ¿no?, le preguntan. ‘Lo único que veo es que me estás mostrando una bolsita’, les contestó”, contó Mosqueda. “Todo el tiempo recalcaban lo de candidato, y como estábamos haciendo campaña y en el auto había afiches y volantes ordenaron fotografiarlos. Y mientras sacaban fotos, el que me había plantado la marihuana volvió a revisar el auto y sacó del pantalón otra bolsita. En ese momento, mi compañero le dijo: ‘¿Qué vas a poner ahora?’. Y empezó otra discusión, que terminó cuando me leyeron mis derechos y me llevaron a la Décima”.
Desde la comisaría, Mosqueda fue trasladado al Cuerpo Médico de Lanús, en el centro del distrito, y vuelto a trasladar a la seccional. Afuera, más de 70 compañeros del militante reclamaban la liberación.
“En un momento me esposaron y me quisieron llevar a la municipalidad, que ya estaba cerrada, para solucionar un tema de tránsito. En realidad, lo que querían era una foto mía esposado en el municipio. No pudieron subirme al móvil porque se lo impidieron mis compañeros que estaban afuera”. “Nunca me tomaron declaración, en cambio sí declaró la mujer policía que sostuvo que utilicé la violencia contra ella, que no me quise identificar y que tenía 2 gramos de marihuana”.
El comisario le leyó la declaración de la uniformada y Mosqueda escribió “apelo”, como indican las pautas de defensa ciudadana cuando uno no está de acuerdo, antes de firmar. La otra recomendación (escribir “pido médico”) no fue necesaria. Cinco horas después de haber defendido a un niño, fue liberado. Al nene lo llevaron a la casa de su mamá, a las nueve de la noche.