* Durante la Conquista del Desierto los soldados se apropian de las mujeres originarias, las esclavizan y explotan sexualmente. Las convierten en objetos de su propiedad. En Mendoza circula, además, la historia de una joven a la que le rebanan las nalgas para que un coronel la lleve a su boca cocida como un bife, como si fuera un churrasco.
* Tiempo antes, en 1802, el pardo esclavo Miguel Almagro le inicia un juicio civil a Angela Rivadavia para que su esposa, María Alquivale, sea reparada económicamente por ser ama de leche de un niño, pariente de Rivadavia. Algunos hombres son feministas.
* En el siglo diecinueve, las trabajadoras domésticas deambulan por las calles, eligen mercadería en ferias y mercados y regatean precios. Algunas tienen otros rebusques como lavanderas o costureras. Lo doméstico se socializa en el trabajo.
* Entre 1920 y 1950 las Academias Pitman se constituyen en el “ideal para las señoritas” que quieren formarse como secretarias, un empleo para las mujeres que, insertas en el ámbito laboral, se exponen al agobio físico y emocional que el maquillaje no disimula.
* Familias afro que viven en Villa Cartón se sostienen por mujeres en red de cuidado. Las figuras masculinas son volátiles: padres y maridos golondrina. De allí surge la bailarina de candombe Carmen Yannone dirigida por Hugo del Carril en el teatro.
* Sexo y deseo, desnudos y libertad corporal forman parte de las películas que protagoniza Isabel Coca Sarli. La censura obliga a hacer cortes y cambios en los filmes La leona, 1964, Carne, 1968 e Intimidades de una cualquiera, 1974.
* Las activas delegadas sindicales de Astilleros Río Santiago Matilde Itzigsohn y Ana María Nievas son alcanzadas durante la última dictadura por la violencia de las fuerzas represivas. La primera es secuestrada y desaparecida; la otra, padece el exilio.
Estas son algunas de las historias públicas y domésticas que se despliegan en detalle en la flamante colección de 4 volúmenes Nueva Historia de las Mujeres en la Argentina (Prometeo libros), dirigida por Débora D’Antonio y Valeria Silvina Pita, amigas e historiadoras del Conicet. El trabajo abarca desde la época poscolonial hasta la última dictadura cívico-militar. Se trata de una selección amplia de contribuciones que también es una guía para quienes deseen adentrarse en las discusiones historiográficas que la colección encara vinculadas a temas centrales,como las guerras, la esclavitud, los trabajos, la política, la nación, el sexo.
¿Por qué encararon la colección contando hechos particulares y no la gran historia, generalizadora, más tradicional?
--Valeria: Cuando empezamos a pensar cómo haríamos la Nueva Historia de las Mujeres en la Argentina tuvimos en cuenta la existencia de una importante base de investigaciones producidas desde una perspectiva de género en las últimas dos décadas en nuestras universidades. Estos estudios nos permitirían acercar a un público amplio, un renovado mapa de temas y problemas y, principalmente, las preguntas que nos hemos hecho y que nos estamos haciendo quienes nos interesamos en la historia de las mujeres y de género.
Debora: No tuvimos la intención de ofrecer una historia completa ni tampoco de completar la historia desde el punto de vista de las mujeres sino mostrar cómo a partir de los nuevos interrogantes el pasado se modifica y, junto a él, lo que tenemos para decir sobre las mujeres.
¿Cómo es el trabajo de la otra para cada una?
Debora: --Valeria es una historiadora sensible y exquisita en su trabajo con los archivos. Interpretar documentos del siglo XIX, período en el que se ubican sus investigaciones, requiere tiempo y paciencia para decodificar las caligrafías antiguas y también imaginación histórica para completar los vacíos y las ausencias. Ella también es una historiadora actualizada en sus lecturas, refinada en sus preguntas y generosa a la hora de aportar ideas al trabajo de otras personas.
Valeria: --Debora se ha especializado en el campo de la historia reciente. Ha abordado temas delicados, que conmueven y movilizan. Sus preguntas son una invitación a distinguir sutilezas y distancias temporales y a comprender lo intrincado entre eventos, ideas, personas y circunstancias históricas pasadas. Es una historiadora que se ha formado integrando lecturas muy diversas, psicoanálisis, filosofía, ciencias políticas, crítica literaria, sociología, que le permiten ir más allá de lo convencional. También es una persona paciente, metódica, dispuesta a dar su tiempo y sus análisis refinados para que el trabajo ajeno cobre brillo.
¿Por qué se eligieron para este trabajo?
Valeria: --Lo primero que tengo para decir es que nos unen 25 años de amistad apasionada y que esa es, paradójicamente, la base profesional de esta obra. Asimismo, la posibilidad de articular dos trayectorias, la de una historiadora del siglo XIX y la de otra del siglo XX, nos permitió conocer en profundidad los trabajos y los debates surgidos en estos campos de estudio, y contactar y sumar a esta aventura -que demandó mucho tiempo y esfuerzo- a quienes participaron con sus contribuciones de esta colección. Contar con esos vínculos nos ayudó a entablar diálogos fraternos y profundos y a la vez alcanzar, en el ida y vuelta, la calidad pareja que estos tomos hospedan.
Las cocinas, los patios, las casas
Como ellas lo explican en las coloridas contratapas, la serie trata de un caleidoscopio de textos hilvanados por distintas generaciones de especialistas con diferentes trayectorias y localizaciones territoriales que recorren tres siglos. En las páginas de esta colección polifónica participan unas sesenta investigadoras que reponen aspectos de la vida de mujeres que habitaron la Argentina, las ilusiones y utopías que las envolvieron. Los lenguajes aparecen entrelazados, lo escrito y lo visual favorecen la distinción de lugares y objetos cotidianos, fotos, panfletos, tapas de discos, poemas son evidencias materiales del pasado nacional femenino.
Personas esclavizadas, trabajadoras, amas de casa, campesinas, obreras, maestras, políticas, migrantes, niñas, jóvenes y ancianas habitan el libro y hay un intento por reconocer cuáles fueron los significados que ellas le atribuyeron a la política, al trabajo, a la libertad y al sexo”. “Sus experiencias y dilemas son el corazón y la distinción de este proyecto editorial”, señalan las autoras.
La obra con sus “zigzags creativos, sus diálogos y revisiones cruzadas, sugiere que las intervenciones sobre el pasado son mucho más complejas y escurridizas de lo que se podría suponer de antemano”, coinciden D’Antonio y Pita. Es un tiempo pretérito que se construye y reconstruye. Se citan fuentes para colaborar en una reflexión plural también sobre el presente.
“Juntas nos esforzamos por hallar un lenguaje común para identificar problemas, proponer interrogantes, ensamblar temas y contar nuevas versiones sobre las mujeres alrededor de las cocinas, los patios y las camas”, dicen las responsables. D’Antonio es autora del libro La prisión en los años setenta: Historia, género y política, en tanto Pita escribió La casa de las locas. Una historia social del manicomio de mujeres. Buenos Aires 1852-1890.
El foco está puesto en lo cotidiano y sus intersticios, los pequeños sucesos que van construyendo la historia grande y que son la particularidad de los que les sucedía a muchas de las mujeres de estas tierras. Las anécdotas están atravesadas por La política y lo político. Algo que se puede visualizar rápidamente en algunos de los ejemplos que aparecen en el índice al señalar los nombres de los capítulos y su cronología: Un remolino de movilizaciones. Mujeres y guerras civiles en Tucumán., 1800-1852. Lugares de lo cotidiano. Espacios y cultura material en Córdoba 1800-1850. Vivir al día. Fiado, deudas y empeños en Buenos Aires, 1850-1900. Por la banquina de la ciencia. Prácticas, colecciones, museos e identidades itinerantes, 1830-1883.
Recetas que se transforman en libros. Apuntadoras, escritoras y cocineras, 1865-1914, Así aprendimos de la política. Antifascistas santafesinas en las décadas de 1930 y 1940. Paisanita rebelde y contestadora. Domésticas, clase y delito durante el primer peronismo suman otras temáticas.
También se encuentran Las que rezan con fervor, acerca de los funerales de Eva Perón, en Tucumán,1952. Los altares para Evita, llanos y ruegos oficiales, duelos y política. Yo era distinta a todo lo demás, sobre las fotografías y cambios familiares en la provincia de Buenos Aires (1950-1965), la democratización del retrato, modas, curvas y escotes, romper los mandatos.
El dinero de las vacaciones, entre 1960 y 1970, sobre el placer de veranear, los gastos y los ahorros en Mar del Plata. Mujeres al frente. Una experiencia de politización entre 1973 y 1975 tiempos de luchas revolucionarias en Córdoba, son otrtos de los ítems abordados.
Las responsables de la obra reconocen que es una labor inacabada, sujeta a posibles revisiones y cambios de sentido: “Entendemos que no hay nada más abierto que el pasado y que hacer historia es un intento de esculpir el tiempo con nuevas preguntas”.