Daniel Mario Brion es hijo de Mario Brion, uno de los fusilados en junio de 1956 en José León Suárez, y declaró en la causa abierta en el juzgado federal Nro 2 de San Martín, a cargo de la jueza Alicia Vence.
Mario era militante sindical de la rama de comercio y también muy activo en la Fundación Eva Perón. Vivía en Franklin y Diagonal Pavón en Florida Oeste, apenas a dos cuadras de la casa de Avenida Hipólito Yrigoyen de donde fueron secuestrads doce personas, que posteriormente esa misma noche fueron trasladadas a la comisaría de San Martín y fusiladas en José León Suárez alrededor de las 3 de la mañana.
Lo primero que destaca Daniel ante este diario luego de prestar testimonio, con evidente satisfacción, es que la jueza aceptó la incorporación de su libro como prueba documental, para su anexión a la causa. Se refiere a “El Presidente duerme. Fusilados en junio de 1956, la generación de una causa”, publicado por la Editorial Arturo Jauretche en 2001, que ya va por su sexta edición.
También consta ya en el expediente, tras la declaración, el retrato de los fusilados y la narración de los vejámenes que sufrió su familia.
“No eran una manga de perejiles que se habían juntado a escuchar la pelea", dice Brion sobre los secuestrados, y avanza con la descripción: "Mi viejo era muy amigo de Andrés Framini y Framini era la pata civil del levantamiento del general Juan José Valle. La idea era llegar a dos puntos estratégicos de la sublevación, el gasómetro de Avenida Constituyentes y la General Paz y Campo de Mayo. Gabribotti y Carranza, que lo conocían del barrio, sabían que Livraga era colectivero. En cuanto se leyera la proclama le iban a decir pibe, trae el bondi”.
Avanzando en el relato, Daniel sostiene que la descripción que en Operación Masacre Rodolfo Walsh hace del barrio, Florida Oeste, es acertada: “El barrio era medio fabril, medio descampado. Estaba recién loteado, con calles de tierra, excepto la avenida Hipólito Yrigoyen, que estaba adoquinada. Mi viejo y otros vecinos habían conseguido unos palos de palmera de Segba, y con eso habían hecho unos caminos, para que uno pudiera caminar sin embarrarse cuando llovía. Era la época en que la gente no se casaba si no tenía comprado al menos un terrenito, y entonces vivían muchas parejas de recién casados. De ahí viene la expresión el casado casa quiere. Se compraban terrenos en cuotas, con créditos del Banco Hipotecario. Así habían comprado el lote mis viejos, pero no tenían plata para construir. Entonces mi vieja, a espaldas de mi viejo, que no quería pedir nada ni recibir privilegios, le escribió a la fundación (Eva Perón) por una ampliación de escritura. A los tres meses los citaron del banco y se la otorgaron”.
Continuidad entre dictaduras
Ese chalet, que construyó su padre con sus propias manos y la ayuda de amigos y compañeros, entre ellos el propio Andrés Framini, fue la casa de la infancia de Daniel hasta junio de 1956. “Tras los fusilamientos, nos fuimos con mi vieja a lo de mis abuelos en Nuñez,. Varios días después, ella se sintió en condiciones de volver a casa a buscar algunos efectos personales."
"Pero la habían saqueado completamente, porque hasta el inodoro se habían llevado", dice. "Esa dictadura también tuvo una práctica similar a la del 76, la de quedarse con las propiedades de las víctimas; nos amenazaban con matarnos, con poner una bomba para que vendiéramos, la fueron desgastando a mi vieja hasta que aceptó, después la llevaron a una escribanía amiga de ellos donde tuvo que aceptar dos pesos.”
Brion no tiene duda de que siempre existió "gorilismo", según define, en la sociedad civil. “No olvidemos que hubo gente que salió a celebrar, a agitar el pañuelito blanco cuando cayó Perón", dice a modo de ejemplo. "Después, para tener una pátina de institucionalidad o de gobernabilidad, la dictadura armó una junta consultiva, y todos los partidos existentes mandaron sus representantes a integrarla", recuerda y arriba a su conclusión al respecto: "Todos aceptaron la proscripción, el decreto 4161, que metieran gente en cana por silbar la marcha. ¿Ahora hablan de grieta? Para que algo se agriete primero tiene que ser una unidad, una continuidad. Acá siempre hubo peronismo de un lado y odio del otro.”
Daniel es escritor e historiador. También publicó "Capitana María Remedios del Valle, madre de la Patria" y "Hossana: los Palotinos en San Patricio" y "Andrés Framini. El peronismo será revolucionario o no será nada", entre otros títulos. Sin embargo, es imposible disociar el crimen de su padre cuando él era un niño de cuatro años de la vocación del joven y la trayectoria del adulto. El nombre de Framini, dirigente textil que fue elegido gobernador de Buenos Aires poco antes del golpe contra Frondizi, surgirá más de una vez a lo largo dela charla.
Ese libro, "El Presidente duerme", aborda la totalidad de los crímenes cometidos por la dictadura en esos pocos días de junio, que totalizaron 31 víctimas fatales. Además de los de José León Suárez, están los de la penitenciaria de Las Heras, los de Lanús, los de La Plata y los del Automóvil Club Argentino. “En el ACA central de Avenida Libetador también hubo muertos, los mató la policía montada, porque un grupo de compañeros fue a intentar transmitir la proclama desde ahí ya que en ese lugar estaba una de las plantas transmisoras más potentes de la época, porque desde allí coordinaban todos los auxilios mecánicos a los socios, las grúas”. cuenta.
Los libros
La misión que Brion se propuso, mucho antes de concurrir a declarar, es la de dotar al relato del sentido político que, según afirma, Walsh omitió al momento de escribir “Operación masacre”. Esta nueva versión del libro, que el juzgado aceptó incorporar al expediente, contiene una separata con el subtítulo "Ideólogos, instigadores y ejecutores", donde constan los nombres y los recorridos políticos de los protagonistas.
Brion señala que Walsh, él mismo lo reconoce, era nacionalista de derecha, y hasta había apoyado los bombardeos de junio: cubrió para la revista Leoplan un homenaje a los pilotos caídos durante los bombardeos de junio de 1955. "Más tarde fue a Cuba y se volvió castrista, posteriormente se integró a las Fuerzas Armadas Peronistas y finalmente a Montoneros. Su recorrido es muy meritorio, inverso al de esos dirigentes que suben al caballo por izquierda y bajan por derecha”. Por eso, agrega, su obra más célebre no ahonda en la militancia peronista de los fusilados. El otro motivo es que Walsh centró buena parte de su trabajo en el relato de Juan Carlos Livraga, "el fusilado que vive", que nunca militó en el peronismo.
A pesar de los años, Brion nunca perdió contacto con Florida y con la militancia peronista de la zona. Su voz se quiebra cuando recuerda a los Lizaso. Uno de ellos murió fusilado en José León Suárez, el resto fueron desaparecidos por la dictadura del 76. “Arrasaron con toda la familia”, recuerda.
La Casa de la Memoria Nono Lizaso, ubicada en Mitre y Malaver, era la Unidad Básica “El combatiente peronista”. Era la básica de esa familia. Allí, entre otros recuerdos valiosos, se encuentra el original del busto del General Juan José Valle, con el que luego se realizaron el molde y las copias, una de ellas se encuentra en su tumba en el cementerio de Olivos y otra en Campo de Mayo. “El arma de Valle era la ingeniería, por eso cuando el general Robero Bendini fue jefe del Estado Mayor del ejército, le pusimos el nombre de Valle a la escuela de Ingeniería", dice Brión. "Allí está el busto, junto a otras reliquias que guardé a pedido de su hija Susana, que temía que se las robaran, como su sable corvo y el Winchester con que logró la rendición de Olivieri en junio del 55”, agrega.